Ser joven y emprender implica inestabilidad en los ingresos, pero también flexibilidad laboral
La capacidad de decisión o crear una marca propia, los atractivos de esta opción | Los trámites administrativos y la incertidumbre suponen los mayores obstáculos | La mayoría dieron el paso tras trabajar por cuenta ajena

De izquierda a derecha: Sabela Arránz, Iris Gestoso, Andrea González y Alberto Rey
Arriesgar no es fácil, especialmente en estos tiempos de incertidumbre, marcados por fenómenos tan inimaginables hace poco menos de un lustro como una pandemia, un desabastecimiento de materias primas, o una guerra en Europa. La crisis económica que se viene adivinando desde hace un tiempo, con la inflación como síntoma predominante, hace que cada vez más, los jóvenes que acceden al mercado laboral opten por posiciones lo más estables posibles, siendo una plaza en el sector público el sueño de muchos, mientras otros se decantan por trabajar por cuenta ajena en la privada.
De hecho, la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) alertaba el pasado mayo de que las cifras de emprendedores menores de 35 años suponían menos del 16% de afiliados, en contraposición a los casi 800.000 mayores de 55 años. De no cambiar esta tendencia, cuando los veteranos entren en edad de jubilación no habrá remesa para equilibrar la balanza. Basándose en esto, la Unión pedía al gobierno mejorar la situación de los autónomos, garantizando los mismos derechos que los asalariados, y regulando los criterios tributarios para que se tenga en cuenta la realidad económica de estos pequeños empresarios, en lugar de centrarse únicamente en la facturación.
Asimismo, las diversas Administraciones, tanto estatal como autonómica, cuentan con líneas de ayudas dedicadas a apoyar este sector y a fomentar las afiliaciones de los jóvenes, como la capitalización de la prestación por desempleo, la tarifa plana para autónomos, ayudas al emprendimiento, que suelen ir de 2.000 a 5.000 euros, o las subvenciones a empresas con base tecnológica. Con todo, escoger este camino sigue siendo una alternativa poco atractiva para iniciar carrera profesional.
Pese a las posibles dificultades, algunos jóvenes estradenses han decidido “echarle valor” y emprender, poniéndose al frente de su propio negocio. Las motivaciones son diversas: algunos se dedican a un sector que requiere este esquema de trabajo. Otros buscan la flexibilidad de ser sus propios jefes, de teletrabajar, o de poner en marcha iniciativas propias.
Poco a poco, las nuevas generaciones buscan su espacio dentro del caótico mercado laboral, partiendo de la base de que no va a ser fácil. Sea el estrés producido por no saber qué ingresos recibirán a un par de meses vista, el desconocimiento de los primeros trámites administrativos, o demás obstáculos, la ilusión por crear algo nuevo, de uno mismo, ejerce de motor para estos jóvenes, que con la mente preparada para la volatilidad, siguen adelante para materializar sus ideas, y seguir sus propios criterio.
En esta línea, cuatro emprendedores de la localidad han compartido su experiencia con este medio, desvelando las vicisitudes del mundo de los autónomos, y reflexionando sobre el lado positivo y negativo de escoger lo que, para muchos, sería el camino largo y difícil.

Ser joven y emprender implica inestabilidad en los ingresos, pero también flexibilidad laboral / Nerea Couceiro
“Siempre sentí curiosidad por trabajar siendo mi propia jefa”
Sabela Arránz tiene 27 años y es autónoma desde febrero de este año, realizando trabajos de edición y traducción de textos para editoriales y otras empresas. Decidió dar el paso tras varios años trabajando por cuenta ajena en el sector editorial de Madrid porque “me empezaron a salir trabajo, y siempre había sentido curiosidad por si podría trabajar siendo yo mi propia jefa”, explica.
Hablando de los obstáculos que se encontró en este proceso, Arránz bromea “el simple hecho de darme de alta de autónoma. El tema administrativo sería la primera dificultad. Y después el hecho de crear tu propia marca”. Con todo, admite que la flexibilidad y la capacidad de decisión son los dos puntos fuertes de esta opción.

Iris Gestoso / nerea couceiro
“Es recomendable tener ahorros, o un entorno que te apoye al inicio”
Iris Gestoso es una manicurista y maquilladora profesional de 25 años que desde hace unos meses empezó a montar su propio salón. Cuenta que “iba a opositar, pero se me pasó el plazo para matricularme. Simultáneamente empecé a tener bastante trabajo de esto, y el centro en el que maquillaba cerró. Así que me pareció que era el momento”.
Para Gestoso “la inestabilidad en los ingresos es lo que más ansiedad me genera”, pero por otra parte “ahora tengo una flexibilidad que de otro modo no tendría”. Ella recomienda dar el paso “siempre y cuando cuentes con ahorros, o un entorno que pueda apoyarte económicamente mientras empiezas, porque genera muchas deudas”.

Ser joven y emprender implica inestabilidad en los ingresos, pero también flexibilidad laboral / nerea couceiro
“Hay mucha burocracia y trabas, pero te permite autogestionarte”
Andrea González, tiene 27 años y es autónoma desde hace menos de uno, cuando creó su marca Planeta Ecco. Comparte que “di el paso porque para ser artesana tienes que ser autónoma. Hay mucha burocracia en España para participar en ferias”. Comparte con los demás testimonios que “el mayor obstáculo es la inestabilidad, pero las trabas son infinitas. Parece que quieran que todos seamos opositores”.
Asimismo reconoce que lo bueno es que “no dependes de nadie, te autogestionas”. Y admite que “si bien me gustaría saber que tengo un salario al mes, la estabilidad también te ata”.

Alberto Rey / nerea couceiro
“Si te va bien, la recompensa es mayor que siendo asalariado”
Alberto Rey, de 31 años, es autónomo desde octubre de 2021. Decidió dar el paso “para ganarme la vida un poco mejor que como asalariado”. Explica que “la mayor dificultad es encontrar clientes al principio y que las ayudas suelen tardar”, pero por lo demás asegura que fue un proceso si demasiados obstáculos.
La ventaja que destaca del autoempleo es “la libertad de organizarme a mí mismo. Si quiero, puedo librar un lunes y trabajar un domingo”, además de que “si te va bien, la recompensa es mayor que trabajando por cuenta ajena”. Para el, el riesgo vale la pena “si eres ambicioso, pero no si necesitas estabilidad”.
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