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Alberto fernández sánchez | Empresario

“Me fui a México por amor”

“Comenzar allá una vida nueva no fue tan complicado, porque es un país muy noble”, afirma de vacaciones en Silleda tras dos años sin venir por el COVID

Alberto, su esposa Liliana y sus hijos Antón y Santiago, en Ponte. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

La aventura norteamericana de Alberto Fernández Sánchez, silledense de la parroquia de Ponte, tiene más que ver con las relaciones personales que con las habituales motivaciones de la mayoría de los emigrantes gallegos establecidos al otro lado del charco, en concreto en México. Tanto él como su esposa mexicana, Liliana, y sus hijos Santiago y Antón regresarán el martes 31 de agosto a su casa de Morelia, en el Estado de Michoacán, después de haber pasado algo más de tres semanas visitando a sus parientes trasdezanos. Hacía dos años que no podía hacerlo tras la aparición del COVID y el consabido aislamiento.

Alberto, o Codeso –apelativo heredado del lugar de origen de su familia paterna, en Boqueixón–, hace memoria para indicar que “realmente llevo ya trece años en México. Estoy allí desde 2008, aunque conocí el país en 2003. En ese intervalo de tiempo fui en varias ocasiones. Al final, tomé la decisión de irme para iniciar nuevos proyectos. El motivo de marcharme, inicialmente, fue para casarme con la que hoy es mi mujer, Liliana. Así que se puede decir que me fui a México por amor, no como la mayoría”. Fruto de esa unión nacieron Santiago y Antón, dos niños que llevan a gala sus nombres de origen gallego, algo que a su padre le gusta recalcar.

En México algunos no se pudieron permitir lo de estar encerrados en casa sin llevar dinero

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Alberto, Liliana, Santiago y Antón residen en el Estado de Michoacán, concretamente en su capital, Morelia, “que tiene algo más de un millón de habitantes. Allí tenemos mueblerías y, también, hacemos algo de construcción. Tenemos fábrica propia, algo que decidimos emprender cuando llegó la pandemia. Trabajamos con producto nacional, internacional y ahora, como te digo, también fabricación propia”. Por lo que respecta a sus inicios en la patria de Jorge Negrete, este empresario trasdezano asegura que “comenzar allá una nueva vida no fue tan complicado como pueda parecer porque México es un país muy noble. Tampoco quiero decir con esto que te marchas para allá y todo te sale bien a la primera. Nosotros acertamos plenamente en el sector del mueble porque llegamos con una nueva forma de hacer. En la zona donde estamos hay mueblerías de miles de metros cuadrados y nosotros empezamos con un negocio pequeño que fue aumentando poco a poco hasta llegar a ser algo novedoso para la zona”. Preguntado por el secreto del éxito empresarial, considera que “la clave del éxito fue que empezamos a llevar productos de Malasia e Indonesia, además de nacionales. Ahora, gracias a Dios y con mucho trabajo nos está yendo bien. Date cuenta de que tanto mi mujer Liliana como yo, al principio cuando aún estábamos sin hijos, sólo librábamos dos días al año, que eran el 25 de diciembre y el 1 de enero”.

Recibimiento

Pasados los años y echando la vista atrás, Codeso se muestra agradecido ahora por cómo lo acogieron en su nueva patria de adopción porque “la verdad es que me recibieron de forma excelente. En general, el español está bien visto en México de la misma forma que el mexicano está bien visto aquí. El español está bien visto por su seriedad y su trabajo. El gallego, también por la fama de trabajadores que solemos tener en todo el mundo y las ganas que le echamos para salir adelante”.

Como no podía ser de otra forma, este silledense de Ponte mantiene en Morelia contacto con el resto de gallegos afincados allí. “En México hay varios centros gallegos muy importantes. En Morelia yo estoy en uno donde nos solemos reunir una vez al mes para comer e intercambiar opiniones y sentir que sigues en contacto con la tierra. Te puedo decir que en este centro te encuentras con muy buena gente. Los hay de Beariz y de cerca de Avión, como te puedes imaginar”, explica sobre este centro galaico

Empezamos con una mueblería de pequeño tamaño y ahora tenemos fábrica propia

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Y, por último, sobre el coronavirus, Alberto Fernández piensa que “en general, en México, como pasó en otros países, hubo demasiada información que no estaba nada clara. Realmente, ahora cada uno vive lo de la pandemia con diferente responsabilidad y dependiendo de su situación económica. En México llegó un punto en que hubo que confinarse pero algunos no se pudieron permitir lo de estar encerrados en casa sin llevar dinero. Allí, los sueldos se pagan a la semana o quincenalmente y mucha gente vive al día. De todas formas, las autoridades titubearon mucho a la hora de informar”, concluye.

Un corazón dividido entre Silleda y Morelia

El silledense Alberto Fernández tiene el corazón dividido en dos trozos, uno a cada lado del Océano Atlántico. “La tierra siempre tira, es algo que los gallegos lo llevamos en la sangre. Aquí tengo a toda mi familia, aunque, ahora que estoy casado con una mexicana, también la tengo allá”, reconoce este emprendedor, mientras medita sus palabras ya con un inequívoco acento procedente del país azteca. Reconoce que “en el verano para mí es una necesidad venir a Silleda pero lo que pasa es que estamos plenamente establecidos en México. Nunca se descarta poder volver si hubiera una oportunidad atractiva. Eso sí, en el caso de que volviéramos tendría la necesidad de visitar de vez en cuando México porque gracias a Dios tengo muy buenos amigos en esa tierra también”. De todas formas, Alberto Fernández subraya que “a mi esposa y a mis hijos les encanta venir a Silleda para estar con sus primos”

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