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Los tecores abren la temporada de jabalí para intentar frenar los daños en el maíz

La especie prolifera y sus incursiones están causando grandes perjuicios en unos cultivos ya muy mermados por la sequía | El calor dificulta también el trabajo de los perros

Cuadrilla de Dozón con los dos jabalíes abatidos en el primer día de la temporada.

Intentar frenar o, al menos, reducir los daños en las fincas de maíz es el objetivo más inmediato que se marcan las cuadrillas de caza de jabalí que el sábado iniciaron una temporada que se prolongará hasta el 26 de febrero. La especie salvaje continúa proliferando en Deza, sobre todo en áreas agrarias, y sus incursiones están causando grandes perjuicios en unos cultivos ya muy mermados por la sequía.

“A nadie le gusta cazar así, con este calor, pero el maíz ya da pena verlo y tenemos que echar una mano”, afirma José Rodríguez, presidente del Tecor de Dozón. “Vamos a cazar en los alrededores de los pueblos, en donde hay maíz y en donde la gente nos llame”, añade el cazador, que señala que ni siquiera hay agua en el monte para que puedan beber los perros. “Los regatos están secos”, afirma.

Su cuadrilla se estrenó abatiendo cuatro ejemplares el fin de semana, a razón de dos por jornada. El sábado cazaron un jabalí en Pidre (O Sisto) y otro en As Maceiras. En fincas de estas mismas parroquias localizaron sendos rastros en la mañana de ayer, con el objetivo de ir a cobrarlos por la tarde. Para la primera tarea se utilizan los perros atraillados, que los cazadores llevan atados para dar con el lugar en donde la presa está encamada. Una vez ubicados, entran en escena los canes de suelta, que se encargan de sacar al jabalí de su guarida y lo acosan para ponerlo a tiro de los cazadores que lo aguardan.

Los cazadores de Dozón repitieron número de piezas ayer, domingo.

El calor dificulta mucho la tarea de los perros y más teniendo en cuenta que es el comienzo de la temporada y todavía no están en forma. “Algunos no han vuelto a salir al monte prácticamente desde febrero”, aclara José Rodríguez, que destaca la valentía y astucia de estos cánidos, que han de moverse en silencio y con total sigilo para no ser descubiertos por la presa. “Cuando se enfrenta a los perros es, normalmente, porque sabe que lo están rodeando”, subraya. Además, en territorios como Dozón, en donde hay presencia de lobo, la dificultad para los canes se acrecienta. “Aquí los jabalíes están más resabiados, porque están acostumbrados a vérselas con el lobo”, sostiene.

Rodríguez detecta un incremento de la población de cerdo salvaje con respecto a agosto del año pasado, al menos en Dozón. “Hay más jabalí, creo que vinieron de otras zonas, porque aquí hay mucha actividad agraria. En O Irixo, Oseira o Piñor no hay tantos cultivos”, explica. Por eso, en su tecor salen al monte desde el primer día de la temporada. “Somos conscientes del problema que tienen los ganaderos y tenemos que apoyarlos”, concluye.

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