"El mar puede con todo, ya está acostumbrado”. Esta fue una de las reflexiones que con resignación pronunciaron marineros gallegos cuando el fuel del barco Prestige tiñó de negro las rías, rocas y arenales. En Deza existe un cierto paralelismo con aquella dramática situación y tiene un nombre: el río Asneiro.

Resulta imposible contar los vertidos que han padecido sus aguas en los últimos años, hasta el punto que casi se ha normalizado, por ejemplo, el desborde de la depuradora de Botos que provoca que pluviales y fecales de parte de esta parroquia lalinense y de otras limítrofes acabe en su cauce.

El enésimo vertido fue detectado este sábado por un pescador que, señala, procede casi con toda seguridad de la depuradora situada en la zona de As Cavirtas, en pleno Paseo do Pontiñas. La corriente fue llevando el vertido hasta su desembocadura con el Asneiro, en la zona de Cristimil. Este daño medioambiental ha sido el último que ha padecido el ya maltratado río, pero seguro que no será el definitivo. La solución, en el caso de los desbordamientos de la EDAR de Botos, pasa por una nueva infraestructura y el previsto tanque de tormentas es clave para evitar estos vertidos. Lo de los purines sin control que acaban, por filtración, llegando a los manantiales ya es harina de otro costal.