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En Cereixo, deja que te den la vara

La parroquia estradense celebra el Domingo da Carne, con la tradicional bendición de varas de manejo del ganado

Un devoto acerca la vara a la imagen de San Jorge para pedir su protección. La carne se compra como limosna al Santo. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

¡Viva San Xorxe, que ten catro bos días de festa! Chámanlle o Santo do Río, e tamén o das Cacheiras; danlle moita, moita sona acó pola nosa terra; fai milagros a montóns, fai favores a moreas... Ken Keirades, el célebre Manuel García Barros, se refería así a las fiestas patronales de San Xurxo de Cereixo, parroquia que ayer vivió el tradicional Domingo da Carne. También a esta celebración, considerada pistoletazo de salida para la temporada de fiestas en A Estrada, cantó Avelino Cachafeiro: Si vou á festa a Cereixo, non vou mirar a ninguén, vouche por ver a San Xorxe, matando o demo tan ben. Ninguno de los dos habría imaginado que los fieles a este santuario tendrían que visitar al Santo –a los que los devotos piden y agradecen la protección de sus animales– guardando distancias de seguridad, con mascarilla y sin procesión. Al menos, a diferencia de 2020, la parroquia pudo recibir a todos aquellos que quisieron pasar sus varas por la imagen del San Jorge para solicitar su amparo.

Desde primera hora de la mañana los fieles tomaron sus varas para la bendición. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Después de que la pandemia obligase a cancelar la celebración multitudinaria programada para el año pasado, en esta ocasión las sillas se dispusieron en el templo parroquial guardando las distancias de seguridad. No pudo haber procesión pero las celebraciones religiosas se sucedieron por la mañana, acompañadas de las correspondientes bendiciones. La primera de ellas se celebró a las 10.00, sucediéndose hasta las 13.00, cuando llegó el momento de la misa solemne, presidida por el nuevo obispo auxiliar Santiago Francisco José Prieto.

En Cereixo, deja que te den la vara

Las celebraciones más tempranas permitieron observar el ritual más ancestral de las varas y la carne. Fueron muchos los que quisieron depositar su fe en un gesto tan sencillo como la elección de una vara que pudiese quedar bendecida en la misa –o con la que acariciar la talla de San Jorge– para después manejar bajo su amparo al ganado.

La festividad en honor a este “veterinario” divino tuvo ayer su día grande. Cacheiras, uñas y codillos explicaron por qué se bautiza esta jornada como el Domingo da Carne. Las piezas se van vendiendo al kilo durante toda la mañana como limosna de los devotos al Santo.

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