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Jesús lópez cuñarro | Inspector jefe saliente de la Policía Local de Lalín

“Lo que más me tiraba de joven era poder ser policía secreto porque era la moda”

“Hoy en día es mucho más difícil ser policía local en Lalín que en una gran ciudad”

Jesús López Cuñarro con uniforme de paseo delante del edificio consistorial de Lalín.

El próximo día 31 Jesús López Cuñarro dirá adiós a 38 años de servicio en la Policía Local de Lalín, de los cuales 34 fueron como inspector jefe del cuerpo. Nacido en 1959 en el lugar de Souto de la parroquia de Xaxán, este hincha del Athletic Club “colgará las botas” después de haber recibido el reconocimiento de sus vecinos. La jubilación lo pilla pensando en sus nietos y en poder cumplir su deseo de viajar.

–¿Cómo está viviendo sus últimos días como policía local?

–Pues lleno de recuerdos. Es algo que siempre tienes ahí en una esquina de la cabeza y es un pensamiento constante, pero supongo que es algo habitual cuando llegas al final de tu vida laboral. La verdad es que el tiempo pasó muy deprisa y me parece increíble que hayan pasado ya estos 38 años.

–¿Siempre quiso ser policía?

–Tengo que reconocer que no. Son circunstancias que surgen en la vida y que haces tuyas pero yo en aquel momento no pensaba en absoluto en eso. Cuando yo era joven estaba muy de moda lo de ser policía secreto y eso sí que me tiraba en aquella época. Pero, claro, las circunstancias familiares no me lo permitían. Entonces, no me lo planteé seriamente porque habría que marcharse a Madrid porque aquí no había academias especializadas en eso. Era una de las profesiones que me tiraba; eso o sino pues entrar a trabajar en un banco, que también era uno de los oficios que estaban de moda también. Yo hice el bachiller y quería seguir estudiando pero era hijo único y mis padres eran bastantes mayores y lo del hijo marchar de casa e irse a estudiar para afuera era casi un trauma. Además, eso quería decir que tu vida iba a seguir siendo lejos de casa, así que no pudo ser.

–Desde entonces hasta hoy la figura del policía local ha mejorado mucho, pero ¿está suficientemente valorado su trabajo en la sociedad?

–Yo creo que todavía nos falta un camino por recorrer para llegar a la valoración que la sociedad tiene hoy en día de la Guardia Civil o la Policía Nacional. Sí es cierto que lo que pasa hoy nada tiene que ver con los años en los que yo entré en el cuerpo, evidentemente. La Policía Local avanzó muchísimo en formación, en preparación y en medios. El ciudadano, pues, cuenta con ella. En la mayoría de los casos es al primer cuerpo que llaman cuando pasa algún suceso. Lo que pasa es que claro todavía existe el tabú de que venimos de aquella época de la imagen del guardia en la calle con la formación justita y regular el tráfico de cuatro coches en el cruce, que eran los que había. Además, las multas no eran efectivas en la mayoría de las ocasiones y tampoco tenías medios para actuar como un verdadero policía. Eras una especie de chico para todo.

–¿Es más sencillo ser policía local en un municipio como Lalín que por ejemplo en una gran urbe?

–Estoy convencido de que hoy en día es mucho más difícil ser policía local en Lalín que en una ciudad. Primero porque la mayor parte de nosotros éramos y somos gente nacida en Lalín, que vivió toda su vida aquí y que, como es mi caso, morirá en Lalín. Hacer esa labor de policía, cuando a veces tienes que llamar la atención a la gente y ya no digamos denunciar o simplemente avisar, siendo tan conocido en tu propio pueblo es muy complicado. Y, después, normalmente en los pueblos los medios son inferiores a los de las ciudades. El número de efectivos es menor. Te ves en una situación comprometida repentina y no tienes muchas veces de qué echar mano. En una ciudad siempre hay más gente de servicio que te apoya en esa situación, tienes más respaldo de Policía Nacional o Guardia Civil, pero tú en Vigo o en Pontevedra surge una situación violenta, inmediatamente pides refuerzos y los tienes. Nosotros en Lalín, a veces, estamos uno solo de servicio, cosa que no debería ser así.

–¿En algún momento de su trayectoria vio peligrar su vida?

–Sólo una vez. Sí que tuve situaciones violentas y enfrentamientos personales o altercados del tipo de forcejear y caer al suelo, pero en ese sentido nunca vi peligrar mi vida. También estuve en situaciones de gente con una navaja en la mano que no era para ti pero te tienes que meter en medio para evitar una pelea para convencerlos. Solamente una vez hace muchos años cuando hubiera un incendio –aún no había bomberos y todo se hacía desde el Concello, estaba José Luis Couto y teníamos algo de medios– en la antigua Ford, en la calle Corredoira, y ardió el taller con los coches y la pintura. Nosotros nos metimos adentro de forma temeraria porque además íbamos sin protección alguna. Al final, salí arrastrándome porque pensé que quedaba dentro. Creo que conseguí escapar de aquello porque entonces era muy joven. Ahí sí que me peligró la vida seriamente pero el resto de veces no fue para tanto.

–¿A qué piensa dedicar el tiempo libre del que va a disponer?

–Seguramente seguiré enredando un poco por aquí con mis asuntos privados y con mi familia. Tengo dos nietos que necesitan mucha atención y, además, se da la circunstancia de que estaban en Madrid y se vienen a vivir para Lalín. De hecho, ya lo están haciendo. Tengo un nieto de 5 años y una nieta de 3, y eso me va a ocupar supongo que bastante. También tengo pensado echar una mano en el negocio de mi esposa y en casa porque tenemos bastante trabajo con la finca. Después, tomar unos cafés y hablar con los amigos espero que con más tranquilidad y más calma que lo hacía hasta ahora. Muchas veces tenías que estar con ellos y rabiando por escapar porque te estaban llamando de cuatro o cinco sitios de los que te estaban llamando. Tomarme la vida con más calma en ese sentido y poder atender mejor a los amigos.

–¿Alguna asignatura pendiente que no haya podido superar por razones de su profesión?

–Me apetece mucho viajar porque es algo me gusta mucho. Hasta ahora, como te puedes imaginar, por el trabajo y las circunstancias familiares tampoco pudimos viajar mucho en casa y espero que no se tuerza nada para poder viajar un poco más. Todo esto coordinado con la ayuda a la familia que te decía, con el tema de los nietos y todo eso. Me gustaría que fuera esto lo que pueda hacer a partir de ahora que es cuando me jubilo: Levantarme por la mañana como todos los días, bajar hasta Lalín un rato, tomar unos cafés con los amigos, echar una mano con los niños y poco más. Nada del otro mundo.

–¿Cuándo está previsto que ceda el testigo en la Policía Local?

–Pablo será mi sucesor en el puesto. Este mes está como jefe accidental y a partir del 1 de septiembre tomará posesión como inspector jefe de la Policía Local de Lalín.

–Espero que se lleve un buen recuerdo del decano de la prensa nacional durante todo este tiempo en el que hemos colaborado.

–Tengo que decir que vosotros me habéis tratado siempre muy bien y os doy las gracias. Yo siempre intenté atenderos lo mejor posible a cualquier hora del día. Lo sabes perfectamente y siempre con humildad y con sinceridad. Cuando alguna os comentaba que no sabía nada de algún asunto era verdad. Yo siempre fui de frente porque es como me gusta ir por la vida. En todos los aspectos de mi vida esa fue mi actitud, aunque a veces sufrí críticas injustas y desproporcionadas. Al final, el que tiene la conducta correcta y adecuada triunfa, y yo creo que en ese sentido triunfé porque me porté bien con todo el mundo, con los que se portaron mejor conmigo, con los que se portaron un poco peor e incluso con los que se portaron realmente mal. Intenté tratar a todo el mundo por igual. A algunos les tuve más cariño que a otros porque evidentemente eso es humano pero nunca le torcí la cara a nadie. En Lalín todo el mundo tiene mi teléfono, todo le mundo me llamaba a la hora que necesitaba y yo creo que en la vida se debe de ser así: humilde y accesible. Eso es con lo que más me quedo.

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