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“No tenemos ni pajolera idea del 97% del universo que todavía queda por estudiar”

El silledense Juan Calderón Bustillo está en el núcleo del descubrimiento astrofísico del año. Xoán Álvarez

“En algún momento el Sol se convertirá en una gigante roja y engullirá a la Tierra, pero para eso todavía aún falta mucho”

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El Instituto Galego de Física de Altas Enerxías (Igfae), de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), participa en la primera detección de dos raros eventos hasta ahora nunca observados, ocurridos en apenas 10 días de diferencia en enero de 2020: la colisión entre un agujero negro y una estrella de neutrones. El científico silledense Juan Calderón Bustillo es investigador de La Caixa Junior Leader, del mismo programa, que ha participado en este importante hallazgo.

  • FICHA PERSONAL

    Nacido en 1988, el físico silledense ha trabajado también en la ciudad de Hong Kong, además de en las universidades de Monash (Melbourne, Australia) y Georgia Tech (EEUU). Después se ha incorporado al Instituto Galego de Física de Altas Enerxías de la Universidad de Santiago de Compostela becado por La Caixa.

–Seguramente el gran público tarde en asimilar la importancia de este evento. ¿Dónde radica la trascendencia de este hallazgo?

–Como quizás sabes, en el grupo de Santiago desde hace dos años están metidos en este campo de las ondas gravitacionales y, en concreto, están dentro de la LIGO compuesta por un millar de personas alrededor del mundo que se dedican a intentar buscar e interpreta esas ondas gravitacionales. Entonces, estas ondas proceden de sucesos muy violentos en el universo y el primero de ellos se detectó en 2015 y se debió a la colisión de lo que llamamos dos agujeros negros. Desde entonces han detectado unas 50 en algo más de cinco años y todas se habían correspondido hasta ahora a choques de agujeros negros y dos de ellas a lo que pensamos que son choques de estrellas de neutrón. Estos dos tipos de objetos son los dos objetos más densos que te puedas imaginar en el universo. Nos faltaba observar una colisión mixta como la de un agujero negro comiéndose a una estrella de neutrones. Esto es lo que parece que hemos observado ahora por partida doble. Hubo dos observaciones a principios de 2020, en enero, y las dos parece que se corresponden con dos choques de sendos agujeros negros y otras tantas estrellas de neutrones.

–¿De qué depende que ustedes pudieran haber observado ahora algo así después de tanto tiempo?

–Yo creo que todo depende de tres factores a mi juicio fundamentales. El primero es que estos elementos existan porque hasta que los logras observar no está clara su existencia. Entonces, una vez que existen también depende de con qué frecuencia sucedan este tipo de elementos en el universo. Tú cuando empiezas a detectarlos y sabes lo sensitivo que es a ellos, pues empezar a tener una idea muy aproximada de a qué ritmo se van fusionando los agujeros negros con estrellas de neutrones. El haberlos observados muy a menudo nos permite poder empezar a estimar el ritmo de sucesión, cuántas hay y cuántas suceden en una galaxia o en otra. De lo segundo que depende por supuesto es de lo buenos que son estos detectores. Ahora mismo estamos trabajando en lo que se llaman detectores de tercera generación y están muy mejorados respecto a lo que eran en 2015. Por eso estamos observando muchas más de esas señales pero en el futuro se espera que se construyan otros nuevos que no sólo van a ser sensitivos a más cantidad de eventos, sino que van a ser capaz de captar muchos más detalles.

–¿Cuánto queda todavía por descubrir en el universo?

–Todo. Por decirlo así un poco a lo bestia, todo lo que hemos observado en el universo y estudiado en detalle, de lo que llamamos materia, sólo supone el 3% del universo. No tenemos ni pajolera idea del 97% restante del universo, que se divide en lo que llamamos materia oscura y energía oscura. Esa materia y esa energía tienen un problema porque en principio no emiten luz y estudiarlas con un telescopio es muy difícil. Sin embargo, las ondas gravitacionales te pueden dar un acceso un poco más detallado.

“Con el sueldo de Messi se podría contratar a unos cuantos científicos”

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–¿Se podría decir que la suya es una investigación muy costosa?

–Comparado con otros tipos de investigaciones te diría que no es tan caro. Por supuesto, los telescopios son tremendamente costosos porque estamos hablando de aparatos de miles de millones de dólares pero, por ejemplo, si lo comparas con el nivel de financiamiento que requiere el CERN de Suiza pues es un poco menos. Con el sueldo de Messi no haces uno de estos, pero sí que podrías contratar a unos cuantos científicos.

–¿Cuál es el siguiente reto que se ha planteado como científico?

–En concreto, en el instituto de Santiago tenemos tres líneas principales de investigación. Una es pues sencillamente la mejora de nuestro sistemas de búsquedas de estos eventos e ir avanzando cada vez más. Una segunda rama es intentar encontrar choques de agujeros negros, que ya los hemos detectado, pero más detallados y que emitan señales digamos más complejas. Y la tercera línea que estamos siguiendo en Santiago es empezar a intentar detectar cosas que no se esperan. Hasta ahora hemos visto este tipo de estrellas de neutrones, agujeros negros que son objetos que sospechábamos que podrían existir y que faltaba verlos colisionar. Ahora queremos empezar a intentar a buscar trazas de física nueva, ver si hay unos objetos teóricos que se llaman estrellas de bosones, que se suponen que pueden formar bastante de la materia oscura existente y empezar a ver si las podemos ver chocar y estudiarlas.

–Como científico que observa el universo, ¿se sabe ya cuándo sucederá lo que algunos llaman el fin del mundo y de la civilización?

–En principio, a los meteoritos los tenemos bastante controlados, aunque siempre puede aparecer alguno inesperado. Lo que sí sabemos es que –no me acuerdo en que orden de tiempos– en algún momento el Sol se convertirá en lo que se conoce en una gigante roja, va a engullir a la Tierra y se acabó. De todas formas, para eso todavía queda mucho y supongo que ninguno de los dos lo llegaremos a ver. Es evidente de que se trata algo previsible porque está estudiado y sabemos que va a suceder pero también es cierto que ni siquiera a medio plazo está previsto que pueda pasar.

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