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Diego de Giráldez | Cartelista de la Feira do Cocido de 2023

“En mi cartel el cerdo estará de pie y con gesticulaciones que no le corresponden”

“También hablo en la obra de Lalín como una de las villas grandes de Galicia que se proyectan hacia el mundo desde su Concello”

Diego de Giráldez con algunos de los cuadros de su exposición de 2021 en Lalín. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

El artista cañicense Diego de Giráldez es el encargado de realizar el cartel de la Feira do Cocido de 2023. Al parecer, tiene la obra muy avanzada y, ayer, recibía la llamada de FARO DE VIGO en su taller de la Ciudad Olívica junto a él. El cerdo, animal totémico de la capital dezana será –como no podía ser de otra forma– el motivo principal de un cartel que está a punto de acabar.

–¿Qué le pareció la elección para ser el cartelista de la Feira do Cocido de Lalín del año 2023?

–Me preguntaron si yo podía hacerlo y tengo que reconocer que me agradó la idea porque Lalín para mí es tierra de artistas, a donde voy desde hace muchísimos años. Conocía mucho la villa por mi relación con Laxeiro. Que me encargaran el cartel, como te digo, me agradó mucho y automáticamente acepté el encargo de esta obra.

–¿Por dónde va a ir el boceto del cartel de la Feira do Cocido?

–El cartel hablará un poco de la simbología de Lalín. Cuando llegas al pueblo hay varias cosas que te llaman la atención como, por ejemplo, que en cualquier rincón encuentras un cerdo o alguna referencia a este animal. Se puede decir que es una localidad que está prácticamente decorada por un animal como este. Además, no podemos olvidar de que se trata de un componente fundamental del cocido de Lalín. Entonces, una de las figuras que llevará la obra va a ser, por supuesto, el cerdo. Lo que pasa es que en una posición nunca vista, que pienso que le dará un cierto atractivo a la composición.

–¿A qué se refiere con que se trata de una representación nueva?

–Se trata de un cerdo que va a estar de pie y con una serie de gesticulaciones que no le corresponden al animal pero pienso que en la obra va a funcionar. Luego hablo en el propio cartel de la proyección del municipio de Lalín al mundo. Creo que es una de las villas grandes de Galicia que se proyectan hacia al mundo. También lo represento en el cuadro desde la institución como es el Ayuntamiento.

–¿Le queda mucho al boceto para tener la forma definitiva?

–Si te soy sincero, ya lo tengo prácticamente terminado y muy avanzado. De hecho, estoy hablando contigo y lo tengo delante mía. Por supuesto, hasta que se presente de forma oficial no lo enseñaré porque todavía le quedan algunos aspectos interesantes por rematar.

–¿Qué opinión le merece la nómina de cartelistas del Cocido de la que ya forma parte usted?

–Soy consciente de la importancia de los autores que antes que yo también ilustraron su Feira do Cocido. Insisto en que Lalín es una tierra de artistas ilustres. Laxeiro era muy amigo mío y después también aparecen otros a los que también conozco como es el caso de Sucasas. Muchos desaparecieron pero tuve la suerte de tratar en vida.

–¿Qué recuerda de su relación personal con Laxeiro?

–En Vigo tuve mucha relación con él pero, después, también fui mucho a Lalín con él. Fue una experiencia increíble a todos los niveles. Sé que hizo cuatro o cinco carteles de la Feira do Cocido y lo sé porque me comentaba que le habían pedido hacerlo y él siempre aceptaba los encargos. Laxeiro era una persona muy generosa.

–¿Es cierto que conoce a José Crespo desde sus inicios en política y su primer mandato municipal?

–Es curioso, pero lo comentábamos el otro día cuando vinieron a mi estudio para pedirme que hiciera el cartel. Cuando él empezó como alcalde en Lalín, en los años 90, hubo una exposición mía en los salones del Museo Municipal de Lalín. Se inauguró por aquellas fechas y fue toda una coincidencia.

–Creo que hasta en dos ocasiones llegó a exponer en el Museo Ramón Aller de Lalín, ¿no?

–Efectivamente, la primera esta que te comento, que fue cuando Crespo fue alcalde por primera vez, y la última hace unos dos años, que también me gustó mucho. La verdad es que es de agradecer que la obra de uno sea tan bien tratada como pasó conmigo en Lalín. La primera también fue de las que inauguraron las dependencias del museo municipal de la localidad.

–¿Qué nos puede contar de su relación con un pintor como Dalí?

–Me inicié con un dibujo más o menos clásico, al que después le añadí un concepto personal; sin querer entrar en el surrealismo, tras conocer a Dalí, profundicé en el mundo NAS. Yo creo que esa relación fue fundamental para que mi obra evolucionase hacia esos derroteros artísticos. Fue fantástico. En 1976 viajé a Cataluña y allí me dediqué a ampliar mis estudios artísticos, además de rodearme de intelectuales, llegando a formar parte de tertulias con críticos de arte y artistas como Dalí o Antoni Pitxot.

–¿Le resultó fácil compaginar escultura y pintura en su trayectoria?

–Me gusta considerarme un multidisciplinar, pero también un escritor, aunque he cultivado fundamentalmente la escultura y la pintura. A nivel formal los críticos de arte dicen que mis piezas, de dibujo y pincelada precisa, hacen que lo representado –sean objetos, animales o personas– adquiera una dimensión transcendente y creo que no están muy desacertados. Me gusta detenerme en la relación del hombre con la naturaleza y en su entorno. Objetos, animales o personas tienen para mi un carácter simbólico y, en ocasiones, surreal gracias a los juegos de escalas. Es algo que se podrá comprobar en el cartel de la Feira do Cocido.

–¿Cómo se tomó que el Museo Thyssen se interesara en su obra?

–La verdad es que me pilló todo por sorpresa. Vinieron a ver mi obra y fotografiaron las piezas que les interesaron, sobre todo les llamó la atención la relacionada con temática animal. Hay que tener en cuenta de que yo empecé a pintar un realismo más tradicional, pero con elementos de la vida de la aldea hasta que llegué a la conjunción de estilos que sigue vigente en mi obra, aunque ahora estoy más centrado en la etapa de “solo color”. Edelio Acevedo, director del Thyssen, se fue muy contento de lo que vio en el museo de A Cañiza.

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