Los negocios del sector turístico son cada vez más conscientes de las potencialidades del Camino de Santiago y su impacto en sus cuentas. La puesta en marcha de albergues privados como complemento a la oferta de la red pública busca sacar partido a un turista que busca posada y fonda en su peregrinaje a Compostela y parte de los concellos de las comarcas tiene el privilegio de estar atravesados por alguna de estas rutas. La Vía de la Plata fue, hasta 2016, la única que transitaba por la zona, en concreto por Deza, tomando Dozón, Lalín y Silleda como ruta de aquellos que realizaban el Camino. En lo que llevamos de año este trazado oficial ha aportado cerca de 4.000 visitantes, con octubre (898) como el mes con mayor volumen de romeros.
En 2016 el Camino de Invierno se sumaba al grupo de rutas oficiales y poco a poco se está asentando como una alternativa, ya no histórica sino real, de aquellos que deseaban sortear las nieves de las elevadas cumbres de O Cebreiro. Se adentra en Deza a través de Rodeiro, después de superar la comarca de Lemos o la Ribeira Sacra, y ya en Lalín engancha con la Vía de la Plata –trazado Sanabrés y Mozárabe– después de atravesar su núcleo urbano desde Lalín de Arriba hasta O Regueiriño. Esta conexión con la ciudad del Apóstol Santiago fue la preferida para cerca de 900 caminantes.
La comarca de Tabeirós busca en el Camiño da Geira e dos Arrieiros –que parte de Braga, ciudad lusa y antigua capital del Reino de Galicia– otra razón más para que el turista conozca sus múltiples encantos. Pendiente todavía de oficialización, ya fue reconocida en 2019 por el Cabildo de Santiago. Con la incuestionable labor del colectivo Codeseda Viva estas dos rutas ya son atravesadas por unas 850 personas al año, con un importante peso de los ciudadanos portugueses. Para la dinamización de estos trazados el Concello de A Estrada organizó sin ir más lejos el pasado mes de octubre un programa de actividades de calle como complemento a un festival musical de dos días de duración.
La gastronomía es una de las razones que deberían atraer a los peregrinos y por eso en algunos concellos gallegos sus bares y restaurantes ofrecen menús específicos para ellos.
