La revisión de los extintores de la casa consistorial lalinense pilló por sorpresa a empleados municipales que, al ver que se estaba comprobando su utilidad en caso de una hipotética emergencia que así lo requiriese, se percataron de que estas revisiones de los equipos debieron hacerse con anterioridad, en concreto en el mes de julio del año pasado. Es decir, transcurrieron ocho meses desde la fecha en la que estos elementos de prevención de riesgos en caso de incendio.

En los extintores se podía ver las fechas de las revisiones desde 2018 y en la última, de 2020, se fijó la obligatoria para julio del año pasado, algo que no se habría hecho.