Las infraestructuras pendientes del CEIP Xesús Golmar –dos pérgolas y la cubrición del patio de infantil– se demorarán hasta mediados del próximo año con la Semana Santa como tope para la ejecución de las tres obras. Así lo indicó ayer en pleno la edil de Cultura, Begoña Blanco, en la aprobación unánime de una modificación de crédito para volver a sacar a concurso un proyecto que había quedado desierto.

La edil y el alcalde, José Crespo, achacaron el retraso a la falta de licitadores para un concurso por 295.179 euros pues el alza del precio experimentada en los materiales en los últimos tiempos hacía inviable la operación para las empresas; problema con el que se están topando las administraciones públicas. El portavoz del BNG, Francisco Vilariño, echó en cara al ejecutivo que el Concello tuviese que asumir esta actuación cuando compete a la consellería y su incapacidad para materializarlo en más de dos años de mandato cuando el PP machacó al cuatripartito con la urgencia de las obras. Blanco precisó que primero se construirán las pérgolas y paralelamente se colocarán las zapatas de la estructura del patio para que esté lista en Semana Santa. El líder de Compromiso por Lalín, Rafael Cuíña, también cuestionó al gobierno por no haber pensado en reclamar una consulta al mercado por el coste de los materiales y pidió más humildad y reconocer que este proyecto no se había gestionado bien. Alba Forno (PSOE) recordó al gobierno que en 2018 había demandado la urgencia de estas obras.

Crespo adujo que efectivamente el proyecto partió de su grupo en la oposición pero tuvo el consenso del resto de las fuerzas políticas, por lo que no era de recibo que ahora se citasen las competencias impropias. Y atribuyó la demora a trabas de altos funcionarios que no estaban por la labor de que el Concello financiase las obras y luego se fraguó un convenio con Educación. Vilariño insistió en que la incapacidad del gobierno lleva consigo un incremento del coste de las obras de 35.000 euros.

En una sesión en la que se aprobó la estructura de coste y el plan de viabilidad del concurso del agua, el gobierno tumbó las iniciativas de Compromiso sobre bonificaciones fiscales para proyectos con renovables en aras de minimizar el impacto del recibo de la luz, además de citar la pobreza energética. El edil Avelino Souto lamentó que se fuese contra la fiscalidad municipal cuando es un problema competencial del Estado. También, en este caso la iniciativa era conjunta con el PSOE, se votó contra la exención de las tasas de basura, agua y terrazas a la hostelería y las dos primeras al comercio para paliar el impacto de la crisis provocada por la pandemia. Raquel Lorenzo recordó las ayudas los negocios por más de un millón de euros, que para la oposición fueron insuficientes dado el fuelle económico del concello. El gobierno esgrimió que tenía su propia hoja de ruta en sobre la rebaja tributaria. Cuíña y Crespo coincidieron en su sorpresa por el hecho de que en pleno lunes de As Dores hubiese restaurantes cerrados. “Busqué hasta cuatro sitios para ir a comer; eso da una muy mala imagen”, sentenció el alcalde.

Sin conclusiones a los vertidos

El PSOE tuvo la oportunidad de forzar al gobierno a ofrecer explicaciones [en caso de que tuviese información al respecto] sobre los episodios de los persistentes vertidos al río Asneiro. Pero no fue todo lo incisivo que cabía esperar y el enigma sobre la procedencia o composición de los vertidos sigue sin aclararse meses después. El PP, tras mostrar su sensibilidad con los daños ambientales, introdujo una transacional que los socialistas parecía que iban a aceptar, pero finalmente no fue así. Crespo dijo que el saneamiento de los ríos pasa por la implicación de la Xunta y propuso que, aprovechando el proyecto de la nueva Lei de Xestión do Ciclo da Auga la administración autonómica asumiese las depuradoras del municipio como hizo tiempo atrás con las de otros concellos. Entiende que no solo es justo sino que permite perseguir con garantías los vertidos u otros episodios. Los socialistas dijeron que no era el momento y que lo que urgía ahora era aclarar el contenido de su moción. Exigían explicaciones al ejecutivo local sobre si los problemas de los vertidos se podían dar por rematados, si la EDAR de Botos fue revisada, si se tenían previsto arreglos, además de la elaboración de un estudio que evaluase el daño ambiental provocado por los últimos vertidos. El gobierno esquivó estas preguntas y el grupo proponiente no insistió más. En otro orden de cosas, por unanimidad salió adelante la moción del BNG sobre la reclamación a la Xunta de parcelarias pendientes, también hubo consenso en la del gobierno sobre homenajes a Laxeiro en sus espacios públicos y el PSOE se abstuvo en la del PP acerca de la modificación de los criterios del plan Next Generation que deja fuera a los concellos de menos de 50.000 habitantes. Se dio el visto bueno a declaración de utilidad pública de las obras en la iglesia de Botos y los festivos locales de 2022 segurián siendo el lunes y martes de As Dores.

El PP veta un tributo a los represaliados

“No es una decisión de partido, le dije yo al grupo de votar en contra, porque estoy cansado de perder el tiempo”. Así zanjó Crespo la negativa del gobierno a respaldar la propuesta del BNG de realización de un tributo a los represaliados por la dictadura franquista o a los paseados por el bando golpista en el alzamiento militar contra la II República española. El alcalde echó en cara a los partidos de izquierda que se aferrasen al pasado en vez de pasar página y, sobre todo, que tratasen de vincular al PP con el franquismo. “Puedo estar de acuerdo al cien por cien, lo que pasó fue una desgracia, pero no hay que estar constantemente buscando abrir las heridas”, dijo. Begoña Blanco subrayó que el cuatripartito pudo haber realizado este acto y apeló a un consenso con las familias de las víctimas. “Perdí una cena; pensé que votarían a favor de una iniciativa respetuosa, pero no quieren molestar a una parte de su electorado”, exclamó Vilariño. Cuíña dijo sentir vergüenza de la postura del PP, “más próxima a Vox que a la de un partido moderno” y Forno compartió la desilusión por el veto a la propuesta.