La calle Waldo Álvarez Ínsua de A Estrada era testigo en la madrugada del lunes para el martes de un incendio en la vivienda de un edificio.
En el inmueble se encontraba la pareja Álex Otero (47) y Ana Guerra (42), que sobre la 01.30 de la mañana se alarmaron al notar el humo. Se levantaron y cuando llegaron a la cocina descubrieron con terror las llamas que salían de la vitrocerámica y ascendían por la campana.
Los inquilinos sospechan que fue precisamente en la vitro donde se originó el siniestro, pues este mismo sábado habían llamado a un técnico para la arreglase después de sufrir esta un cortocircuito, y que la presencia de dos sartenes con aceite sobre la placa ayudaron a avivar las llamas.
Otero, que había trabajado durante tres años en el Centro de Instrucción de Seguridad Interior de la Armada, respondió con agilidad para atajar la situación, utilizando prendas textiles para reducir el fuego (conocedor de que al haber aceite hirviendo no debía usar agua). Una vez las llamas se apagaron, utilizó una garrafa de cinco litros de agua para asegurarse de que la situación estaba bajo control. De manera que cuando llegaron los servicios de emergencias, el incendio ya estaba extinguido.
Si bien Otero pudo mantener la calma y actuar con rapidez, para su compañera Ana Guerra, el suceso le causó tal impacto que desencadenó en un ataque de ansiedad. Todavía ayer, al recordar lo acontecido, se le entrecortaba la voz a causa de la emoción.
Ambos coinciden en que de no ser por los conocimientos de Otero y su resolución, el edificio entero estaría reducido ahora a escombros, “las instalaciones son muy viejas, y hay bastante madera en la estructura, de no atajarlo pronto sería fácil que las llamas se extendieran”, manifestaba el damnificado.
El propietario que les alquila el inmueble es consciente de ello y el martes por la mañana se puso en contacto con ellos de inmediato para agradecerles que evitaran un accidente peor y para ponerse a su disposición en lo relativo a la reparación de los daños, lo cual la pareja agradece.
Finalmente, si bien Otero ha sufrido quemaduras de grado dos en las manos al entrar en contacto con el fuego mientras lo mitigaba, no hay que lamentar más daños que la campana, la placa de inducción y la pared, afortunadamente.
