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Cuando Wily cambió la motosierra por ‘La Lambada’

Editan un vinilo con tres canciones y una entrevista grabadas por Antonio Taboada Ferradás pocos años antes de su muerte

Antonio Taboada Ferradás ‘Wily’.

“Me gusta experimentar en todos los campos, llevo muchos años trabajando la historia de la música. Empecé en el conservatorio de Santiago y luego, con 15 o 16 años, me mezclé con Pachi y aprendí mucho de él. Siempre me decía: ‘Tú vas a ser un gran artista, aparte tienes pinta como de Bob Dylan’. A mi me animaba mucho esa historia”. Son declaraciones efectuadas por Wily a Alfonso Loño, Gúmer Portas y David Mejuto en una entrevista realizada en Radio Lalín en 2004. Aunque su faceta más conocida era la de escultor, Antonio Taboada también se atrevió con la música y dejó un amplio repertorio grabado de forma rudimentaria tanto en recitales en directo como en su estudio de A Romea (Botos). Son cintas de casete que “esperan por tiempo y medios para ver la luz algún día”, tal como señala el crítico y comisario lalinense Ángel Calvo Ulloa, que sí ha logrado editar tres canciones del polifacético artista.

Lluvia de primavera, Nada te importa y Francés fueron grabadas en los estudios de Radio Lalín en 2003 y ahora salen a la luz bajo el título Camping Ohlarroa: 3 músicas de Antonio Taboada Ferradás ‘Wily’. Realizado bajo el auspicio del Fondo de proxectos culturais Xacobeo 2021, la Secretaría Xeral de Política Lingüística dispone de bastantes copias que, según sus indicaciones, están disponibles para quienes las soliciten a través de su correo electrónico (sxpl.secretaria@xunta.gal).

Portada del vinilo ahora editado. | // DAVID SILVA

Antonio Taboada Ferradás perdió la vida en 2006 arrollado por un tren. Quince años después, Ángel Calvo Ulloa ha editado en un vinilo las tres canciones inmortalizadas en Radio Lalín. Este proyecto cuenta con el diseño gráfico y la maquetación de Misha Bies Golas y Cristina Fiaño, que trabajaron con dibujos rescatados de los cuadernos del propio Wily; de la revisión de los textos en gallego se ocupó Marta Negro; y la masterización del sonido ha sido cosa de Carlos Quintá y de la maquinaria de su estudio de As Gonzalinhas. Tampoco sería posible sin la colaboración Cruz Taboada Ferradás y de la Asociación de Amigos da Obra de Wily.

Ángel Calvo ve así culminada una vieja ambición, como él mismo confiesa: “Desde que empecé a trabajar con el legado de Wily, era algo que siempre estaba ahí. De hecho, él mismo había puesto las canciones, con textos de Benxamín Otero, en la exposición Forza Ingobernable que abrió, en marzo de 2013, la tercera temporada de FAC Peregrina, un espacio concebido como un furancho de arte contemporáneo. Ahora decidió presentar una propuesta al Xacobeo 21, obtuvo una ayuda para sacarla adelante y el resultado es “una edición muy cuidada”. “Se trata de ir cerrando facetas de su trabajo, pero también dándolas a conocer”, explica Calvo. Y es que, en efecto, todos los que conocen a Wily o su obra los asocian con una motosierra, instrumento fundamental para sus tallas de madera, pero pocos se lo imaginan con un micrófono en la mano.

Las tres canciones van acompañadas de un fragmento de la entrevista grabada en 2004 en la misma emisora local y en la que Wily habla de su idilio con la música. “Toqué con Pachi, en grupos, en una orquesta, en verbenas...”, rememora. Y entonces da cuenta de una divertida anécdota, que le habría ocurrido en Ourense el año en que se hizo popular La Lambada. “Nuestra orquesta era más clásica, de salsa, pachanga, boleros... Pero nos empezaron a pedir La Lambada, la gente estaba un poco excitada y vi que la cosa se ponía difícil, así que dije: ‘Oye, tíos, hay que tocar La Lambada como sea’. La improvisé yo, la canté con el mal portugués que sabía y fuimos saliendo de allí... Porque la gente, claro..., La Lambada acababa de salir aquel verano y era el mes de diciembre y nosotros aún no la teníamos...”.

“Hay que conocer su punto irónico. Por eso, era interesante meter esta entrevista en el vinilo. Tú sabes que lo que está contando es un disparate, pero lo hace con toda la seriedad”, apunta el promotor de la iniciativa. “Wily es un tipo que opera sin complejos y que acaba siendo una figura popular muy querida –apostilla Calvo Ulloa–. Hay que reivindicarlo y ponerlo en manos de profesionales que no estén vinculados a él sentimentalmente”. Ahí enmarca las colaboraciones de los investigadores artísticos Pedro G. Romero y Germán Labrador.

Contraportada del trabajo. | // DAVID SILVA

Troncos y cuerdas vocales

“Los troncos de Wily salen a la calle a cantar. Eso parece una necesidad. Son canciones de los ochenta, de nuevo sonidos de aquella época. El run-run de siniestro total y los golpes bajos, por buscar lugares comunes y vulgares que todo el mundo sabe y que así, escritos con minúsculas, son artes de carpintería, de serrería, formas particulares de hacer el bosque. Todo destruido para siempre y tortas a traición. Los troncos salen a la calle y cantan”, reflexiona el flamenquista Romero en su texto, bajo el epígrafe Bestiario III. Los troncos de Wily. Y añade que “son canciones muy de cuerdas vocales estas de Wily (...) Los troncos son cuerdas vocales. Aros hechos por la boca con el humo. Lo que se repite es eso. Una suerte de vocalización. O, sí, ¡oh! Y los troncos ruedan”.

En O que non dá ardido. A vida ‘dórrega’ de Wily Taboada, el gallego Germán Labrador afirma que “cantan los toquenos en los árboles de Wily como solo imaginaron los árboles de Lorca”. Lamenta que las instituciones que incumplieran su compromiso de cuidar el legado artístico del escultor, a cuyos totems, a pesar del esfuerzo de familia y amigos, acabó por entrarles “el bicho”. “Por eso, nunca podrán entrar en un museo provincial. Porque lo comerían. Son piezas supercontagiadoras de una pandemia estética. Tienen tanta vida en su interior que comerían todo el arte que encontrasen por delante”, declara Labrador, que apuesta por colocarlas en el CGAC (Centro Galego de Arte Contemporánea). “Es cierto: el pasado siempre está marchando. O, como decía Wily: ‘el problema de la madera es su conservación’”.

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