Un saldo vegetativo negativo es el principal problema que tienen los municipios de las comarcas para mantener su población y evitar que la gráfica continúe cayendo de manera más que preocupante. Esta cuestión afecta a todos los concellos de Deza y Tabeirós-Montes, incluso aquellos que son capaces de contener su sangría demográfica y en muchos casos los fenómenos migratorios son clave para compensar el permanente recorte de los padrones municipales.
Otro fenómeno relevante para ver la evolución de los censos son las variaciones residenciales; es decir, los flujos de personas que llegan a un territorio y aquellos que se van a otras localidades. En este caso la situación es favorable, incluso durante el primer año de la pandemia, cuando recalaron en la zona 1.885 personas y compensaron las 1.576 que se fueron. No obstante, hay municipios, los tres dezanos y con severos problemas de pérdida poblacional, que no fueron capaces de resistir y vieron como durante 2020 se iban más individuos de los que pasaban por la casa consistorial para darse de alta en el padrón. Esto aconteció en Vila de Cruces, Agolada y Dozón.
En primer lugar hay que señalar que casi el 25% de las 1.885 personas que llegaron durante el año eran extranjeros; es decir, un total de 453, mientras que los 1.432 restantes tenían nacionalidad española. Las bajas se distribuyen entre 1.328 españoles y 248 foráneos.
Lalín es, una vez más, el municipio elegido por más personas para venir a vivir y las 609 altas compensaron las 357 bajas del padrón. De los nuevos vecinos, 397 eran españoles y 212, de otras nacionalidades.
A Estrada atrajo a 432 individuos (351 españoles y 81 de otros países) y 371 se borraron en su padrón municipal, con lo que el saldo fue positivo en 61. Este balance también fue favorable en Silleda, una vez que según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) hubo 289 altas (216 españoles y 73 extranjeros) mientras que las bajas se quedaron en 260. Vila de Cruces recibió a 116 nuevos habitantes durante 2020, de los que 91 eran españoles y 25 de otras nacionalidades, un número inferior a los 121 que abandonaron la localidad. Agolada es otro ayuntamiento con un saldo residencial negativo al sumar una quincena de ciudadanos de pleno derecho (12 españoles y 3 extranjeros), pero con 49 que eligieron otro territorio para vivir. Dozón sumó 27 habitantes (25 españoles y 2 foráneos) y las bajas se fueron hasta los 38 casos. En Rodeiro hubo una diferencia favorable entre las entradas (51, de ellos 28 extranjeros) con unas salidas que se quedaron en 40.
Forcarei incrementó su masa social en 90 personas (78 españoles) y restó 73. Por último, Cerdedo-Cotobade registra un saldo positivo al ver como se iban 176 individuos, menos de los 256 que recalaban en su territorio, de los que 234 fueron españoles.
Casi 3.000 extranjeros en Deza y Tabeirós
Si a comienzos del presente siglo los nueve municipios apenas superaban el medio millar de foráneos ahora son casi 3.000, es decir, seis veces más en solo dos décadas. R u m a n o s (422), portugueses (387), marroquíes (379), venezolanos (296) y argelinos son las principales nacionalidades en las comarcas. Las personas procedentes de este último país del Magreb superaron el pasado año a los brasileños, que eran entonces los quintos en el ranking. Y esto se produjo porque en doce meses recalaron aquí 32 argelinos más y también merece atención los 35 marroquíes a mayores, mientras que el grupo más numeroso, el rumano, se redujo en una veintena de casos, mientras que el censo de naturales de Portugal no se modificó. Por continentes hay que destacar que Europa aportó menos migrantes durante 2021, mientras que de África llegaron 74 individuos más, de América lo hicieron 45 y 9 más vinieron procedentes de Asia.
Distribución municipal
Ya con los datos oficiales del año pasado la distribución de extranjeros por concello es la siguiente: Lalín (1.488), Silleda (401), Vila de Cruces (133), Rodeiro (71), Agolada (31), Dozón (8), A Estrada (484), Forcarei (52) y un total de 151 residen en Cerdedo-Cotobade.
