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Las comarcas miran de reojo a Japón

El Banco de España pone la agrupación de municipios del país asiático como modelo para evitar el despoblamiento | Deza y Tabeirós perdieron 12.630 vecinos en la última década

Dozón apenas rebasa el millar de habitantes. // Bermabé/Javier Lalín

Los procesos de fusión de municipios llevan muchos años encima de la mesa como una de las recetas para frenar el despoblamiento y optimizar recursos, pero en Galicia nos sobran más de la mitad de los dedos de una mano para contar los casos de agrupación de dos o más ayuntamientos. La comunidad autónoma de los 315 concellos se redujo a 313 con la fusión de los coruñeses de Oza y Cesuras y, el año 2017 arrancó con la integración de Cerdedo y Cotobade. Fueron en ambos casos procesos impulsados por el gobierno gallego con una importante contestación social que, como en otras cuestiones, el tiempo acaba por diluir.

Pero, ¿son las fusiones la solución para atajar el problema demográfico y articular unas administraciones más solventes y más capaces de ofrecer servicios a sus vecinos? Sí, pero con matices. Así lo indica el Banco de España en un reciente informe, donde ya advierte de que los casos de éxito deberían ser adaptados a la realidad del territorio nacional. Destaca, por ejemplo, la trayectoria de la agencia Higlands and Islands Enterprise, creada en 1965 para revertir las tendencias de despoblación rural en las tierras altas escocesas. Su censo pasó de caer más de un 15% entre 1900 y 1965 a aumentar un 20% a partir de su activación, frente al 2 por ciento del conjunto del país.

Otro caso más reciente al que hace referencia del Banco de España es Japón, un país con una alarma creciente de pérdida de población rural a consecuencia del envejecimiento de su población. Es decir, lo que acontece en España y en Galicia. El país nipón puso en marcha la estrategia denominada “compactar y conectar”, consistente en la “agrupación y reducción del número de municipios”: pasó de 3.200 al inicio del presente siglo a 1.700 en el año 2013. Pero en este análisis se advierte de que “dicho proceso no ha consistido en una mera agrupación de entidades administrativas sino que ha respondido a una planificación integral con el objetivo de aprovechar las oportunidades de cada uno de los municipios en torno a un núcleo central, con capacidad tractora y especial énfasis en la retención de población joven”. También subraya como elemento fundamental en esta estrategia el diseño y coordinación de los distintos proyectos financiados con fondos estructurales y de inversión europeos “para acometer políticas de desarrollo local e innovación en la provisión de servicios en zonas rurales con una visión de conjunto a nivel nacional”.

La entidad pública estatal hace otras consideraciones en busca de un objetivo exitoso. Expone que el desarrollo de la red de infraestructuras en España durante el período de éxodo rural “contribuyó a la despoblación de las zonas rurales y la concentración de la actividad económica en las zonas más industrializadas”. O que la reducción de costes de transporte mediante inversiones en la red de comunicaciones “puede acarrear una mayor divergencia territorial.

Entre los 40 concellos gallegos que el Banco de España estima corren riesgo de desaparecer no figura ninguno de las comarcas, pero la crisis demográfica es una evidencia y así lo demuestra que en la última década el censo haya descendido en 16.630 personas. Dozón perdió más de la mitad de su población, Rodeiro (el 45%(, Agolada (47,5), Forcarei (32) y el 27% Vila de Cruces. En Cerdedo-Cotobade viven 5.697 personas, 374 menos que antes de la fusión.

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