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Mónica rodríguez pérez | Palmera residente en Lalín

“En la erupción de La Palma no es sólo que pierdas tu casa, también todos tus recuerdos”

“Me consta que mi familia se ha quedado sin alguna finca estos días pero eso es lo de menos; ninguno se plantea dejar aquello”

Mónica Rodríguez permanece atenta a las noticias que llegan de su La Palma natal. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Tras una semana de erupción, las coladas del volcán de La Palma continúan con su avance inexorable hacia el mar donde los expertos esperan que lleguen pronto. Mónica Rodríguez Pérez es una mujer nacida en esta isla canaria que lleva 19 años afincada en Lalín y que mantiene un contacto diario con sus familiares preocupada por la situación. La palmera explica para FARO sus vivencias a 2.400 kilómetros de distancia de los suyos.

–¿Qué fue lo que trajo desde La Palma a tierras gallegas?

–Vine por tema de trabajo del que era mi pareja entonces. Me quedé aquí porque mis dos hijos estaban estudiando en Lalín y en Santiago la universidad. De hecho, los dos estudiaron de pequeños en Lalín. Mi hija nació en Canarias pero vino con dos añitos para Galicia porque antes estuvimos viviendo en Noia durante un tiempo. Mi hijo sí que es gallego cien por cien.

–¿De qué parte de La Palma es?

–Mi familia y yo somos del norte de la isla, de un pueblo llamado San Andrés y Sauces. Aunque es un lugar que no está cercado por la lava pero yo tengo familia por toda la isla. Date cuenta de que estamos hablando de un territorio pequeño donde está mi madre, mi hermano y el resto de los muchos amigos que tengo allí. Es una isla pequeña donde todo el mundo tiene a alguien en una zona o en otra.

–¿Cuándo fue la última vez que estuvo visitando a su familia?

–Fui hace dos años. Yo suelo ir de forma regular o viene mi madre aquí. El verano pasado con el tema del COVID pues vino ella por ejemplo a visitarnos. Además, yo no podía ir por asuntos de trabajo.

–¿Cómo se encuentra la gente que conoce en La Palma?

–La cosa está muy mal. Una cosa es lo que se ve en los medios y lo que comenta la gente, y otra es el sentir real de las personas. Te puedo decir que esta misma mañana (por ayer) me llamó mi madre por teléfono y a pesar de estar en el norte de la isla me hizo una vídeo llamada en la que se la podía ver limpiando la azotea de su casa completamente cubierta de ceniza. Estaba con mascarilla y gafas de pantalla porque es lo que les recomendaron las autoridades. Allí la gente tiene mucho miedo. Por lo visto, el volcán dejó de echar lava y los especialistas en el tema están alertados porque cuando paró el volcán se detectaron seísmos más al sur de la isla, en Fuencaliente, y el temor que se abra por esa zona y empiece a escupir lava en ese punto.

–¿Recuerda algo parecido cuando vivía en su pueblo de La Palma?

–Yo no, mi madre sí. En el año 71, cuando fue lo del Timanfaya, mi madre lo vivió también allí. Esto es peor en sentido de que lógicamente con el paso de los años la población creció mucho en toda la isla. Sí te puedo decir que, aparte de estar dolida por lo que está pasando la gente, luego está lo que escuchas en televisión. Cosas estúpidas de gente que se pone a discutir por cuestiones que a la gente que somos de allí nos duele mucho

–¿A qué se refiere?

–Hablo de, por ejemplo, esa gente que se pregunta cómo es posible que se les ocurriera construir encima de un volcán. ¡Por Dios, es un volcán reciente que no existía! Vamos a ver, La Palma es una isla volcánica y es una isla de todas la que más actividad volcánica ha tenido siempre. Escuchas estupideces de este tipo o como cuando le preguntan a la gente qué se siente al haberlo perdido todo. Es increíble.

–¿Su familia ha perdido alguna propiedad durante la erupción?

–Me consta que mi familia sí ha perdido alguna finca en estos días. Eso es lo de menos porque hay quien ha perdido todo. Estoy de acuerdo con los que han manifestado que no es sólo haber perdido tu casa, es que pierdes todos tus recuerdos como las fotos de boda, las fotos de tus hijos, el sitio donde naciste y te criaste. Y, luego el miedo porque no se sabe lo que va a pasar. Esto no es algo que suceda a corto plazo.

–Se contempla una partida importante de ayudas oficiales...

–Todos sabemos cómo va el tema de las ayudas. No es algo que llegue ahora mismo porque es de sobra conocido que todo el tema de burocracia y papeleo se ralentiza mucho en estos casos. Hay que tener en cuenta que la gente está viviendo de prestado en casas que no son las suyas y en polideportivos acondicionados para la ocasión.

–Ha habido polémica, también, en el asunto de los alojamientos. ¿Qué opinión le merece?

–No me gusta meterme en temas de política pero cuando fue el asunto de la gente que llegó en pateras al archipiélago, directamente los alojaron en hoteles de cuatro o cinco estrellas. Mientras tanto, los míos están alojados en un polideportivo con una persona desconocida respirándole al lado sin intimidad. Metieron a gente con niños junto a mayores y es algo que hay vivirlo para poder apreciarlo.

–¿Tiene pensado a corto o medio plazo viajar hasta la isla para poder estar con sus familiares?

–De hecho, iba a ir pero está el tema del aeropuerto, que unos días está operativo y otros no. La ceniza es la que determina si finalmente puedes o no volar hasta la isla, así que me imagino que aún tardaré en poder coger un avión para ir hasta mi tierra. Ahora mismo hay varias compañías que han suspendido los vuelos a La Palma. La única vía de entrada y salida, por lo menos hasta hace un par de días, es por mar. Y el servicio está completamente saturado, aunque lo han reforzado con más barcos y más rutas para que la gente pueda salir o entrar de la isla.

–Después de lo sucedido, ¿su familia valora el abandonar la isla?

–De ninguna manera. Ellos son de allí, adoran aquello y bueno los que son mayores ya vivieron lo del Timanfaya y ni se lo plantean. Tienen allí su vida, sus negocios y su trabajo. Sí es cierto que los jóvenes estudiantes de las familias de la isla han tenido que dejar el lugar porque, aunque es un sitio muy bonito, tienes sus limitaciones precisamente por su carácter insular. Es normal que las generaciones más nuevas intenten salir de la isla para poder buscar un poco otro tipo de cosas diferentes. Sin embargo, la gente de siempre no se marcha porque como te digo allí tienen su proyecto de vida.

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