Corren las diez de la mañana en A Estrada y un Policía Local recorre los jardines municipales buscando algo. “Falta un camello”, dice mientras su vista se pasea entre las atracciones y los hinchables instalados en estas fiestas de Navidad en la alameda estradense. Por su supuesto, no hay ni rastro del camello por la zona.

Ya en la plaza del Concello, al frente del consistorio, descubrimos el hueco que ha quedado en la postal navideña dibujada este año en el céntrico lugar. Allí continúan impertérritos los tres Reyes Magos portando sus regalos y uno de sus camellos. Entre unos y otros queda sin embargo un espacio, el que ocupaba un segundo camello tomándose un descanso en el largo camino a Belén.

Estas figuras luminosas fueron las elegidas este año para colocarse ante el consistorio. En años anteriores, la decoración de Navidad incluyó un elemento central más importante en este punto, aunque en esta ocasión, la instalación de una pista de hielo de grandes dimensiones redujo el espacio disponible. Finalmente, los elegidos para confeccionar la postal navideña con las luces del consistorio al fondo fueron los Reyes, aunque con un camello menos por barba.

Los Reyes con sus dos camellos L.D.

Estas llamativas figuran se toparon sin embargo con un problema inesperado. Todo apunta a que algunos vándalos decidieron “secuestrar” uno de los camellos luminosos y llevárselo. La búsqueda por el entorno no arrojó ninguna pista sobre su paradero a pesar de tratarse de un camello de grandes dimensiones y con una estructura metálica. Estaba además anclado al suelo para evitar que se pudiese caer con el viento. Nada de eso impidió, sin embargo, que se lo llevasen.

La Policía Local aguardaba que apareciese, posiblemente tirado en algún punto del pueblo, mientras, Melchor, Gaspar y Baltasar ya hacían números para proseguir su camino con un solo camello para tres.

Finalmente y tras varias indagaciones se descubrió el paradero del camello. En realidad no había sido robado. La empresa responsable se había llevado sin avisar el animal luminoso para realizarle unos arreglos. Por la noche, el camello ya volvía a lucir junto a sus compañeros.