El IES Pintor Colmeiro fue escenario, ayer, de una charla titulada “Facer arqueoloxía sen escavar a terra” a cargo del historiador César Parcero-Oubiña. La sesión forma parte del programa de acercamiento a la arqueología promovido desde la Diputación que incluye, también, charlas abiertas a la ciudadanía y cuyo convenio con el CSIC permitirá llevar a cabo prospecciones y sondeos en castros como el de Bendoiro o el de Montaz.
–¿Cómo fue la experiencia con los alumnos de Silleda?
–En estas charlas siempre pasa lo mismo. Era un grupo de uno 30 chicos y siempre hay una parte a la que no le interesa nada, otra que más o menos atiende y un grupo de chavales que ves que sí les interesa bastante el tema. Eso es lo que a ti te queda al final: que siempre hay un pequeño porcentaje de la audiencia a la que llegas y, por lo menos, consigues despertarles el interés. También pasa con adultos.
–¿Cuál es el plan de trabajo previsto en castros como los de Bendoiro, Montaz y Castrolandín?
–Se trata de una experiencia piloto para hacer un programa de investigación intentando explorar un poco de forma alternativa esos yacimientos, usando herramientas tecnológicas nuevas, y utilizar un poco el Pazo de Liñares como centro logístico para hacer todos estos trabajos. Llevamos con este convenio desde noviembre, acaba en junio, y si las cosas van bien ojalá podamos cerrar un convenio que permita estabilizar durante años este tipo de actividades con un programa más regular de investigación arqueológica en la provincia de Pontevedra.
–¿En qué etapa están?
–Justo estos días estamos haciendo una pequeña excavación en Cuntis y en el mes de mayo, si todo va bien, haremos unas prospecciones en Bendoiro y Montaz utilizando alguna de las herramientas de las que te hablaba para intentar ver en la periferia de los propios castros que restos hay soterrados que se puedan ser interesantes.
–¿Cuáles son las expectativas con las que trabajan en ellos?
–Bendorio cuenta con un montón de información cuando se hizo toda la excavación por el tema del AVE y demás. En Bendoiro se sabe que buena parte de su contorno tiene muchas piezas arqueológicas de las que antes no se conocía nada. Ahí tenemos las expectativas de ampliar y a ver si hay suerte. Montaz es un sitio un poco más complicado por el tipo de emplazamiento que tiene. Es una zona bastante más erosionado y ahí soy un poco menos optimista de que pueda llegar a aparecer mucho. De todas formas, realmente nunca lo sabes a ciencia cierta.
–¿Qué le parece la polémica surgida en torno a los trabajos de recuperación del Castro de Toiriz?
–La verdad es que es una polémica que conozco de forma muy indirecta por las redes sociales y por la prensa. Tampoco estoy muy al tanto de todos los detalles. Cualquier proyecto de puesta en valor de un elemento patrimonial suele ser controvertido porque hay una tensión entre intentar tocar lo menos posible el sitio por así decirlo o hacer algo más agresivo. Entonces, esa presión siempre está ahí y a veces la balanza se inclina hacia un lado o hacia el contrario. En este caso, parece que primó más una intervención un poco más de modificar la apariencia actual del castro para crear algo diferente. Entiendo que hay sensibilidades más favorables a una y otra postura. Sobre lo que no puedo opinar son las dimensiones de esta polémica y el impacto que tuvo sobre la conservación del castro. Es cierto que, aunque es difícil contentar a todos, no lo es menos descontentarlos. Algunas veces pasan estas cosas cuando los proyectos se hacen desde la distancia física y, también, desde la simbólica respecto al sitio donde intervienes.
–¿Seguimos mitificando la profesión de arqueólogo hoy en día?
–No lo creo. El referente idealizado de Indiana Jones les pilla ahora muy lejos a los jóvenes.
