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Un grupo de vecinos de Remesar crean una asociación que pone en valor la castaña estradense

La sociedad Pro Silvicultura San Cristovo de Remesar comenzó su actividad hace pocas semanas con 8 productores locales afiliados

Miembros de la asociación en un curso que organizaron hace unas semanas.

Un grupo de vecinos de la parroquia estradense de Remesar llevan semanas trabajando en la creación de una asociación que defienda los intereses de los productores de castaña de la zona. La Asociación Pro Silvicultura San Cristovo de Remesar –así denominaron a la entidad– la conforman, por el momento, un total de 8 socios que poseen plantaciones de castaños en la zona. Todos los miembros de la nueva sociedad tienen sus terrenos en Remesar, excepto uno, que explota su souto en la vecina parroquia de Riobó. Aunque todos son vecinos cercanos, la intención de los miembros de la asociación es sumar a más productores y que la sociedad continúe creciendo.

La iniciativa, encabezada por el productor Xosé Ramón Castro, nació con la idea de “crear una cultura de cultivo de la castaña” que ayude a “mantener el monte limpio y cuidado”, a través de una actividad “que no resulte demasiado trabajosa”. Castro, propietario de más de dos hectáreas cultivadas en Remesar, comenzó a interesarse por la producción de castañas hace más de 30 años, tras acudir a varias charlas sobre el tema durante la feria de la Semana Verde en su Silleda natal. En los últimos meses, y después de varios años plantando castaños en la parroquia estradense, varios jóvenes propietarios de la zona comenzaron a mostrar inclinación por el trabajo de Castro y optaron por seguir sus pasos. El precursor de la nueva sociedad manifestó que “este interés” de sus vecinos es fruto de “demostrar que te puede ir bien” plantando hectáreas de castaños.

El presidente de la Asociación San Cristovo señaló que el cultivo de castaña puede ser muy rentable para el bolsillo del propietario, además de deparar múltiples beneficios para el monte. De hecho, Castro reconoció que “hace pocos meses” vendió alrededor de una hectárea de pinos, después de casi tres décadas esperando que los árboles alcanzaran las dimensiones necesarias para ser comercializados como madera. Pues bien, tras años de espera, Castro obtuvo algo más de 1.000 euros, que es “lo que se gana cada año” con un terreno de iguales dimensiones destinado a la producción de castaña.

La castaña, un valor en alza

Tradicionalmente, la castaña siempre ha sido un fruto con gran relevancia para la población gallega. Sin embargo, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, este producto empezó a perder estatus dentro de los hogares de Galicia. Primero, con la sustitución por la patata como alimento base de nuestra dieta, y después, con el cambio de la madera del castaño, tradicionalmente muy utilizada en Galicia, por otras venidas principalmente de África y América.

De todas formas, en los últimos años se está produciendo una puesta en valor de este fruto tan típico del noroeste peninsular. Galicia posee un mercado único al respecto, que está empezando a ser explotado y que cuenta con unas 12 variedades de castaña que poseen el sello de Denominación de Origen, de las 60 o 70 especies que existen en la comunidad. La Asociación Pro Silvicultura San Cristovo de Remesar pretende aprovechar el mercado para que los productores obtengan más rédito por sus cultivos. Desde la sociedad consideran que “hay mucho trabajo por hacer”, pero ya han puesto la primera piedra de un proyecto prometedor.

El retorno de un producto muy cotizado

En los últimos años se está produciendo una puesta en valor de la castaña a lo largo de todo el planeta. En Europa, la mayor parte de la producción sale de países mediterráneos, como Grecia, Italia o España y, según Xosé Ramón Castro, el género cultivado en Galicia es uno de los más demandados. Las condiciones climáticas y ambientales del territorio gallego permiten producir variedades de castañas muy valoradas en todo el mundo. Bien sean frutos de la variedad autóctona, pequeñas y amarillas, o especies híbridas que permiten generar castañas de mayor tamaño, la realidad es que la producción gallega no es capaz de cubrir la gran demanda que existe actualmente. La intención de la Asociación de Remesar es ampliar el número de hectáreas gallegas en las que se cultivan castañas y conseguir mejores condiciones para los productores. En Madrid, el kilo de castaña se vende a 8 euros. En Galicia, por la misma cantidad se pagan alrededor de 1’65 euros.

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