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La segunda vida de Os Bravos do Pelotâo

Esta banda fundada hace más de 30 años por tres primos con raíces en A Estrada regresa para seguir disfrutando de la música

La banda en su última actuación, hace unas semanas en el Náutico de San Vicente do Mar de O Grove.

Platoon es una película bélica de mediados de los años 80, dirigida por Oliver Stone y protagonizada por Willem Dafoe, Charlie Sheen y Tom Berenger. En su versión portuguesa, el nombre del filme iba acompañado del subtítulo Os Bravos do Pelotâo, en referencia a la unidad militar sobre la que se centra esta película ambientada en la Guerra de Vietnam. Tras ver Platoon anunciada en una revista del país vecino e inmersos en el clima irreverente y descarado de los últimos años de la década de 1980, tres primos con raíces en A Estrada decidieron ser “los bravos del pelotón”, y formar una banda de música.

En sus inicios, Os Bravos do Pelotâo era una agrupación formada por Gonzalo Varela, de origen estradense, junto a Antonio y César Pernas, dos chavales de la vecina localidad de Pontevea. Los tres son nietos de Gonzalo Varela Agrelo "Varelita", posiblemente el mejor futbolista estradense de la historia o, por lo menos, uno de los que más arriba ha jugado. Varelita nació en A Estrada en 1914 y tras varias temporadas en el equipo de su pueblo, fichó por el Real Club Celta de Vigo en la histórica temporada 1935-36, en la que el club olívico lograría su primer ascenso a Primera División. Durante la Guerra Civil, que obligó a retrasar el estreno del Celta en la máxima categoría, Varela sería cabo de artillería ligera en Aragón y Levante, antes de regresar a Vigo y convertirse, durante 5 años, en una pieza importante de aquel Celta que disputaba sus primeros partidos en la Primera División de España.

Quizás el carácter guerrero y luchador de su abuelo ayudó a que Os Bravos do Pelotâo no abandonaran la música en sus primeros años. Los tres primos comenzaron a tocar siendo apenas unos adolescentes, aprovechando los días de verano en los que la familia se reunía en la casa que sus abuelos tenían en A Estrada. Allí, en un piso vacío que era de su propiedad, Gonzalo Varela y los hermanos Pernas dieron sus primeros pasos como “bravos del pelotón” y empezaron a hacerse un nombre en la localidad. Durante sus inicios, esta banda componía sus propias canciones, que destilaban un marcado acento punk y que tocaban en diferentes fiestas o eventos. Después de varios años en el candelero, las ocupaciones propias de la vida adulta les obligaron a dejar la música y decidieron desintegrar la banda.

Con la llegada de la pandemia, el aburrimiento propio de los meses de confinamiento les hicieron pensar en una posible vuelta y empezaron a preparar su regreso. Para el nuevo comienzo de Os Bravos do Pelotâo, los tres primos “ficharon” para la banda a dos conocidos suyos. José Sumay, que toca el saxofón y a Xosé Manuel García, que actúa como cantante. De este modo, las dos nuevas incorporaciones se unen a Gonzalo Varela, batería, César Pernas, que toca el bajo, y Antonio Pernas, el guitarrista de la agrupación. En la actualidad reconocen no conservar ese estilo punk de sus inicios, si no que se acercan más a ritmos relacionados con el blues y el rock, versionando canciones de bandas españolas como Gabinete Caligari o Loquillo y de otras extranjeras, como The Police o The Who. Desde que volvieron a reunir el grupo, sólo han actuado en dos ocasiones, aunque esperan aumentar este número de manera generosa durante los próximos meses. De todas formas, tienen muy claro que no dejan de ser un grupo amateur en el que sus integrantes se toman la música como un hobby. Atrás quedaron los años en los que soñaban con llenar escenarios por todo el planeta.

Los años locos de los jóvenes rockeros

En sus primeros años, Os Bravos do Pelotâo vivieron experiencias curiosas dentro del desvergonzado mundo de la música que se gestaba en los tiempos de la Movida. La banda de los Varela casi nunca cobraba por actuar, si no que solían llegar a un acuerdo con la persona que los contrataba para que les proporcionara comida, bebida y cama, a cambio de que ellos tocaran en su local. En una ocasión, después de dar un concierto en una competición de windsurf en Porto do Son, salieron de copas con los organizadores del evento. La sorpresa llegó a la hora de irse a la cama, cuando el hombre que los había contratado los llevó a un prostíbulo para que pasaran allí la noche, pues no había logrado encontrar cama para los músicos en ningún otro establecimiento. En sus primeros años como banda de punk y rock, también resultaba muy habitual que Os Bravos do Pelotâo organizaran sus propias fiestas privadas. Alquilaban un local y cobraban 500 pesetas por entrada. Con este pago, los asistentes al evento tenían derecho a una barra libre en la que podían disfrutar de las peores marcas de bebidas que había en el mercado por aquel entonces.

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