Ayer se confirmaron los temores de Compromiso por Lalín y del BNG sobre las obras del CEIP Xesús Golmar: no van a estar rematadas para el arranque del curso, el próximo jueves. Ambos partidos alertaron ya el mes pasado de que no iban a estar listas las dos pérgolas (una en la entrada y otra en el patio de Infantil) así como el patio cubierto, más que nada porque los trabajos arrancaron al remate del curso pasado, pero estuvieron paralizados más de un mes y medio y no se retomaron hasta finales de agosto. En su momento, el ejecutivo local atribuyó este parón al retraso en el suministro de materiales.

El gobierno anunció ayer que antes del día 8 estarán acabadas las cimentaciones de las tres zonas afectadas y también la cubierta de la entrada. Fue al acuerdo a que llegaron los ediles de Educación y de Obras, Begoña Blanco y José Cuñarro, con la dirección y la ANPA del centro educativo así como con la empresa adjudicataria de las obras, Roybas Vázquez, el director de obra y personal técnico del Concello.

Habrá que tapar, además, aquellas zonas que van a utilizar los niños, para garantizar su seguridad. Esto significa devolver a su estado inicial lo que se ha avanzado hasta ahora (había socavones en los patios, por ejemplo) para evitar incidentes. Para el Bloque, esta reposición de los trabajos va a suponer un sobrecoste. Pero lo más grave, a ojos de esta formación, es que las obras se retomen casi dentro de tres meses, el 1 de diciembre.

El gobierno confía en el tiempo soleado

Desde el ejecutivo local se señala que hasta ese mes van a realizarse en el taller las estructuras necesarias, para desde el día 1 poder colocarlas y no interrumpir el desarrollo normal del calendario escolar. La intención es que queden listas el 7 de enero, al regreso de las vacaciones de Navidad. El ejecutivo de José Crespo opta por esa alternativa porque “teniendo en cuenta la buena climatología de este primer trimestre, es adecuado aplazar la continuación de las obras para ese de vacaciones, para que en los meses de invierno esté cubierto el patio”. Que la empresa vuelva a trabajar en diciembre significa que los escolares del Golmar “tengan que estar un mes hacinados en las clases”, ya de por sí masificadas, mientras la empresa acomete los trabajos en los patios. Y esto ocurre justo en el curso siguiente a la desaparición de las restricciones por el coronavirus, cuando los alumnos deberían tener un espacio de ocio para sus recreos.

Debemos señalar que en el Golmar hay 635 escolares matriculados. El portavoz del BNG, Francisco Vilariño, le recuerda al PP que cuando este partido estuvo en la oposición hizo bandera de la reclamación de estas obras. Ahora, con un retraso más que anunciado, “no puede hacerse como si no pasara nada”.

Vilariño pide la dimisión de Blanco

Para el BNG, este retraso en el remate de las obras del Golmar es otro error en la gestión del Concello en estas dotaciones. El portavoz del Bloque, Francisco Vilariño, recuerda que ya no tendría que haberlas asumido la administración local, al ser una competencia de la Consellería de Educación, pero que si Lalín lo hizo fue para “lavarle la cara a Román Rodríguez”, el conselleiro. Ahora, con esa demora hasta el 1 de diciembre, “es la solución más cómica que podíamos esperar. Son como Pepe Gotera y Otilio”. Por ello, en el próximo pleno propondrá la dimisión de la concejala de Educación, Begoña Blanco, y reprende al gobierno local por actuar en esta situación con “desidia, oscurantismo y prepotencia”, ya que insiste en que apenas hubo contactos con la dirección del centro para abordar cómo iban las obras durante el verano.

El ejecutivo de José Crespo, en este sentido, recalca que habrá encuentros con la comunidad educativa cuando sea necesario “para mantener una comunicación constate y anticiparse en la toma de decisiones para velar por el buen transcurrir del curso”. Vilariño, por último, se queja además del “silencio cómplice” de la asociación de madres y padres, puesto que “era más reivindicativa” en tiempo del gobierno de coalición, y recuerda que las obras ya entorpecieron el acceso habitual de los usuarios del campamento estival de Enrédate, que entraban al centro a través de las pistas deportivas del IES Aller Ulloa.