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Las enfermedades mentales, un problema creciente

Un 9% de la población adulta de A Estrada sufre depresión y un 8% ansiedad

Joven con un ataque de ansiedad. | // GUSTAVO SANTOS

El concepto “salud mental” está a la orden del día entre la población mundial, lo que por supuesto se traduce también en el ámbito local. Otras palabras como “depresión”, “ansiedad”, o “suicidio” empiezan también a cobrar protagonismo en los últimos años.

Según datos aportados por el coordinador del centro de salud de A Estrada, Juan Sánchez, a día de hoy en torno al 9% de la población adulta del municipio presenta un cuadro depresivo, frente al 8% que representan los casos de ansiedad, notando un aumento como consecuencia de la pandemia. En cuanto al suicidio, o intentos de, las cifras hablan de unos 65 casos en la última década, de los cuales en torno al 21% se produjeron entre el 2019 y el año actual. Con todo, el coordinador del centro contempla que podría tratarse de un infrarregistro.

Sánchez explica que los principales factores que pueden causar estas afecciones son biológicos, de tipo genético o derivados del tipo de vida, u otras enfermedades orgánicas, sociales, como la soledad, el estrés, o la violencia, y psicológicos, en base a la personalidad del individuo.

Actualmente, el protocolo que se sigue en el centro estradense es el siguiente, “lo primero es hacer el diagnostico, para ello es clave escuchar, preguntar, enjuiciar el cuadro clínico, explorar físicamente, indicar las exploraciones complementarias juiciosas. Tras ello, informar, iniciar tratamiento farmacológico, psicoterapéutico o mixto, y/o derivar a la unidad de salud mental”. El problema llega en esta última fase, cuando se deriva a un paciente a psicología clínica o psiquiatría, pues la lista de espera para citar con estos especialistas es actualmente de un año, con consultas de entre 15 y 20 minutos, espaciadas en períodos de hasta seis meses.

Una estradense que ha decidido compartir su experiencia con este medio, explica que estando de baja con medicación desde diciembre de 2021, todavía no ha tenido su primer encuentro con el psicólogo clínico de la pública.

Así, la atención primaria con los medios de los que dispone, es incapaz de hacer frente y gestionar correctamente los casos que llegan a consulta, lo que generalmente resulta en una pauta farmacológica más larga de lo que a priori tendría que ser. En este aspecto, la psicóloga estradense Marga de la Calle sostiene que “si se pudiese ofrecer el servicio de terapia correcto, no tendríamos una población sobremedicada, que en muchos casos es lo que está pasando”.

Otro factor que entra en juego cuando la sanidad pública no responde es el factor socioeconómico, es decir, esas familias o individuos que no pueden costearse la atención privada por falta de fondos, dejando la posibilidad de tratarse o no a, literalmente, la fortuna.

En cuanto al manejo y detección de suicidios en A Estrada, Sánchez concede que “hay potencial de mejora”. En esta cuestión, la autoridad sanitaria sabe de lo que habla, al haber participado en la elaboración del Plan de Prevención de Suicidios de Galicia de 2017, en la que se recogían medidas que debido a la incoherencia con los medios de los que se dispone, todavía no pudieron materializarse.

Lo cierto es que en lo que se refiere a estos temas queda mucho por hacer, tanto a nivel profesional, como a nivel social. Mientras, el goteo de casos continúa.

El CIM de A Estrada atendió el pasado año 481 consultas

El Centro de Información á Muller de A Estrada atendió el año pasado un total de 481 consultas a 121 mujeres. La concelleira de Igualdad, Amalia Goldar, y la directora del centro, Margarita de la Calle, aseguran que el dato real es todavía mayor, ya que recibieron muchas consultas, especialmente desde la llegada de la pandemia. En concreto, del total, 229 se dirigían a la obtención de asesoramiento jurídico, mientras que las 169 restantes buscaban recibir apoyo psicológico. En este último ámbito, de la Calle explica que la labor del CIM se centró mayoritariamente en ofrecer sesiones de terapia individual para solucionar problemas familiares o de pareja, además de las 54 consultas de víctimas de violencia de género, dos menos que en el 2020. El perfil medio de la persona que suele requerir de los servicios del CIM se centra en una mujer con una edad comprendida entre los 25 y los 65 años, aunque las consultas más habituales las protagonizaron mujeres de entre 25 y 54 años, casadas, con dos hijos, un nivel de estudios primarios, desempleadas y residentes en el centro urbano. La concelleira de igualdad señaló que se trata de un “balance positivo” que demuestra la importancia de esta institución para la ciudadanía estradense. Y adelante que en los próximos meses publicarán un aplicación gratuita con información de interés en materia de igualdad.

Aparecen los primeros efectos de la crisis sanitaria

Que el COVID, la pandemia y el confinamiento iban a pasar factura era de esperar. No obstante, desde el CIM estradense comunican que los verdaderos efectos se están viendo ahora. La psicóloga Margarita de la Calle cuenta que “hasta ahora estábamos contenidos, pero una vez nos dicen que ya podemos relajarnos es cuando florecen estos problemas”. Según su lógica, el impacto de la pandemia seguiría el mismo funcionamiento que un trauma, cuyas consecuencias se manifiesta una vez la situación traumática ha pasado. Con ella coincide el psicólogo Carlos Vila, que añade “hay muchos problemas derivados, la gente tiene claustrofobias, dificultades para socializar, o miedo a relajar las precauciones contra el virus por temor a pasárselo a algún familiar”. Este último es un ejemplo de cómo ha operado el discurso del miedo empleado por medios y autoridades durante la pandemia para apelar a la responsabilidad en la población, creando un importante sentimiento de culpa asociado a la infección y el contagio. Por otra parte, el desconocimiento y los prejuicios asociados a estas afecciones hace más difícil atajar el problema. Ambos profesionales están de acuerdo en que se tiende a subestimar los efectos de estos trastornos. Vila dice que “nadie le dice a un ciego que si se esfuerza podrá ver. Pero con los pacientes de depresión, el entorno tiende a empujarlos a hacer las tareas cotidianas sin entender que ellos sencillamente no pueden”. Mientras, de la Calle sentencia que “la falta de salud mental mata, sea una muerte física, o una muerte en vida. Por eso debemos actuar”.

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