Los aguaceros suben el caudal de los ríos, pero aún no llegan a los acuíferos
Si dejase de llover durante dos semanas, los cauces volverían al nivel muy bajo de hace un mes | En octubre cayeron 273 milímetros de precipitaciones
Tras el paréntesis de ayer, hoy vuelven las lluvias a las comarcas, con una nueva borrasca. A falta de lo que caiga durante esta jornada, en octubre en la estación meteorológica de Lalín se registraron 273,6 milímetros de precipitaciones, concentrados sobre todo en los temporales de la segunda quincena del mes.
Para darnos una idea de la sequía que estábamos atravesando, basta con ver que entre enero y septiembre cayeron 387,2 litros/m2 de precipitaciones, apenas 100 más que lo que llovió solo en octubre. Las trombas de agua mejoraron los cauces de los ríos, pero aún están lejos de hacer brotar los manantiales. El geógrafo Antonio Presas explica que estas lluvias “sí que contribuyen al crecimiento de las fuentes, porque el agua se va filtrando, pero aún no llegó a los acuíferos, que son bolsas de agua más o menos profundas, que suben o bajan en función de la lluvia”.
Tras casi un año sin precipitaciones serias, esos acuíferos están muy bajos, ya que descargaron agua, pero no pudieron recargarla. Presas recuerda que la recarga de un acuífero es lenta, ya que precisa en torno a dos meses de lluvias muy suaves, lejos de las trombas que registraron las comarcas las noches del jueves y viernes. Por eso, aunque veamos cómo han crecido nuestros ríos, “si por ejemplo no volviese a llover en 15 días, volverían a estar al mismo nivel que hace un mes”, calcula Presas. Menciona el concepto de flujo basal, que es el caudal que lleva un río de forma sostenida cuando deja de llover, pero que tiende a bajar.
El impacto de la lluvia en un río tarda en notarse. Así, la estación que mide el caudal del Deza en Ponte Cira, en Silleda, tarda unas 12 horas en reflejar el impacto de una tromba de agua en ese río en Lalín. Ayer a mediodía, este río marcaba un caudal medio de 21,03 metros cúbicos por segundo (m3/s). Pero es que el anteayer llegó a una media de más del doble, de 45,8, debido a esa tromba de la madrugada del viernes al sábado. Los datos del Arnego también nos dan una idea de las precipitaciones: ayer su caudal medio estaba en los 9,26 m3/s, pero es que el sábado llegó a 21.
Problemas para desovar
Ese leve descenso del cauce ya se notaba ayer en el Asneiro a su paso por Botos, donde había maleza de ribera aplastada por la crecida del río. Sus aguas, como las de los otros cauces dezanos, bajan turbias por el arrastre de tierras y quizá también de purines. La fauna piscícola ha sido, sin duda, una de las grandes perjudicadas del bajísimo cauce de los ríos desde la primavera, hasta el punto de que especies como la trucha pudieron tener muchas dificultades para subir aguas arriba y buscar aguas arenosas donde desovar. Y en aguas muy escasas, la trucha puede ser devorada por ejemplares de su propia especie de mayor tamaño. Presas recuerda que durante estos últimos meses “la pesca estuvo viviendo en una condiciones muy estresantes, y en un régimen de charca, no de río”.
Habrá que esperar a la medición de cada martes de los pantanos para conocer los datos de Portodemouros. Los del día 25 indicaban que estaba al 43,7% de su capacidad, con solo 130 hectómetros cúbicos (hm3). Anteayer, sus aguas aún presentaban un tono verdoso debido a la presencia de microcistina, por la escasa movilidad de sus aguas.
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