Ocurre con la fruta, así que por qué no va a pasar lo mismo con el maíz. Si hay peras idóneas para hacer compota dulce y patatas que saben mejor fritas que cocidas, es lógico que existan también variedades de maíz que pueden ser excelentes para producir espiga y otras, sin embargo, den mejores resultados si se destinan para alimento en silo.

Esta cuestión se investiga desde hace tiempo en la cooperativa Cobideza. La semana pasada, organizó una visita a un campo de ensayo de maíz forrajero en Vila de Cruces. Hoy, a las 12.00 horas, organiza junto a Soaga y Euralis una actividad similar, pero en una parcela del lugar de Mato, en la parroquia lalinense de Cercio. La asistencia es libre para los socios y socias de la entidad.

Resistencia a la sequía

Durante la estancia en la parcela, se analizará el rendimiento y calidad de la siembra en dicha finca, y se pondrá en conocimiento de los asistentes con mayor detalle las variedades que presentan mejores condiciones sanitarias, mejor adaptación al terreno o la resistencia a la sequía. Cada variedad de maíz plantada aquí también proporcionará datos en relación a la producción de almidón o a la capacidad de producción.

Como explicó la directora comercial de Cobideza, Patricia López, estas jornadas son muy importantes para dar a conocer entre los ganaderos las variedades que mejor se adaptan a sus producciones. López recordó que el maíz es un cultivo fundamental en la alimentación de las vacas de leche, dado que les proporciona una de las principales fuetes de energía. En la presente campaña Cobideza aguarda obtener unos buenos resultados en cantidad y calidad.

Por otra parte, la cooperativa también apuesta desde hace tiempo por cultivos alternativos que soporten tanto los periodos de sequía como las incursiones del jabalí. De ahí que cada vez sean más comunes en la comarca las plantaciones de girasol y, en menor medida, de sorgo. Este cultivo tiene además la gran virtud de que puede rebrotar tras una caída de granizo.