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MADERA DE NIETA

El maestro de la madera de Cesantes: el legado del carpintero José Míguez

La silledense Estefanía Fernández Míguez realiza un inventario de puertas y muebles realizados por su abuelo, uno de los mejores carpinteros de Redondela del siglo pasado

Estefanía Fernández Míguez, en el taller de su abuelo en Cesantes. Xosé Filloy

Las puertas que jalonan la carretera general de Redondela, especialmente de su parroquia de Cesantes, llaman la atención por su estilo uniforme y su amplia gama de colores. La mayoría son de madera, construidas de manera artesanal y con un estilo muy similar. Todas llevan la firma de José Míguez, carpintero y ebanista de Cesantes fallecido hace 38 años, que se labró fama como uno de los mejores del pasado siglo en la comarca. Además de cientos de puertas, de su taller salió todo tipo de mobiliario, como armarios, mesas, sillas, camas, vitrinas, pasamanos o... incluso banquillas, “un artilugio que se utilizaba para proteger las rodillas y evitar mojarse al ir lavar la ropa al río, muy común en casi todas las casas de la zona hace 40 años, pero que, con la llegada de las lavadoras eléctricas, cayó en desuso hasta su desaparición”. Así lo relata Estefanía Fernández Míguez, artífice de la recuperación del legado de su abuelo.

Grupo de puertas con la firma de José Míguez. E.F.M.

Afincada desde hace años en Silleda, en donde regenta con su marido la tienda Mamasunción, ha iniciado una campaña en Facebook para tratar de inventariar las obras de su abuelo antes de que se pierdan para siempre por el paso de los años y la falta de mantenimiento. “Un día dando un paseo me fijé que casi todas las puertas de las casas de Cesantes eran muy parecidas: con barrotes de madera labrada o con detalles de forja artística en el panel superior, y el inferior decorado con cuarterones de estilo castellano, manteniendo siempre la misma línea. Mi madre me dijo que las había realizado mi abuelo, por lo que comencé a fotografiarlas para hacer un registro porque me parecían muy bonitas”, explica Estefanía.

Más puertas obra del desaparecido ebanista. E.F.M.

A raíz de la iniciativa en redes sociales y del artículo publicado en la edición de Vigo de este periódico el pasado 28 de octubre, han sido varias las personas que se pusieron en contacto con ella para informarle de piezas con la firma de José Míguez. “Hemos sabido de un lagar, de bancos de matanza y de múltiples salgadeiras, como llamamos en nuestra zona a la artesa para salar el cerdo –concreta la orgullosa nieta–. Su obra también estuvo en la iglesia de Cesantes, ya que de su taller salió la peana labrada de la talla de la Virgen del Carmen, recientemente reemplazada por otra”.

Banquilla de lavandera. E.F.M.

Convento de Vilavella y lazareto de San Simón

Su madre, María Rosa Míguez, todavía conserva el antiguo taller de carpintería y gran parte de las herramientas de trabajo. “Tenía muchos encargos, no solo de mobiliario, sino de construcciones de casas enteras porque antes todo era de madera, desde los suelos a los tejados. Llegó a tener cinco operarios e incluso se asoció con un albañil de Reboreda para formar una especie de constructora”, detalla María Rosa. Recuerda que en la parte trasera del taller se acumulaban los troncos de distintas especies de árboles y “había siempre alguna gamela, chalana o chalupa de los marineros de la ría aguardando su turno para ser reformada”, apostilla Estefanía. Además de encargos para particulares, Míguez trabajó en actuaciones singulares como la reforma del Convento de Vilavella, la restauración del lazareto de la isla de San Simón, la construcción de bateas de mejillón o el mantenimiento de la Factoría Regojo prácticamente hasta su cierre.

Sillón con escabel a juego inspirado en uno diseñado por Kofod Larsen. E.F.M.

Vanguardias del norte de Europa

“Si bien el mobiliario que hacía para las casas era de un estilo convencional y acorde a la época, en la que imperaban los salones y dormitorios estilo Luis XV y XVI, sillas Reina Ana, etc., también se atrevió con estilos más vanguardistas llegados del norte de Europa, como el midcentury, del que hay varias piezas en casa, como un sillón con escabel a juego inspirado en uno diseñado por Kofod Larsen o una silla que bien podría pasar por una réplica del modelo 31 de Kai Kristiansen”, expone Estefanía. Según le ha contado su madre, “estas rarezas se empezaron a hacer con la llegada del contrachapado y su dormitorio de soltera fue, de hecho, una prueba que hicieron para mirar el resultado que daba ese nuevo material. Es un dormitorio precioso aún a día de hoy y, después de 60 años, está en perfectas condiciones, ya que la estructura era robusta y los primeros contrachapados estaban hechos para durar en el tiempo”.

Cómoda de dormitorio estilo 'midcentury', conservada en la casa familiar. E.F.M.

Desde la óptica actual, cuesta entender como entonces un taller de una pequeña parroquia marinera de las Rías Baixas pudo tener acceso a la vanguardia de los estilos imperantes en decoración interior en el norte de Europa. La propia Estefanía ofrece la explicación: “Los representantes de casas que vendían maderas exóticas y esos primeros contrachapados le dejaban láminas de dormitorios y salones de distintos estilos que él replicaba de la mejor manera para su clientela”.

Silla similar al modelo 31 de Kai Kristiansen.

Silla similar al modelo 31 de Kai Kristiansen. E.F.M.

Es un orgullo que todavía se conserve su trabajo en tantas casas, aunque lo único visible desde el exterior sean las puertas. Por eso decidí realizar un inventario, porque me parecen muy bonitas, guardando la misma tipología, y me da mucha pena que la gente poco a poco las vaya reemplazando por otras modernas de otros materiales y estas de madera acaben en la leña”, lamenta la nieta de José, que reitera el llamamiento a quienes sepan de alguna puerta del estilo de su abuelo que se lo comuniquen a través de Facebook para ampliar el registro.

El taller de José Míguez conserva gran parte de sus herramientas. Xosé Filloy

Colaboración del taller de estudios Fernando Monroy

El Obradoiro de Estudos Locais Fernando Monroy –asociación cultural de Cesantes– baraja crear un grupo de trabajo para recopilar todo el material que sigue en pie, fotografiarlo y catalogarlo para su exposición pública, junto con un audiovisual con testimonios de gentes que conocieron a Míguez o trabajaron con él. “Es un trabajo minucioso que va a llevar tiempo”, reconoce Estefanía, pero considera que “valdrá la pena, porque su huella en la estética de las viviendas ha marcado una época y porque es preciso poner en valor todo su legado”.

Más puertas recopiladas por Estefanía. E.F.M.

La iniciativa de esta redondelana afincada en Silleda ya había recibido la felicitación de la Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural Galego (Apatrigal). “Da gusto llegar a una aldea gallega y ver la huella de un buen carpintero, reproducida en los portales de casas que, aunque diferentes, guardan la misma tipología y los detalles indican que fue el mismo autor”, afirma. Y expresa su orgullo al ver que los vecinos conservan estas puertas artesanales “como oro en paño, ya que hoy son casi imposibles de comprar”.

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