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Mujer tenía que ser

La estradense Tania Gerpe Amor obtiene una de las codiciadas becas de investigación que llevan el nombre de Marie Curie, que le permitirá proseguir su proyecto científico en el campo de la elaboración de antibióticos

La estradense Tania Gerpe Amor.

No hubo mejor ejemplo que Marie Curie. Ella guardaba la llave para abrir una puerta que, para muchas, siempre estuvo cerrada. Tenía la llave, pero también el talento. Fue la primera persona en ganar dos premios Nobel y destacar en un campo que siempre estuvo reservado a los hombres: la investigación científica. Con ella empezó a cambiar todo. Dio a las generaciones futuras un referente y un antecedente. No solo fue la científica que descubrió la radioactividad, sino también la mujer que dejó la puerta abierta. Por ella pasa hoy la estradense Tania Gerpe Amor. A sus solo 25 años acaba de conseguir una de las prestigiosas y codiciadas becas que llevan el nombre de Marie Curie, en su caso para continuar su investigación científica en el campo de la elaboración de antibióticos contra bacterias resistentes.

A Tania siempre le gustaron las ciencias. Sin embargo, reconoce que no tenía “clarísimo” hacia dónde encaminar su formación profesional, quizás porque de pequeña “no sabía qué impacto podría llegar a tener la investigación”. Pero, como todos, también ella fue encontrando su camino, con una importante escala en Santiago donde, después de terminar sus estudios universitarios, hizo un máster en Química Orgánica. Sabía que quería continuar por la rama de la investigación y a ella dedicó dos años en Compostela en el arranque de una tesis doctoral que finalmente decidió abandonar. Y fue en uno de esos momentos en los que uno se cuestiona todo cuando la oportunidad, esa que estaba esperando, llamó a su puerta.

Tania tuvo que superar cinco entrevistas para llegar a sentir la ilusión que en estos momentos la inunda. La competencia es mucha. Eran muchos los candidatos a conseguir una de las becas para la que ella fue escogida y pocas las oportunidades. Sin embargo, finalmente fue seleccionada para continuar su investigación sobre el diseño de antibióticos, un proyecto científico que la lleva a preparar las maletas para desembarcar en Nápoles dentro de tres semanas. Aquí comenzará su nueva vida.

Una oportunidad

Esta estradense destaca que Italia, sobre todo Bolonia y Nápoles, es un país muy ligado a la investigación farmacéutica. Presentó sus méritos y el trabajo realizado hasta el momento, siendo finalmente seleccionada para una beca predoctoral, de manera que, después de estos tres años de contrato, terminará doctorándose en algo que le apasiona, aunque tenga que ser tan lejos de casa.

En este sentido, Tania señala que en España la investigación no resulta fácil. “Hay poca inversión en I+D+I en ciencia y la gente se tiene que marchar”, explicó Gerpe Amor, que reconoce que esta oportunidad le brindará la ocasión de hacer currículo, aprender idiomas y conocer otras culturas, viendo en ella la ocasión para abrirse puertas profesionales que, de otro modo, no estarían a su alcance.

Su aventura ya ha comenzado, aunque será el 17 de octubre cuando vuele a Nápoles. Con la emoción de haber sido seleccionada, esta estradense busca ahora vivienda en la ciudad italiana. Reconoce que no le está siendo una tarea sencilla, pero no se amilana y está muy lejos de desanimarse.

En cuanto al papel actual de la mujer en la ciencia, Tania considera que se está siguiendo la estela correcta, aunque no deja de reconocer que, “a nivel jefes” todavía hay “demasiados hombres”. “Hay muy poca mujer que esté en el campo y sea pionera. Todavía es un terreno muy de hombres”, apunta.

Esta joven estradense saca músculo para seguir adelante y demostrar lo que vale. Está decidida a enfrascarse en el laboratorio para conseguir avances frente a las bacterias multirresistentes. “Intentamos reconocer a través de una proteína cuál es el mecanismo por el que entran en el organismo estas bacterias”, simplifica. Le queda un largo camino por delante, lleno de esfuerzo y dedicación, pero también de éxitos. Marie Curie dejó la puerta abierta. Solo tiene que avanzar y no pedir permiso para entrar.

Premios nacionales: diez categorías con nombre de varón

Las redes sociales hirvieron estos días de indignación después de que el Boletín Oficial del Estado (BOE) recogiese la convocatoria de los Premios Nacionales de Investigación. Los galardones tienen como pretensión reconocer el mérito de aquellas personas investigadoras españolas que estén realizando una labor destacada en sus respectivos campos científicos que contribuyan de forma relevante al avance del conocimiento y el progreso de la Humanidad. Hasta aquí todo bien. El problema es que las diez modalidades de estos premios tienen, de principio a fin, nombre de varón. Es fácil de comprobar. Las categorías escogidas llevan el nombre de Blas Cabrera, en el área de Ciencias Físicas, de los Materiales y de la Tierra; Enrique Moles, en el área de Ciencia y Tecnología Químicas; Alejandro Malaspina, en el área de Ciencias y Tecnologías de los Recursos Naturales; Julio Rey Pastor, en Matemáticas y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones; Juan de la Cierva, en el área de Transferencia de Tecnología; Gregorio Marañón, en Medicina; Ramón y Cajal, en Biología; Leonardo Torres Quevedo, en Ingenierías; Pascual Madoz, en Derecho y Ciencias Económicas y Sociales y Ramón Menéndez Pidal, en el área de Humanidades.

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