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La Rapa de Calleja

El programa “Volando voy” estrenó su octava temporada con los vecinos de A Estrada y su conocida fiesta internacional como grandes protagonistas

Calleja, en el curro y rodeado de aloitadores, tras cortar la crin a una besta. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

A Estrada tuvo en la noche del pasado martes un cita con el televisor. A las 22.45, una hora repetida a lo largo de la toda la jornada de boca en boca, se estrenaba el primer capítulo de la octava temporada del programa “Volando voy”, guiado por el conocido presentador y aventurero Jesús Calleja. Por delante aguardaban más de dos horas de risas pero también de emociones, aquellas que transmitieron los vecinos elegidos por la productora. Ellos terminaron siendo los grandes protagonistas del programa, con permiso de la Rapa y de las impactantes imágenes del municipio que se mostraron desde los helicópteros.

La primera parada de Calleja en A Estrada dejó el listón muy alto. Sus pasos iniciales lo llevaron a una taberna de la aldea de Pernaviva para conocer la actriz estradense Chelo do Rejo –Consuelo para Calleja–. Esta le habló de su taberna, de su pueblo, de su infancia y de los que ya no están, pero todo con el humor que caracteriza a la estradense y que terminaron cautivando al conocido presentador.

Chelo protagonizó después un vuelo histórico en el programa de Cuatro, ya que el miedo le hizo cerrar los ojos todo el rato. Desde el aire, la tabernera no paraba de dar gritos y de expresar lo que estaba sintiendo en cada momento, todo ello con los párpados bajados. “Es el primer vuelo de alguien que no abre los ojos nunca, has hecho historia”, decía Calleja al finalizar el paseo.

A pesar de llevar los ojos cerrados, la boca estuvo muy abierta durante todo el vuelo, ya que Chelo no ha parado de hablar y de compartir sus experiencias en ningún momento. Ha contado anécdotas de lo más divertidas, pero también se ha emocionado hablando de algunos momentos muy duros en su vida. También realizó un homenaje a todas las mujeres de su aldea: “Todas ellas son poderosas, es una aldea muy matriarcal”.

El siguiente protagonista fue el presidente de la asociación Paulo Vicente, el segundo de los invitados en subirse al helicóptero de Calleja, aunque en esta ocasión sí abrió lo ojos, y mucho. Tras explicar la historia y la tradición de la Rapa en una entrevista en el curro de Sabucedo, llegó el momento del vuelo por los montes en los que viven las bestas. Calleja ayudó en este punto a la agrupación de los animales, un método que Vicente vio aprovechable para la Rapa.

La tercera parada lo llevó a Callobre para conocer a las hermanas Torres Nogueira, conocidas por haberse hecho un hueco en un sector masculino como el de las excavadoras y los camiones. Junto a su madre, protagonizaron también una animada entrevista en la que hablaron de su familia y de su trabajo y que finalizó con Calleja conduciendo una excavadora.

Seguidamente, Calleja regresó a Sabucedo, esta vez con la bajada de los caballos. Al grito de “xente ao monte”, inició un periplo por los montes de la zona junto a vecinos de Sabucedo y a las docenas de personas que colaboran en este trabajo. Allí charló con José Manuel López y Adrián Brea, que le explicaron el proceso de la Rapa y la forma de aloitar.

La siguiente en hablar con Calleja fue la investigadora Laura Lagos, quien le explicó la importancia de esta tradición y de mantener y cuidar a los caballos salvajes, que eran unos. 22.000 en los años 70 y ahora solo 10.000.

El siguiente protagonista fue el escultor Manuel Vilaverde. quien quiso volar mucho antes de participar en el programa y construyó un helicóptero casero a base de madera y cola. Consistía en una mochila y tenía una hélice, sin embargo, aquello no funcionó. El día que quiso estrenar su creación, las hélices fallaron y el artista cayó contra el suelo. Al ver el vídeo del golpe, Jesús Calleja se quedó anonadado: “¿En qué momento pensabas que ibas a volar?”, preguntó. Calleja también quedó maravillado con sus trabajos escultóricos.

Después llegó el turno de cumplir con el deseo de la Rapa de contar con una nueva manga para poder tratar a los animales, algo que el presentador logró con la ayuda del módulo de carpintería del IES Antón Losada Diéguez de A Estrada. Allí pudo conocer algo más del trabajo de la asociación.

Para finalizar, llegó el turno del curro. El programa terminó con Calleja bajando a la arena. Con un “a la mierda, allá voy”, se dirigió al centro de la pista para cortarle la crin a uno de los caballos entre los aplausos del público.

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