El estradense Juan Carlos Mosquera tiró de su teléfono móvil para dejar constancia del resultado de una plantación de olivos realizada hace ya una década al abrigo del proyecto Cernes, al que se arrimaron varios productores del municipio para probar suerte con la aceituna. Las imágenes muestran 12.000 metros cuadrados de plantación en un olivar que tuvo que ser arrancado de raíz sin aportar ni una sola cosecha.

Asegura este estradense que las plantas estaban enfermas y que, después de diez años, no le quedó más remedio que arrancarlas. “Esto fue lo que nos trajo Tragsa junto con la Xunta. Después de diez años hubo que arrancarlo porque tiraron, por ter año, el fruto todo”, expone. “Es una pena, pero vamos a cambiar la plantación y también el tipo de planta”, expone, antes de avanzar su intención de apostar en esta segunda ocasión exclusivamente por variedades autóctonas de olivo, “en el sitio de esta porquería que nos plantaron”.

“Esto ni tiene raíz ni lograríamos nunca tener una plantación en condiciones”, expuso Mosquera, señalando que las raíces de los árboles que fueron arrancados y retirados ya completamente de la finca en la jornada de ayer no son las propias de olivos con una década. “Después de diez años de gastos, y gastos y más gastos, este es el resultado”, lamentó. “Una verdadera pena”, apostilló ante la imagen de las plantas tiradas sobre la superficie de la parcela que escogió para aventurarse en esta producción.

Todos los olivos plantados en estos 12.000 metros cuadrados fueron arrancados sin producción.

Todos los olivos plantados en estos 12.000 metros cuadrados fueron arrancados sin producción. Ana Cela

Juan Carlos Mosquera apunta que cada año se le secaban entre diez y doce plantas. Un solo árbol quedó de esta plantación a modo de testigo, siendo, además, el único olivo que consiguió regalar alguna aceituna. “Del resto, cero”, indicó este estradense, productor e impulsor de uno de los dos aceites de oliva virgen extra que se producen en A Estrada con aceituna recolectada en el municipio.

“Vamos a tratar de hacer una plantación en condiciones”, avanzó Mosquera. Indicó que tiene ya 2.000 plantas compradas en e Pazo de Santa Cruz, todas ellas variantes gallegas. “Vamos a cambiar el marco de plantación y dejarnos de aventuras de intensivo y superintensivo”, señaló. “Esperemos que esto sirva para que vean nuestros políticos que es lo que hacen después de haber dicho que cada año harían una revisión para ver cómo iban las plantas y aquí ni apareció nadie, ni quiero que aparezcan”, afirmó este productor estradense. “Diez años de pérdidas y de tratamientos para, al final, tomar la decisión de plantar lo que hay que plantar: árbol autóctono de aquí y hacer una plantación en ecológico como es debido”.

Mosquera indicó también que, transcurrida una década, todavía no se hizo entrega de la certificación de estas plantas.