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FLAVIA FONDEVILA PENA nnficha personal | Investigadora de la Universidad de León

“Hay esperanzas para reducir la mortalidad del cáncer de hígado”

La biotecnóloga silledense forma parte de un grupo de trabajo que identificó un fármaco que reduce la resistencia a la quimioterapia

Flavia Fondevila Pena, en el centro de investigación de la Universidad de León.

El cáncer de hígado es el tercero con mayor mortalidad a nivel mundial y, también a escala global, es el sexto en cuanto a frecuencia y se da más en hombres que en mujeres. Dentro de los cánceres de hígado, el hepatocarcinoma es el subtipo más predominante, con un 85% de los casos. Desde 2017 Flavia Fondevila (Silleda, 1994) prepara su tesis de doctorado en la Universidad de León. En la tesis incluye dos estudios sobre un biomarcador que puede ayudar a diagnosticar el hepatocarcinoma, y un fármaco que puede frenar la quimiorresistencia.

–¿Qué síntomas puede tener un hepatocarcinoma? ¿Qué hábitos de vida debemos llevar para evitar esta enfermedad?

–La diagnosis es muy complicada porque un hepatocarcinoma suele camuflarse mucho y se detecta en estados muy avanzados. Pero pueden darse síntomas como ictericia (coloración amarillenta de la piel o de los ojos) o dolor abdominal. Lo ideal es hacer una biopsia. Conforme la persona va siendo mayor, hay más posibilidades de padecerlo. Y hay factores de riesgo, no tanto la hepatitis B o C como la diabetes, la cirrosis o síndromes metabólicos. Es conveniente evitar el consumo de alcohol y de tabaco, así como la ingesta de grasa. Tengo que apuntar que la cirrosis también puede estar vinculada con la grasa.

–Desde 2017, usted trabaja en su tesis doctoral en el Ibiomed, el Instituto de Biomedicina de la Universidad de León. Trabaja con los doctores José L. Mauriz y Javier González-Gallego. Uno de sus descubrimientos ha sido el descubrimiento de una diana terapéutica y la utilidad de un nuevo fármaco que rebaja esa resistencia de las células tumorales.

–Así es. El fármaco por excelencia en terapia es el sorafenib. Fue el primer fármaco aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, en 2007, así como por la Agencia Europea de Medicamentos. Reporta beneficios para la supervivencia, en un tipo de cáncer en el que esa supervivencia a 5 años es sólo del 20%. Fue el primer fármaco aprobado para tratar un hepatocarcinoma en fases avanzadas, y aunque en los últimos años se aprobaron otras estrategias terapéuticas, sigue siendo la terapia estándar. Pues bien, aunque el sorafenib comienza siendo efectivo, a los seis meses aparecen resistencias a este fármaco, por lo que deja de surtir efecto. Es decir, las células tumorales dejan de ser sensibles al sorafenib y siguen siendo malignas.

"Es muy importante la labor de divulgación y de información"

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–Y aquí es donde ustedes investigan qué hay detrás de esta resistencia.

–Así es. Vimos que había un factor de transcripción, el FOXO3 era responsable de esa adquisición de resistencia. El FOXO3 se encontraba en el núcleo de las células como otro tipo de proteínas, controlando cómo se expresaban otras proteínas y regulando la autofagia. La autofagia es un proceso en el que la célula descompone proteínas viejas, dañadas o anormales y otras sustancias, reciclándolos para otras funciones celulares. En el cáncer, la autofagia puede proteger a las células cancerosas, proporcionando nutrientes o impidiendo que los medicamentos las destruyan. En este estudio sobre la quimiorresistencia al sorafenib trabajamos junto a varios doctores de la Universidad KU Leuven, de Lovaina. En otro estudio con investigadores del Ibsal (el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca) realizamos un meta-análisis, con 1.059 casos, sobre la relación entre los niveles de FOXO3 y el desarrollo y pronóstico del hepatocarcinoma. Pudimos ver que la elevada expresión de este factor de transcripción parece estar relacionada con el desarrollo de este cáncer y también con un peor pronóstico. Los pacientes de hepatocarcinoma con tales niveles tienen una menor supervivencia global, es decir, sobreviven menos tiempo. Por eso, el FOXO3 puede ser un biomarcador y puede ayudar a dictar un pronóstico.

"Lo ideal sería hacer terapias individualizadas y análisis genéticos"

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–Durante su investigación sobre la resistencia al sorafenib, entró en juego otro fármaco.

–Sí, el regorafenib. Es un fármaco de segunda línea, mientras que el sorafenib es de primera. Esto quiere decir que el sorafenib se aplica cuando se detecta el hepatocarcinoma, y el regorafenib, cuando falla el sorafenib. Pero se están llevando a cabo estudiando para poder aplicarlo ya en las primeras veces, para prolongar la supervivencia global, porque vimos que consigue rebajar el nivel de FOXO3 y la autofagia. Así que desencadena la muerte de las células cancerosas.

–Gracias a investigaciones como la suya y la del equipo al que pertenece, seguro que, en un futuro, se reducirá la mortalidad del cáncer.

–Hay esperanzas para reducir la mortalidad, pero es que el diagnóstico es muy complicado, como decía. Lo importante es seguir buscando dianas terapéuticas, y medidas que prolonguen la eficacia de las terapias. Lo ideal sería hacer terapias individualizadas y también análisis genéticos. Pero tenemos que pensar que hace décadas el VIH era tremendamente mortífero, y ahora ya no es así. Es muy importante, también, la labor de divulgación y de información.

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