Cartas depositadas directamente en las escaleras, en el buzón incorrecto o incluso en el número de vivienda equivocada. Es la estampa con la que se encuentran desde hace algunas semanas vecinos del casco urbano y también del rural lalinense y que trasladaron al BNG, más que nada porque en varias ocasiones la formación que encabeza Francisco Vilariño ya hizo constar las deficiencias de personal que acusa Correos en Lalín.

Ya en marzo, el Bloque aclaraba que de los siete carteros que reparten en el casco, tres estaban de baja. Ante situaciones como ésta, lo habitual es que los carteros que se encargan del reparto en zonas rurales asuman la labor de sus compañeros que están en esa situación de baja. Y en verano es peor. ¿Por qué? Porque si a lo largo del año Correos no cubre todas las vacantes por bajas laborales, permisos o licencias, en el verano ni siquiera se cubren las vacaciones de todos los trabajadores fijos.

La Unidad de Reparto de Lalín se encarga también de la correspondencia de los municipios vecinos de Agolada, Dozón y Rodeiro. La mayoría de estos carteros se encuentra durante estas semanas de vacaciones, pero como decíamos, no todos son cubiertos por personal laboral eventual. En buena parte de los casos, como indica el BNG, el personal eventual “llega a un contrato sin la más mínima formación y conocimientos de las tareas profesionales que le son precisas” para que puedan organizar de forma correcta sus rutas de reparto.

Al margen de esta falta de formación práctica, el personal eventual por encima se ve recargado “con más tareas de otros repartos de carteros que están vacantes, por baja laboral o también de vacaciones”. Esto, es evidente, conduce a “un deterioro del servicio y de la calidad de entrega hasta límites nunca antes vividos en esta comarca, comenzando por la villa de Lalín y algunas de sus parroquias”, apostilla Vilariño.

Vehículo particular

Para el Bloque, el problema radica en que el gobierno estatal aplica a Galicia unas ratios de población que no tienen en cuenta la tremenda dispersión del rural. Y para más inri, para cubrir todas estas aldeas alejadas entre sí los carteros que operan en Deza cubren el servicio empleando su propio vehículo como transporte. Sobra decir que gran parte de estos trabajadores eventuales desconocen el territorio dezano y el callejero del casco urbano, lo que ralentiza su trabajo en el día a día.

Así las cosas, al no cubrir todas las vacantes y no dotar a la plantilla de todos los medios necesarios, el reparto de correspondencia presenta “una gravísima deterioración del servicio, como ponen de manifiesto las quejas de muchos vecinos y vecinas de las parroquias y de la villa”. Los usuarios trasladaron al Bloque que hay casos en los que las cartas aparecen tiradas en los portales o en las escaleras, en lugar de sus correspondientes buzones. En otros casos, la carta ni siquiera está en el número de vivienda correcto, y esto puede derivar en un prejuicio económico, si tenemos en cuenta que durante estas semanas el ORAL está remitiendo las cartas de pago de impuestos como el IBI, con un periodo de cobranza voluntario que puede quedar sin ejecutar si se extravía esa carta.

Pérdida de calidad

En definitiva, el Bloque se queda de que los ciudadano tiene que soportar esa “pérdida de calidad” en el servicio que presta Correos “por los recortes financieros o presupuestarios de la empresa y la reducción de la plantilla”, cuando esta empresa debe ajustarse a la normativa y prestar un servicio “de forma accesible y eficaz”, recalca Francisco Vilariño.

Este servicio accesible y eficaz se ve afectado por la falta de personal en el reparto del casco urbano y de las parroquias, como vimos, pero también por la reducción en el horario de atención al público en las oficinas. “Por todo ello, no podemos callar por más tiempo y denunciamos esta situación de colapso que estamos sufriendo en el casco urbano de Lalín y en muchas parroquias”, concluyen desde el BNG.