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Cuando ir de vacaciones te cuesta más de un riñón

El lalinense desplazado Santiago Seijas Lodeiro reclama al Sergas los medios para poder realizar este verano la hemodiálisis

Santiago Seijas y Cruz Riádigos en la habitación de su casa donde realizaba la diálisis. | // BERNABÉ/ANA AGRA

Cruz Riádigos ya no sabe qué hacer para poder conseguir para su marido Santiago Seijas lo que necesita este verano. Esta lalinense recuerda su esposo “estuvo un tiempo transplantado pero después yo le hacía en casa la hemodiálisis. Resulta que tuvo un derrame cerebral hace menos de un año, lo operaron, recuperó prácticamente todo pero no está con la misma destreza que tenía antes porque incluso me ayudaba en la diálisis”. Riádigos también indica que “cuando montaron la hemodiálisis en Lalín empezó a ir allí después de hacerlo antes a Santiago primero en su propio coche con el kilometraje pagado y, después, cuando fue lo del derrame, en una ambulancia”.

Sin embargo, este verano Seijas tiene complicado compaginar su obligación terapéutica con las vacaciones en O Salnés, donde sus hijos tienen una segunda vivienda. Su esposa explica que “resulta que ahora queremos irnos un mes este verano al piso de mis hijos a Sanxenxo y necesita hacer la hemodiálisis en Pontevedra. Llamé a muchos sitios y me fueron derivando hasta que llegué a una señorita que me dijo que pusiera una queja. Lo que no sé es por qué en Lalín tengo garantizado un desplazamiento en ambulancia y allí no lo puedo tener a Pontevedra”.

Y es que Santiago Seijas tiene que realizar la hemodiálisis los mares, jueves y sábados por espacio de unas cuatro horas en cada sesión. “Nosotros llevamos muchos años así porque mi marido lleva 20 años transplantado y más o menos una década haciendo diálisis, y ya estábamos acostumbrados. Lo hacíamos en casa y casi era una rutina durante más o menos cinco años”. Cruz Riádigos no se explica como puede ser que le ofrezcan un transporte o una ayuda para desplazarse desde Lalín y Santiago y, sin embargo, se la denieguen entre Sanxenxo y la capital de la provincia. “No pasa nada porque incluso vaya en taxi desde Sanxenxo a Pontevedra pero lo lógico es que nos den una ayuda porque cuando iba a Santiago nos abonaban el kilometraje”, insiste su esposa.

Ambulancia

Uno de los aspectos que más contraría a este matrimonio dezano es el pretexto aducido desde el Sergas para negarles la ayuda. “La excusa que me dieron es que la ambulancia la habían suprimido por la pandemia pero no es cierto. Yo fui con mi marido a hacer un TAC el otro día a Santiago e íbamos cinco personas en una ambulancia y yo no sé si el conductor tenía PCR o no”, asegura Riádigos mientras muestra los restos de la que hasta hace poco fue la sala de hemodiálisis que tenía en su domicilio. “En el centro de Lalín me dijeron que me lo podían solucionar en Baltar, pero me tuvieron toda la mañana al teléfono dando vueltas para nada. Al final, me recomendaron poner una queja”, se lamenta una mujer que no tiene pensado cejar en su empeño hasta conseguir que su marido pueda someterse a un tratamiento imprescindible también a orillas de la Ría de Pontevedra.

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