El Seminario Menor de Lugo, al igual que el de Santiago, abrirá a partir del próximo curso su centro educativo como colegio diocesano de carácter privado. En el caso del seminario lucense, integrará un centro privado de Secundaria y Bachillerato, que se presenta bajo el nombre de Colegio Diocesano San Lorenzo. El lunes queda abierta la reserva de plaza. Hay que apuntar que el Seminario Menor como tal continuará siendo un espacio de vida comunitaria y formativa para los niños que ya hicieron una primera vocación hacia el sacerdocio.

El futuro centro toma el nombre de San Lorenzo en referencia al primer nombre oficial que tuvo el Seminario Conciliar Diocesano de Lugo, en su fundación en el siglo XVI. El vicerrector del seminario, Luis Varela, explica que con esta nueva etapa “queremos poner a disposición del mayor número de familias y del alumnado la amplia experiencia educativa que se forjó en el Seminario Menor a lo largo de los años, acercando una nueva oferta formativa de interés en la ciudad y en la diócesis. Se trata de sumar, añadir para no perder nada de lo atesorado y hacerlo disponible a más personas”.

Con esta renovación, el Colegio Diocesano San Lorenzo busca atender la demanda de algunos ciclos formativos de grado medio y superior para los que puede haber poca oferta en el resto de centros educativos de la provincia lucense, sobre todo en el ámbito deportivo y en el socio-sanitario. Estos dos sectores gozan de una notable empleabilidad en los últimos años.

Formación de calidad

Esta actualización de la oferta educativa cuenta con instalaciones renovadas, numerosas aulas-taller, varios laboratorios, pabellones deportivos y patio exterior. Dispone, además, de otros servicios y espacios que enriquecen el centro, como dotaciones de cocina y comedor, varias capillas y una biblioteca con más de 100.000 volúmenes a disposición de la comunidad educativa.

El hecho de que el Colegio Diocesano San Lorenzo pase a ser mixto se debe a que toma la fórmula ya presente en otras diócesis, en las que los seminaristas se forman académicamente junto a otros alumnos y alumnas en colegios diocesanos o concertados. Esto permitirá que los futuros presbíteros puedan formarse en un contexto donde la mujer tiene protagonismo.