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La autopsia certifica que un fallo vascular fue la causa de la muerte de Carlos Ares

El cuerpo sin vida de Carlos Ares, en A Casela. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Más de un mes después de su desaparición y posterior fallecimiento, la familia del vecino de A Bandeira Carlos Alberto Ares Duarte ha tenido finalmente acceso a su autopsia. El informe forense llevado a cabo en Santiago de Compostela, que ocupa un espacio dos páginas, certifica que el malogrado trasdezano falleció por causas naturales de un “fallo vascular”. Aunque desde el primer momento se apuntó a una muerte no violenta, es ahora cuando de manera oficial los familiares de Carlos Ares conocen los verdaderos motivos de su repentino fallecimiento. La necropsia también relata los antecedentes médicos de Ares, así como que el cadáver presentaba un avanzado estado de descomposición cuando fue encontrado en un monte próximo a su domicilio familiar. Los allegados de Carlos Ares indican que “no nos querían dar la autopsia en el Juzgado. En ella también se dice que no había suficiente sangre para hacer pruebas y que había aparecido muy ennegrecido”, según su hermana Olivia.

Cabe recordar que un vecino que realizaba labores con su tractor en una finca en el lugar de A Casela encontró el pasado 3 de julio, sobre las 20.00 horas, el cadáver de Carlos Alberto Ares Duarte, de 48 años, desaparecido de su vivienda de A Bandeira el día 24 de junio. El cuerpo estaba en el fondo de una finca de maíz, que dista entre uno y dos kilómetros de su hogar. La última señal que se recibió del teléfono de Carlos Ares procedía de los montes cercanos al casco urbano de A Bandeira. Durante varios días, a las batidas vecinales se sumaron no sólo patrullas de la Guardia Civil, sino también un helicóptero BK 117, con base en la ciudad de A Coruña. La Benemérita incorporó, asimismo, un equipo cinológico con canes especializados en labores de rastro. La Policía Local también se sumó a las tareas de búsqueda. Poco después de conocerse la desaparición de Carlos Ares sus hermanas Olivia y Cecilia se desplazaron desde Tenerife, donde residen habitualmente, para colaborar en su búsqueda y acompañar a su madre, Ema. Desde entonces se encuentran con ella haciéndole compañía en su casa de A Bandeira.

De esta forma, se pone el punto y final a un suceso que tuvo en vilo durante un par de semanas al lugar de A Bandeira, y al resto de la comarca dezana, y que concluyó con la muerte de un hombre muy apreciado por todo su vecindario.

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