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“Utilizo la fotografía como un método o una herramienta para perfeccionar mi pintura”

Expone desde este lunes en el Centro Empresarial do Tambre una muestra compuesta por 20 pinturas denominada “Escolma”

Juan Liñares junto a una de sus obras. A la derecha, el cuadro titulado “Cristina na fiestra”.

El Centro Empresarial do Tambre de Santiago de Compostela inaugura el próximo lunes la exposición de pintura titulada “Escolma” de Juan Liñares, un artista afincado en A Bandeira. La muestra se podrá visitar hasta el 25 de marzo, en horario de lunes a viernes de 9.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 19.30 horas.

"Cristina na fiestra" es una de las obras de la exposición. ángel graña

–¿Fue complicado seleccionar una veintena de obras para lo que será su “regreso” a la pintura?

–Quise que todas las pinturas que llevo al Centro do Tambre estuvieran unidas por la temática. Yo practico el realismo y esto tiene mucho de costumbrista. Tengo otras obras que no se ciñen a ese guión, por así decirlo, y entonces no me pareció oportuno llevarlas.

–¿Siempre trabaja a partir de fotografías hechas por usted o en este caso fue algo circunstancial?

–No siempre, pero sí que es mi forma básica de trabajar. La creación de las obras comienza ya en el mismo momento de realizar el disparo con mi cámara. Hay gente que dice que eso es copiar de una fotografía y que no tiene nada de arte. Yo digo que el arte ya lo tienes en la elección del motivo. Tiro muchas fotos, por ejemplo, cuando acudo a a la naturaleza, fiestas o ferias. Descarto prácticamente todas, pero siempre hay alguna que piensas que te puede valer para pintar.

–¿También utiliza fotografías antiguas para inspirarse a la hora de pintar o sólo actuales y contemporáneas conseguidas por usted?

–Desde luego, en esta exposición en concreto hay dos que están basadas en fotografías antiguas de las que extraigo algún motivo y que recoloco en ubicaciones diferentes, con fondos distintos, es decir que hago una especie de fotoshop pero por medio de la pintura.

–También se podrían preguntar que si le salen tan bien las fotografías, ¿por qué prefiere pintar?

–Porque desde pequeño me gustó pintar. Cuando apenas cumplí los 14 años ya había ganado un certamen nacional que organizaba Nutrexpa donde se trataba de plasmar la imagen de una especie amenazada ibérica. Yo recuerdo que había hecho un dibujo de un lobo y fuera de los galardonados. Y siendo aún más pequeño también ganara en Santiago, que fue donde me formé, un certamen de postales de Navidad. Utilizo la fotografía como herramienta, como un medio para perfeccionar mi pintura.

–¿Cómo ha capeado la pandemia el taller de pintura del Centro Cultural Vista Alegre?

–Yo estoy en la directiva de la asociación y me han “otorgado” el cargo de comisario de exposiciones y responsable de las redes sociales, y todos los meses tratamos de organizar una exposición. Desde que se llevó a cabo la ampliación del centro cultural, que nos construyeron una sala de exposiciones muy coqueta y agradecida, tratamos de darle el máximo de uso posible. Con el tema de la pandemia estuvimos parados por razones obvias pero después cada mes inauguramos algo. Ahora mismo, por ejemplo, tenemos una exposición sobre el arte sacro y profano en el ayuntamiento de Silleda.

–De todo ello, ¿qué es lo que más le llena como coordinador y artista?

–Creo que de todo lo que organizamos quizá lo que más destaque es el Dezarte. Fue una idea que se me ocurrió un día y se lo comenté al alcalde Manuel Cuíña, que me decía que era algo muy interesante pero el caso era llevarla a la práctica. Ya llevamos cuatro ediciones, el año pasado no la hubo por el virus, y ese año tenemos pensado hacer la quinta edición con el subtítulo de “non hai quinto malo”.

–¿Es verdad que cada edición suma nuevos participantes?

–Efectivamente. Desde que empezamos el número de participantes no hizo más que crecer. Te puedo decir que la última vez eran ya sobre unos 30 creadores. Se trata de darle visibilidad a los artistas de la comarca, mostrarle al público lo que está haciendo en el ámbito de la creación artística en la zona y forma un poco al público porque en este tipo de certámenes también se puede educar a los visitantes.

–¿Sigue manteniendo su afición por el cultivo de los bonsáis?

–La pintura me tira mucho, pero el bonsái muchísimo más. Me gusta participar en concursos nacionales e internacionales y tengo expuesto en Francia o Portugal, y aquí en España desde Madrid, País Vasco hasta en Asturias. Reconozco que estoy muy metido en esto y soy instructor nacional de bonsáis. Me gusta poner en marcha talleres y realizar demostraciones.

–¿Son aficiones complementarias o no tienen nada en común?

–La pintura fue una cosa que desde pequeño notas que se te da bien cuando vas al cole y todo eso. Lo del bonsái es otro tema. Yo empecé a aficionarme en el año 85. La pintura la tuve aparcada durante muchos años y luego la retomé, y ahora ya llevo bastantes años pintando de nuevo. El arte te permite eso pero el bonsái no porque estamos hablando de seres vivos. No puedes ni un sólo día olvidarte de ellos porque se te morirían.

–Dicen que engancha, ¿no?

–Por supuesto. Cuanto más tiempo llevas metido en ese mundillo mejores piezas tienes. Ya son piezas de precios muy altos. Tengo algunas piezas de varios miles de euros. A propósito, hoy en día le realismo está bastante en desuso en la pintura porque no tiene nada que ver con lo que están haciendo los artistas que hacen arte contemporáneo. Siempre pensé que no deja de ser la base para todo lo demás. Muchas veces, hay artistas que aún teniendo cualidades para practicar un realismo bueno, lo abandonan porque lleva más tiempo el trabajo. El bonsái me proporcionó la paciencia necesaria para poder hacer este tipo de pintura.

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