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“Los fragmentos que faltan para recomponer este puzzle estarían en un muro privado”

El arqueólogo responsable de la recuperación del Altar do Sol destaca la disposición de los particulares para localizar las piedras

Vista aérea del dolmen de Alperiz en su estado actual.

La empresa Arkaios dio por rematada días atrás una nueva fase de intervención en el monumento megalítico conocido como el Altar do Sol, en el lugar lalinense de Alperiz. La Consellería de Cultura buscó con este proyecto que la construcción recuperase su forma original. La sociedad gestionada por el arqueólogo Manuel Lestón Gómez ya había pisado Alperiz en las actuaciones impulsadas por la administración autonómica en 2015 y 2017.

“Tenemos la sospecha de que, igual que uno de los ortostatos apareció en un muro cercano al dolmen, que muchos de los otros fragmentos también se encuentren en ese límite de piedras, pero para poder ver si realmente coinciden y encajan con las partes que están in situ habría que retirarlos e intentar completar el puzzle”. Así resume el científico el que es ahora el principal obstáculo para completar una intervención que diese como resultado la recuperación del elemento funerario tal y como fue levantado hace miles de años. Ahora resultaría un tanto temerario pensar que las partes de un bien patrimonial como este acabasen en una propiedad privada, pero no es infrecuente que hasta hace relativamente poco sí aconteciese. El papel de las administraciones públicas como garante de la preservación de estos bienes también está ahora fuera de toda duda. Pero alcanzar el objetivo antes descrito de recomponer el puzzle mencionado por el arqueólogo no resultaría tan complicado pues, según el propio Lestón, “los propietarios de los terrenos están plenamente colaboradores, son personas muy amables y tratables que dieron todas las facilidades para hacer el trabajo e incluso no podrían ningún problema en revisar todas las piedras y extenderlas para ver si pega alguna más; pero, ya sería un trabajo que no estaba contemplado en esta actuación”, subraya.

Manuel Lestón agarra uno de los fragmentos pétreos.

En relación los trabajos de campo que se prolongaron durante aproximadamente 15 días, el arqueólogo compostelano afirma que se topó con un dolmen de cámara poligonal “de los clásicos que hay en Galicia y bastante bien conservado”. Una vez que el equipo de Arkaios se plantó en el lugar de la intervención detectó, indica Lestón, que había dos ortostatos que podrían complementarse uniendo los elementos que había en un muro anexo y quedaba por verificar si los fragmentos localizados en la zona del corredor interior “darían para reconstruirse”. Esta campaña consistió en el sellado de los ortostatos de la cámara “que estaba claro que pegaban y desde la zona del corredor el objetivo era ver si también era viable hacerlo y los ortostatos coincidían y, paralelamente, comprobar si se podía hacer pegándolos solamente o era necesaria una estructura complementaria”. Las piedras del corredor interior no se llegaron a pegar debido a una inclinación del terreno que no garantizaría su estabilidad en estos momentos. Con todo, el corredor está completo y su recuperación solo supeditada a plantear una actuación que permita preservar su estructura sin riesgos. Ahora solo restaría, para dar esta campaña por rematada, la colocación de elementos informativos a modo de paneles a pie del monumento megalítico declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1974.

Fases anteriores

El departamento autonómico dirigido por Román Rodríguez había financiado en 2015 una intervención con el propósito de profundizar en el carácter, funcionalidad, adscripción cultural y cronología. Ahí se constató que, tras esta excavación, estábamos ante un dolmen de corredor clásico, pero alterado por trabajos de cantería. Dos años después la consellería impulsó otro proyecto. En este caso consistió en trabajos de limpieza de vegetación en el entorno, la realización de un registro fotogramétrico y la restauración virtual del emplazamiento con la finalidad de permitir la correcta visualización y registro de las piedras que componen el yacimiento e identificar nuevos posibles fragmentos de piedras pertenecientes a la cámara megalítica.

La necrópolis, como indicó en varias ocasiones el geógrafo lalinense Antonio Presas, contaba con hasta nueve mámoas, que sufrieron desde pillajes e busca de tesoros hasta destrucciones para reutilizar la piedra en construcciones rústicas o para construir pistas de comunicación entre las aldeas. Se construyeron hace unos 5.000 años y los ortostatos llegaban a los 2,30 metros de altura. Conviene recordar que el conjunto megalítico emplazado en terrenos de la parroquia de Parada se completa con las mámoas Da Cruz y Do Cruce u otras que fueron totalmente arrasadas hace cerca de medio siglo. El dolmen Altar do Sol medía originariamente 2,20 metros de alto y su cámara abarcaba sobre 11 metros cuadrados de superficie.

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