Casi un siglo después, el Kilómetro Cero de Lalín recupera la lámpara cenital que tuvo ya en la década de 1930. La luminaria fue colocada ayer en el marco de los trabajos de humanización de las calles Principal y Joaquín Loriga. Amarrada a tres pivotes, tiene 2,30 metros de diámetro y está suspendida a 8 metros de altura, lo que permite garantizar un amplio radio de acción lumínica al tiempo que ofrece una llamativa y atractiva función estética.