Quemados. Así se encontró Martiño Novo su plantación de castaños en una finca de Arcos, en Graba en la que antes hubo eucaliptos. Este vecinos de Silleda había reforestado la parcela hace tres años, con unos 40 árboles que, si todo iba bien, comenzarían a dar sus frutos en los dos próximos años.
Días atrás, cuando se acercó a la finca para ver qué labores de desbroce había que ejecutar, se encontró con que solo seis de los 40 árboles estaban verdes. El resto habían sido regados con sulfato, hasta dejarlos secos. La finca no se encuentra al borde de ninguna carretera o pista en la que se aplicasen herbicidas, y los árboles tampoco están pegados a ningún muro como para pensar que estorban a la finca colindante.
Otro caso en Fiestras
Novo tiene claro que quien se encargó de sulfatar la plantación lo hizo de noche, y encima yendo a pie, puesto que por la pista que da acceso a la parcela no quedaron marcas de vehículos sobre el suelo. Las personas que se tomaron tan a conciencia arrasar con la plantación incluso hicieron secar un carballizo, al confundirlo con los castaños. Eso sí, quien sulfató no perdió el tiempo en aplicar un pesticida a las malas hierbas y maleza de la finca.
Martiño Novo presentó ya denuncia ante la Guardia Civil,. Hay constancia de hechos similares en otra plantación de Fiestras. La única vía que le queda a Novo es volver a replantar la finca, y no podrá hacerlo hasta el invierno. Es difícil calcular las pérdidas, ya que al coste de cada plantón (y muchos tuvieron que volver a plantarse por segunda vez, en vista de que no enraizaron) hay que sumar los desbroces y trabajos de plaguicidas.
