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Silleda y Dozón participan en el diseño del protocolo para los daños de jabalí

Medio Ambiente celebra una reunión el jueves | Lalín urge agilizar trámites y lamenta que no permita ya medidas preventivas | Rodeiro solicitará batidas tras detectar destrozos

José Rodríguez, con Manuel Fernández en una finca de Dozón con destrozos, en 2018. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

La jefatura territorial de la Consellería de Medio Ambiente acoge el próximo jueves, día 16, una reunión con sindicatos agrarios y tecores de cara a diseñar un protocolo de actuación ante los daños del jabalí en cultivos. El encuentro servirá para ver qué medidas se adoptan tanto para controlar esos destrozos como para impedirlos.

En la lista de participantes figuran representantes de las sociedades de caza de Dozón y de Silleda, amén de los tecores de A Cañiza, Portas o de la Federación Galega de Caza. Acudirán, de las formaciones sindicales, Unións Agrarias y el Sindicato Labrego Galego. Con este encuentro los asistentes podrán formular propuestas con las que atajar los daños del jabalí, desde la alimentación disuasoria o, en caso de destrozos, el poder abatir crías para que la madre desplace el resto de la piara a otra zona.

Capturas de ejemplares vivos

Esta fue, precisamente, una de las medidas que se tomaron el año pasado, tras la declaración de emergencia cinegética en las dos comarcas, desde el pasado 10 de agosto hasta el 27 de febrero de este mismo año. Se permitió, también , la captura de animales en vivo para su posterior sacrificio, de acuerdo con el proceso marcado por la Dirección Xeral de Patrimonio Natural. También era posible emplear cebaderos de grano en las fincas destinadas a cultivo.

Una de las opciones es que tras esa reunión vuelva a declararse la emergencia cinegética en las dos comarcas y otras áreas de Galicia. Sería la tercera vez, puesto que además del año pasado esta emergencia se hizo efectiva por primera vez en octubre de 2019.

Por ahora, la siembra de maíz ha podido realizarse sin grandes sobresaltos, pero sí se detectan destrozos esporádicos en Dozón así como en Rodeiro, cuyo presidente de la Sociedad Deportiva de Caza e Pesca, Rubén Quintá, anuncia que el colectivo va a solicitar batidas por daños.

En este sentido, desde la Sociedade de Caza e Pesca de Lalín su presidente, José Luis Gil, apunta que en el tecor “aún no hay daños denunciados, pero solicitamos medidas preventivas” como perros atrailados para disuadir a las piaras de entrar en las fincas. Esta petición fue denegada desde Medio Ambiente “porque todavía no hay denuncias”, lamenta Gil. Desde este colectivo se insiste además en la necesidad e agilizar los trámites cuando se detectan destrozos. Normalmente pasan varios días desde que el ganadero comunica los daños para que sean examinados por un agente de Medio Ambiente y la consellería autoriza la batida. Esta agilización de trámites también es demandada desde la Sociedade de Caza, Pesca e Tiro de Silleda. “Dependemos de los trámites, y lo cierto es que sí hay población de jabalí”, indican desde el colectivo. Pese a que la temporada pasada de caza varios colectivos agotaron precintos, la movilidad de este animal y su tremenda capacidad de reproducción invitan a adelantarse a sus incursiones en las fincas.

Menos quemas para caza menor

Desde la Sociedade de Caza de Dozón, José Rodríguez apunta que una buena medida sería adelantar la temporada de caza de jabalí. Así, en lugar de arrancar sobre el 20 de agosto, si comenzase el segundo fin de semana de ese mes se adelantaría a la maduración de la espiga de maíz que es, junto a la siembra, el periodo de mayor riesgo de incursión de jabalíes en las fincas. “Si adelantasen el arranque de la temporada de caza de jabalí, ya no serían precisas batidas por daños”, aclara. Aunque se adelantase la temporada, no afectaría a la época sensible de cría, localizada entre los meses de abril y julio. Las sociedades de caza tienen la opción de parar cualquier actividad, incluidos los entrenamientos, durante dos de esos cuatro meses, siempre que sean dos meses seguidos.

Por otra parte, la meteorología no permitió durante el invierno y la primavera realizar quemas para favorecer la supervivencia de la caza menor y, de paso, evitar que haya zonas de encame de jabalí. Estas quemas suelen realizarse entre los meses de noviembre y marzo, pero prácticamente desde mediados de invierno fue muy complicado acometer quemas por el encadenamiento de semanas sin precipitaciones y con temperaturas muy elevadas para la época.

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