El grupo municipal del BNG de Lalín reclamará en pleno la vuelta a la atención presencial en el ambulatorio al entender que el modelo implantado por la Xunta durante la pandemia no hace más que debilitar la calidad asistencial a los ciudadanos. Su portavoz, Francisco Vilariño, entiende que esta gestión es insoportable porque los facultativos no pueden realizar diagnósticos certeros por teléfono y sin tener al paciente delante. En casos en los que los vecinos logran una cita presencial, asegura, deben aguardar en ocasiones hasta diez días, tiempo que se antoja excesivo para una consulta.

Vilariño Taboada señala que una reducción de servicios en atención primaria, además de ir contra la calidad de la asistencia a los pacientes, provoca que muchos de ellos opten por dirigirse directamente a las urgencias o al hospital de referencia de Santiago de Compostela. Así, prosigue, el Punto de Atención Continuada (PAC) acaba colapsando y también el Clínico. Pero además, a su juicio, se genera otra situación: el paciente que tiene recursos económicos acude a la sanidad privada “y el resto se queda sin la atención que sería deseable”. “Atender a la gente por teléfono es la antítesis del buen funcionamiento de la sanidad, puede valer para expedir recetas o consultar una analítica, pero nunca para que un facultativo elabore un buen diagnóstico”.

Para el portavoz nacionalista en el recorte de la calidad asistencial hay un cómplice, que no es otro que el Partido Popular de Lalín que, lejos de mostrar una posición reivindicativa ante el gobierno gallego y ponerse al lado de los ciudadanos, opta por el “absoluto silencio” ante una situación insostenible que parece no querer ver.