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Sube la demanda de columbarios por ser más baratos que un panteón

A Romea ya contempla estas construcciones en su ampliación | Los funerales civiles todavía son minoría | Las funerarias soportan hasta un 30% de aumento de los costes

Las obras de ampliación de A Romea incluyen tala de árboles y más zonas verdes. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

El camposanto de A Romea, en Lalín está ya inmerso en una ampliación que le permitirá disponer de más espacio para panteones, pero también de una zona de columbarios y de biournas, adaptándose así a una demanda que se arrastra desde hace varios años. Y este interés por un columbario viene determinado no solo porque tiene capacidad hasta para media docena de urnas, frente al único ataúd que permite cada hueco de un panteón o nicho, sino porque resulta además bastante más asequible: 400 euros “frente a los 1.000 o 2.000 que puede costar un panteón”, explica Delfín Taboada, de la funeraria Jesús Taboada e Hijos.

La demanda de columbarios procede sobre todo de “personas que vienen de fuera y no tienen panteón familiar, o gente joven”. Cabe, también, la posibilidad de tener la urna en casas o echar mano de una urna biodegradable, que se desintegra de forma fácil en contacto con el agua o la tierra. Eso sí, está prohibido esparcir las cenizas de un difunto en el mar o en entornos naturales, al estar considerado un delito medioambiental.

Esta demanda de columbarios es mucho más tenue en Tabeirós-Montes- Desde el Tanatorio San Pelayo, en A Estrada, indican que hace unos cuatro años se amplió el cementerio, de forma que por el momento están cubiertas las demandas de un espacio de enterramiento. A modo de curiosidad, en algunos camposantos la zona de la cruz también puede albergar un espacios donde poder meter las urnas con cenizas.

Desde esta empresa también detectan un aumento en los seguros de decesos. Estas pólizas cubren los gastos asegurados al sepelio, como el féretro, el tanatorio, las esquelas, el coche fúnebre y la inhumación o incineración. “La mayor parte de nuestros clientes disponen de un seguro de decesos, y cada vez es más habitual que cubra también a los más pequeños de la casa”, añaden desde este tanatorio estradense.

Menos horas en el velatorio

Al ser preguntadas por qué cuestiones cambió el COVID a la hora del velatorio y del entierro, las dos funerarias consultadas coinciden en que se han recortado los horarios en las salas mortuorias y que queda lejos aquella estampa de duelos multitudinarios. “El gasto en un sepelio suele ser similar al de antes de la pandemia”, explica Delfín Taboada, “pero el coronavirus cambió muchas formas de pensar. Ahora, por ejemplo, cuando fallece alguien ya solo acuden a dar el pésame los familiares y los amigos, mientras que antes también solían ir conocidos. Y no estás en el velatorio horas, como solía ocurrir antaño”, añade. Tampoco se destila en estos tiempos tener un velatorio abierto hasta la madrugada: la hora de cierre habitual está en torno a las 22.00 horas.

Decíamos que los columbarios van ganando terreno poco a poco entre los que carecen de panteón familiar y los que optan por soluciones más asequibles. Hay cuestiones que se imponen todavía con más modestia, como los entierros civiles, aunque hace años ya que sí se celebran. “Hemos tenido casos en que la persona fallecida o la familia no quiere un acto religioso, así que hubo entierros civiles en los que se leyó poesía o interpretó una pieza un gaitero”, recuerda Taboada. Si se opta por un entierro religioso, la primera pregunta siempre suele ser cuántos sacerdotes estarán en la misa de funeral. “Ahí nosotros vamos con las costumbres, hay parroquias en las que solo suele estar el que oficia y en Silleda, por ejemplo, lo habitual es que participen cuatro curas”, indican desde el Tanatorio San Pelayo.

Y si los vecinos optamos por seguros de decesos y columbarios, para reducir ese gasto o ir pagándolo poco a poco, las funerarias, como cualquier otro sector, tampoco son ajenas al encarecimiento de la vida. Los costes de la luz afectan a las cámaras de frío y a los velatorios, mientras que el gasóleo supone un incremento en los coches fúnebres y los desplazamientos. Ni las flores de centros y coronas de recuerdo se salvan de la inflación. Taboada calcula que en algunos casos, como el gasóleo, su subida supone un 30%. “Y está claro que no aplicamos esa subida del 30% a nuestros clientes”, recalca. Tanatorio San Pelayo actualizó sus tarifas meses atrás, pero tampoco sin cubrir la subida de costes. Esperará a finales de año para revisar las tarifas, en función de cómo evolucione la economía durante estos cuatro meses.

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