Sabucedo celebra su último duelo

Nervios y expectación copaban ayer en el último curro de esta edición de la Rapa das Bestas de Sabucedo. La llegada de las reses estaba prevista para las 12.00 horas, en cambio se produjo un retraso de 25 minutos, que incrementó la tensión entre la audiencia. Llegaron al fin los equinos, salvajes y dignos, corriendo en manada hacia el anfiteatro del Campo do Medio, acompañados de la niebla de polvo que levantaban a su paso. Se concentraron en el semicírculo en torno a las 200 cabezas, que aglutinadas buscaban hacerse con el medio. Mientras, el presentador del evento, el periodista Pablo Chichas, pedía a la audiencia silencio, para evitar una posible estampida en caso de que los ejemplares se sintiesen amenazados. Una vez se cerraron las puertas, comenzó el espectáculo.

Los aloitadores benjamines fueron los primeros en actuar, separando a los potros de la multitud para guiarlos hacia unas cortes especiales, donde esperarían a que los ejemplares adultos fuesen rapados y desparasitados. Un equipo de unos diez niños y niñas, acompañados por la protección de los aloitadores veteranos, se enfrentaron a los más jóvenes de la manada con destreza y valor. Una vez su labor había terminado, la última rapa de este año dio comienzo. Una treintena de combatientes pusieron en marcha su coreografía ancestral, pasada de generación en generación. Los asaltos se producen en grupos de tres, uno consigue subirse a lomos de la besta, sujetándose a la crin, mientras otro compañero acude desde el suelo a la cabeza del animal y uno más, el veterano, se encarga de que este pierda el equilibrio actuando desde atrás, agarrándolo por el rabo. Una vez la bestia está dominada y calmada, se procede a desparasitarla y a cortarle la seda, que es recogida para usarse posteriormente en otro tipo de objetos.

El combate es intenso, y el público aplaude y vitorea cada vez que los aloitadores consiguen sobreponerse a los equinos. No obstante, los momentos más emocionantes tuvieron tres protagonistas claros: Roi, Hugo y Breixo. Tres adolescentes cuyas edades van de los 13 a los 16 años, que protegidos por sus compañeros, consiguieron hacerse valer en el curro. Afortunadamente, la jornada transcurrió sin accidentes que lamentar, a diferencia del domingo, día en el que se produjeron 38 partes de lesiones, una de ellas grave.

A las 13.40 se rapó la última besta, poniendo fin a esta edición de la Rapa, en la que las ganas tras dos años de parón por la pandemia hicieron posible superar todas las expectativas. En total, a lo largo de este fin de semana se vendieron unas 5.000 entradas para disfrutar de este espectáculo, llegando a completar aforo tanto el sábado como el domingo. Por otra parte, en esta ocasión los fondos recaudados del curro de ayer no serán donados a una ONG, sino que se emplearán para proporcionar mejor atención a las bestas, con la contratación de dos cuidadores a jornada completa, entre otras cosas.