Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lalín y A Estrada: tan cerca y tan lejos

Obras, ayer, en la céntrica Joaquín Loriga lalinense. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Lalín y A Estrada comparten, entre algunas cosas, el reto de mantenerse como una de las villas relevantes del interior gallego y forman parte del grupo de la veintena de más de 20.000 habitantes. Sector primario, pymes, hostelería y comercio son en ambos casos sus pilares económicos pese a las dificultades que atraviesan sus sectores bandera: el textil lalinense y el mueble de la localidad vecina. Con todo, sus núcleos urbanos son no solo el hogar exterior de los residentes en ambas capitales sino el lugar de encuentro de los que viven el rural y acuden en busca de servicios que evidentemente no pueden llegar a cada rincón de su amplísima geografía: casi 327 kilómetros cuadrados (el municipio dezano) y 288 el de Tabeirós. La humanización de espacios públicos es, sino entendida, sí interpretada de manera dispar y mientras el gobierno estradense apuesta por la peatonalización del centro, el lalinense continúa anclado en un modelo más arcaico.

La calle Ulla de A Estrada será peatonal. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

El ejecutivo de José Crespo tiene a su favor el haber acometido en los últimos mandatos un proceso de renovación del callejero con la dotación de servicios a las principales rúas, que lucen un buen aspecto. Pero los millennials no recuerdan una sola peatonalización y lejos queda ya el más que el lógico cierre de la Praza da Igrexa (en su momento también cuestionado) y la pequeña Colón. No hay más. El cuatripartito, que ahora hace bandera de la peatonalización, se quedó a medias y le faltó valentía política para materializar su concepción de la trama urbana: menos coches y más espacios para los peatones. Las constantes emisiones de gases de los vehículos se erradicaron solo los fines de semana en Principal y Loriga o en Rosalía de Castro. El modelo del gobierno actual fue legitimado en las urnas y, aunque con la boca pequeña también es favorable a quitar los coches del centro –hay más de un millar de plazas de estacionamiento gratuitas cerca del centro además de un parking con un coste testimonial para el usuario– prefiere asentarse en una posición conservadora por el convencimiento de parte del comercio que el cliente compra desde la ventanilla del coche. A diferencia del colectivo de comercio de A Estrada, que aplaude la peatonalización e incluso la considera insuficiente, el dezano opta por la equidistancia pese a que entre sus dirigentes hay voces que claman por el cierre de calles para dar protagonismo al peatón.

En estos días continúan las obras en Joaquín Loriga, que, junto con Principal, forman parte de un proyecto del plan DUSI que, resideñado por el actual grupo de gobierno, cambiará el aspecto del centro con plataformas de circulación al mismo nivel de las aceras. La primera dispondrá además de todos los servicios, entre ellos las costosas infraestructuras que, como indica el alcalde, “van debajo de la tierra y no se ven, pero son muy importantes”. Los vehículos convivirán con los peatones a diario a excepción de parte de los fines de semana del verano y la “cancela” regresaría solo desde el viernes a la tarde y durante todo el domingo. En Rosalía de Castro se impide el acceso de vehículos, ya ahora, también el fin de semana para extender las terrazas de los bares de la conocida como rúa dos viños.

El munícipe estradense, José López, anunció que el próximo año se materializará la peatonalización del corazón urbano de la localidad con el cierre de Praza da Feira, Porta do Sol, Ulla y Calvo Sotelo. Mientras tanto, otras conexiones céntricas como Justo Martínez o Iryda serán humanizadas, pero con circulación rodada. Estas actuaciones se engarzan con la reforma integral de la plaza del consistorio, ya peatonal.

Así pues, dos villas que comparten algo más que territorio y están separadas por unos 40 kilómetros, la distancia entre sus modelos urbanos es mucho mayor.

Compartir el artículo

stats