Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las granjas incorporaron 60.200 nuevas plazas de porcino de cebo en cinco años

Rodeiro lidera el incremento, con 21.130 puestos más E El aumento es muy sutil en reproductoras, con solo 1.036 nuevas madres en las explotaciones de las dos comarcas

Lechones en una granja de porcino de A Torre, en la parroquia de Guillar.

Deza ya no es solo una potencia en producción láctea (Lalín figura como el tercer concello de Galicia con el volumen más alto, 60.000 toneladas al año). Desde hace años, sea por la eterna crisis de precios del sector lácteo o por la demanda de carne de porcino (sobre todo desde el mercado chino), hay una auténtica vorágine de ampliación de granjas y de altas de nuevas explotaciones tanto en esta comarca como, en menor medida, en Tabeirós-Montes.

En 2015, según los datos del IGE, en Deza había 276.788 plazas de porcino de cebo. En 2020 la cifra se disparó ya a las 332.059, de modo que en cinco años las explotaciones cuentan con 55.271 plazas más. Entre A Estrada y Forcarei el crecimiento ha sido más modesto: pasan de las 12.697 a las 17.652, ganando así 4.955 plazas. Con estos datos, resulta que en cinco años las granjas porcinas de las comarcas disponen de 60.226 nuevas plazas para cebar lechones. El incremento de plazas en reproductoras ha sido bastante más puntual, con solo 1.036 nuevas en Deza, que pasa así de las 13.447 a las 14.483. Y ese nuevo millar de madres se localiza en granjas de Cruces (1.014) y Lalín (22).

Cerca de los 100.000

Por municipios, sorprende la escalada de porcino de cebo en Rodeiro, que en cinco años incorpora 21.130 nuevas plazas y llega ahora a las 99.495. Le siguen las 12.989 nuevas en granjas de Lalín, que así disponen de 73.783 en total. En cuanto a Agolada, desde 2015 habilitó 12.143 nuevas plazas de cebo, y ahora contabiliza 22.295. El crecimiento de las granjas de Dozón y Silleda ha sido menor, con 4.996 y 3.508 nuevas plazas, respectivamente. Pero es que Dozón llega así a las 64.133 puestos totales y Trasdeza, a los 67.173. Para rematar con Deza, las explotaciones cruceñas disponen de 5.180 plazas en total, tras haber incorporado 505. En cuanto a Tabeirós-Montes, Forcarei pudo incorporar en cinco años 3.829 nuevas plazas para lechones de cebo, así que en 2020 llegaba ya a las 8.706. Por lo que concierne a A Estrada, dispone de 8.946 plazas, tras haber ganado 1.126.

Como vemos, Rodeiro encabeza cómodamente la producción de carne de cerdo, además de liderar el incremento de nuevas plazas. Una de las explotaciones que amplió su producción fue la de María José Vázquez y su pareja, Camilo González. Ella explica que “comenzamos en 2007, y hasta 2020 tuvimos capacidad para 1.500 cerdos. Aumentamos la producción en un millar más”, lo que supuso una inversión de 300.000 euros. La familia de María José Vázquez tenía, y tiene, una granja de vacas de raza Rubia Galega, pero la pareja se decantó por una granja de cerdos dado que la familia de él ya se dedicaba antaño a criar y cebar en casa, para venderlos después en mercados.

María José Vázquez, en su explotación porcina de A Torre, en Guillar.

El inmueble pertenece a María José Vázquez, pero trabaja con una integradora que les trae los lechones. Los animales se ceban en la explotación durante cuatro meses, y ahí vuelve a recogerlos la integradora. La granja recibe al mes un dinero por el cuidado de los animales. Con este sistema, pueden tener hasta tres ciclos de cebo al año.

Obras

Recuerda que la automatización ha cambiado mucho el sistema de trabajo. “Antes había que dar toda la alimentación a mano”, explica, para recordar también que el sector pasó una época mala, “en la que los gastos eran superiores a los ingresos”. También ve con preocupación el futuro, dado que China está recuperando su producción interna y, por tanto, recorta cada vez más la carne importada. Y en estos 14 años, las granjas también tuvieron que someterse a reformas. “Nosotros tuvimos que modificar muchas cosas. Al principio, cuando comenzamos, metimos mucho hierro en la infraestructura, y ahora lo cambiamos por inox. Todo eso encarece”, apunta.

Sobre la posibilidad de diversificar su producción y abrir una línea de porcino en ecológico, esta vecina de Rodeiro explica que resulta difícil por las normas del Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica (Craega) y porque cualquier explotación de cerdo en extensivo precisa “muchísimo terreno”.

Según datos del Ministerio de Agricultura difundidos este verano pero relativos a 2020, en todo el estado solo existen 162 granjas de porcino en extensivo. De éstas, 64 se localizan en Andalucía, 32 en las Islas Baleares y las 20 restantes, en Galicia. Eso sí, por volumen de cerdos cebados en libertad, la comunidad gallega lidera la lista, con 10.666 animales. En esta cifra se incluyen los 320 de la finca que tiene la cooperativa Avega en O Marco (en Siador, Silleda). La explotación comenzó a funcionar a comienzos de 2020, con 110 cabezas, y ya tiene tramitada ante la Xunta una ampliación a las 480.

Avega, a por los 480 cerdos libres

Alfonso Vence, en una imagen de archivo con sus cerdos de la finca de Siador. Bernabé/Javier Lalín

“Si tuviese lechones suficientes, podría vender hasta 200 cerdos cebados en ecológico al mes”. Alfonso Vence, de la cooperativa Avega, explica que la demanda de cerdos criados en libertad es tal que su empresa podría cubrir un consumo de 3.000 canales al año. “Ahora mismo, tengo un cliente en el sur de España y dos en Galicia, y ya agotamos existencias”. La carne de estos cerdos puede comprarse también en la carnicería de Agolada, donde los clientes incluso hacen reservas con una semana de antelación. “Llegan pedidos incluso de Santiago”, apunta Vence.Los lechones, cruce de Duroc con Landrace, llegan a la finca de 32.000 metros cuadrados (Avega está preparando otra parcela de 4 hectáreas) con unos dos meses de edad y un peso de entre 22 y 25 kilos.

Suelen estar en la parcela unos cinco meses más, hasta alcanzar los 110 kilos en canal. En intensivo, los animales suelen estar en la granja unos tres meses, apunta Vence. “Es un crecimiento más lento que en una granja convencional, por eso el consumo de alimentación es más alto” y a base de pienso pero elaborado con trigo, maíz y soja”. Al ser preguntado por la amenaza del jabalí y de la peste porcina, recuerda que la finca cuenta con una valla electrificada, que impide cualquier salida de los cerdos o cualquier contacto con otro animal.

Compartir el artículo

stats