Dicen que es la noche más mágica del año. Ha estado siempre asociada a las meigas, los rituales y la magia. Y detrás de toda esta cultura popular y tan arraigada, se esconden una serie de tradiciones que todavía perviven. La noche de San Juan, esa en la que se quema todo lo que queremos dejar atrás, está íntimamente ligada a la naturaleza y la sabiduría de antaño. La misma que defendía el potencial purificador de las plantas. Unas hierbas sobre las que se asentaba el ritual más conocido del San Juan.

“Es una tradición que existe aquí, en el norte. Consiste en recoger siete plantas y colocarlas en un bol con agua, que también debe de ser recogida de siete fuentes. Luego se deja bajo la luz de la luna y a la mañana siguiente puedes lavarte la cara con ella”, explica Montse Fernández, experta en plantas medicinales y propietaria de Casa Xorxeira. A fin de cuentas, este ritual no deja de ser una expresión de lo que se sabía antes. De la necesidad que tenían los ancestros de acudir a las plantas para buscar las soluciones a diferentes dolencias.

De hecho, y según explica Fernández, estas plantas se escogen porque suelen tener propiedades medicinales. Las más habituales en esta zona –puesto que varían según el municipio o la provincia– son, en primer lugar, la flor del saúco. “Es antitérmico y sudorífico, y se aprovecha casi todo de él. Sus bayas, sus flores, su corteza...”, indica Fernández, quien también continúa explicando que es uno de los árboles más asociados a las leyendas gallegas.

La segunda hierba más tradicional del San Juan es el hipérico, al que lo caracterizan sus flores amarillas. Según afirmó Fernández, su administración debe ser siempre bajo prescripción médica.

Otra de las sorprendentes –y comunes– hierbas de San Juan es el helecho. “Suele utilizarse en un cataplasma para las quemaduras y los golpes”, asegura Fernández. La otra hierba que debe incluirse, y que está íntimamente asociada con el San Juan, es la hierba luisa, que tiene “propiedades calmantes”.

Luego está el hinojo, con su “capacidad antiinflamatoria”. De igual modo que no debe de faltar el romero, que suele recomendarse para los golpes y las contusiones, tal y como referencia Fernández. Por último, la malva. “Tiene propiedades antiinflamatorias y mucolíticas, entre muchas otras”, sigue explicando.

“Son saberes ancestrales”, dice Montse, al tiempo que recuerda a su abuelo, que tenía un profundo conocimiento sobre las hierbas medicinales. Sea como sea, el San Juan, tal vez por tradición, tal vez por ilusión, es una noche mágica. Una que se ampara en las leyendas que tratan de mantener viva la sabiduría popular. Esa tan irremediablemente vinculada a las plantas, a sus propiedades y a la naturaleza. La misma que hace del San Juan la noche más pura e intensa del año.