Xeila González estudia Diseño de Moda, Patronaje y Confección en Oviedo. No venía a su casa familiar de Lalín desde diciembre, debido a las restricciones de movilidad por el coronavirus. Pero este fin de semana había hecho las maletas para celebrar su cumpleaños y, de paso, tomarse semana y media de vacaciones para enseñarle sus trabajos a su madre.
Así que tras gastarse 120 euros en una PCR se subió al autobús de Alsa, animada para enfrentarse a las siete horas de viaje. El bus hace parada en Lugo y A Coruña para desinfectar asientos y maleteros. Tras de desinfectar el maletero en la ciudad herculina (en Lugo no pudo abrirse el compartimento), Xeila ve, estupefacta, cómo un joven alto, delgado y moreno toma una maleta idéntica a la suya, justo en el momento de cerrar la puerta. Es en Santiago cuando se percata de que su maleta no está, y de que no ha sido una equivocación: no hay otro equipaje sin dueño. La suya, además, está identificada con sus datos de contacto, y a día de ayer no recibió ninguna llamada.
Colaboración desde las redes
En su equipaje está buena parte de su ropa, pero también sus apuntes, regalos, trabajos de la carrera... Presentó denuncia ante la Policía Nacional, que está segura de que el joven estaba aguardando en la estación para robar lo que pudiese. Y la maleta de la joven era ideal: grande y con candado. “Yo ahí no llevaba joyas”, recalca la joven, pero sí tenía dentro algo con bastante más valor: su ilusión y los trabajos de su futura profesión. Pide, desde las redes sociales y desde aquí, colaboración ciudadana para dar con cualquier pista de sus pertenencias, estén a la vente en cualquier plataforma o tiradas en un rincón por tan cruel persona.