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Fuga de cerebros en A Estrada

Seis jóvenes estradenses en el extranjero comparten sus experiencias y su perspectiva sobre la emigración actual

La generación perdida, jóvenes altamente preparados que acaban por hacer sus maletas y probar suerte en el extranjero. Este fenómeno no afecta únicamente en ámbitos nacionales, sino que puede observarse a escala municipal. A Estrada cuenta hoy en día con numerosos hijos de la localidad emigrados en países de todo el mundo, al igual que muchos años atrás hicieron sus abuelo. No obstante, esta tendencia migratoria ha cambiado, se ha modernizado. Los jóvenes que parten ahora hacia tierras foráneas no son los mismos que eran antes. Ahora viajan, la gran mayoría, con estudios superiores y conociendo el idioma. Sus ambiciones ya no son simplemente las de ahorrar para volver o proveer a su familia, sino las de crecer personal y profesionalmente.

En esta línea, seis jóvenes emigradas en diferentes puntos del planeta han decidido compartir sus experiencias, aportando un retrato fidedigno de qué significa vivier en el extranjero hoy en día. ¿Cuáles son las partes positivas? ¿Qué les llevó a coger ese avión sin billete de vuelta? ¿Piensan en regresar a su tierra en algún momento del futuro? Son sólo algunas de las preguntas que Nuria, Tania, Cristina, Jessika, María y Catarina tuvieron la amabilidad de contestar.

Desde luego, la pérdida de talento no resulta conveniente para ninguna sociedad, pero sí la amplitud de miras. Hoy están fuera, pero ¿quién sabe si un día deciden volver habiendo aprendido infinitas cosas con las que enriquecer la cultura local?

Nuría García Abollo

“Vivir fuera te ayuda a quererte más a ti mismo”

Nuria García Abollo - Fisioterapeuta

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Nuria García tiene 27 años y lleva tres de ellos viviendo en Dubai, donde trabaja como fisioterapeuta para el Orthocure Medical Center. Cuando se fue lo hizo “por tres razones: en España no había oportunidades de trabajo en las que me valorasen como profesional, con salarios mucho más bajos que la media europea, además quería vivir en un ambiente multicultura, para conocer y aprender de todo tipo de gente y por último, quería enfrentarme a ese reto personal de salir de la zona de comfort”. García asegura que de momento no se plantea volver, pues es feliz en la situación vital en la que se encuentra y afirma que Dubai “es una ciudad que te empuja a ser mejor cada día, a no conformarte y ser ambiciosa”.

No obstante, reconoce que también existe una parte negativa de vivir lejos de casa, “lo peor es echar de menos a la familia y a los amigos, sentirse sólo y no encontrar el apoyo emocional que necesitas”. A pesar de todo, Nuria lo tiene claro, “recomiendo la experiencia, vivir fuera te hace más valiente, más resiliente y te ayuda a quererte más a ti mismo”.

Tania Gerpe Amor

“El salario en casa apenas me daba para pagar el alquiler”

Tania Gerpe Amor - Investigadora científica

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Tania Gerpe Amor, de 25 años, reside desde hace cuatro meses en Nápoles, Italia. Allí colabora en la investigación de cómo aislar y sintetizar agentes antimicrobianos y antitumorales, en la Universidad de Nápoles Federico II.

La estradense decidió irse en cuanto dejó el doctorado en Santiago, tras buscar “todo tipo de trabajos, dentro y fuera de mi ámbito”. Reconoce que “no encontraba nada; o me pedían años de experiencia o el salario no me daba ni para pagar el alquiler”.

Gerpe confiesa que “de momento no contemplo volver, ya que todavía me quedan tres años de contrato y después, ¿quién sabe lo que nos deparará la vida?”. Pese a reconoce que “echo muchísimo de menos Galicia y A Estrada. Me emociono pensando en las cosas pequeñas que antes de irme eran completamente normales pero aprendí a apreciar cuando me faltaron”.

Para ella, “lo mejor de vivir fuera es vivir sin etiquetas”, además disfruta de “conocer nuevas lenguas y culturas”. Tania no se considera emigrada “me considero una chica que para crecer tuvo que irse, pero que tiene la esperanza de volver”.

Cristina Amosa Tato

“No hice nada distinto a lo que hicieron mis abuelos”

Cristina Amosa Tato - Técnica de políticas europeas

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La estradense Cristina Amosa Tato ha pasado en Bruselas tres años de los 26 de su vida. Actualmente trabaja para la Fundación Galicia Europa como técnica de políticas europeas en innovación. El motivo para irse, reconoce, es que “quería mejorar mi francés y aprovechar las oportunidades que había en ese momento para irse al extranjero”.

Amosa echa de menos su hogarm “especialmente a la gente” y reconoce que lo peor de vivir fuera es “sentir que no perteneces completamente a ningún sitio”. Si bien admite que “es una experiencia que recomiendo, porque te cambia la vida. Con cosas buenas y malas, sin duda, pero te hace crecer como persona”.

La estradense confiesa que “no me sentí influenciada para irme, pero después de acabar Periodismo no había demasiadas oportunidades laborales para quedarme”.

Por último, explica que “no me sentí emigrada al principio, pero sí después, cuando ya llevas varios años trabajando en extranjero y la nostalgia golpea más fuerte. Me di cuenta de que no hice nada distinto a lo que hicieron mis abuelos”.

Jessika Valladares

“Fantaseo con un puesto similar pero cerca de casa”

Jessika Valladares - Subdirectora de Hotel Riu

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Jessika Valladares Goldar, de 26 años, vive en Puerto Vallarta, México, desde hace tres años y nueve meses. Decidió irse en “busca de una oportunidad para desenvolverme en mi área de estudio, enfado en dirección de empresas turísticas y también por conocer otro país, con todo lo que eso conlleva”. Tiene claro que “no me quiero quedar fuera, voy a volver a mi tierra, pero aún no sé cuándo.”

Valladares reconoce que lo mejor de vivir fuera es la “independencia personal, tener el control de tu vida”. Pero también admite que lo peor “es la nostalgia y no poder hacer nada en esos días en los que quisieras cerrar los ojos y estar en casa”.

La estradense recomienda la experiencia, “siempre que hablo con gente que aún está estudiando los animo a que hagan algún intercambio”. Ella no se considera emigrante porque “no me fui forzada por las circunstancias, me fui porque quise, pero reconozco que hay similitudes. Nadie sabe lo que se siente hasta que está solo del otro lado del charco”.

Finalmente afirma que “fantaseo con un puesto similar, incluso en la misma empresa, pero más cerca de casa”.

Fuga de cerebros en A Estrada

“Irse no es la respuesta para todos, depende de la persona”

Catarina Barcala - Directora de arte

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Catarina Barcala tiene 25 años de los cuales cuatro ha pasado en el extranjero y de estos, dos en Nueva York, en donde trabaja como directora de arte en publicidad.

La estradense se fue para finalizar el máster y una vez rematado decidió quedarse. Si bien confiesa que “echo de menos Galicia, a mis amigos y mi familia” la joven admite que “no me planteo volver, estoy encontrando mi sitio en el extranjero y me siento cómoda en mi trabajo”. Ella es consciente de que “no encontraría estas oportunidades laborales en casa”, pero no piensa que sea necesario irse para todo el mundo “no recomiendo irse porque no creo que sea la respuesta para todos, depende de la persona y si eres feliz donde estás, ¿para qué cambiar?”.

Ella sí sintió presionada para irse “en mi caso si quería estudiar lo que estudié tenía que irme fuera, no fue una decisión que partiera de mi”. Y reconoce que sí se siente emigrada, “al final tengo mi vida aquí y no me planteo volver. Lo hablé con mi abuela y me di cuenta que ambas hicimos lo mismo, irnos lejos para buscarnos la vida”. 

María Castelao Barcala

“Es una aventura que yo nunca me imagine vivir”

María Castelao - Óptica

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La estradense María Castelao Barcala de 26 años lleva un año viviendo en Bremen, Alemania. Tras finalizar sus estudios de óptica decidió seguir a su pareja, que por trabajo debe permanecer allí por unos años. Actualmente se dedica a aprender el idioma con vistas a establecerse allí por “cinco o seis años”, confiesa.

Castelao comenta que “lo mejor de vivir fuera es la gente que conoces pero sobre todo conocerse a uno mismo”. Ella no se sintió influenciada en ningún momento para tomar la determinación de irse, “si acaso el COVID aceleró la partida”. Y asegura que no encuentra más puntos negativos que “la sensación de sentirte en un limbo del que no sabes muy bien cómo salir”.

Recomienda la experiencia porque “está siendo toda una aventura, yo nunca me imaginé que viviría fuera de Galicia”, algo que bromea, ni siquiera sus familiares y amigos creían posible.

Por otra parte, reconoce que sí existe presión económica, no tanto social, para aventurarse a vivir en otros países, y explica que de haber las mismas oportunidades en su tierra, no tomaría la misma decisión.

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