Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

EVA POL Varela | Administrativa de la Asociación Carabelo de Lalín

Los concellos de las comarcas sextuplicaron su población migrante en las últimas dos décadas

Eva Pol (izqda.) en la entrega de los X Premios Agader con una representación de Carabelo.

La población migrante es fundamental para que la sangría demográfica que padecen las comarcas desde hace años no sea más acusada todavía. La mayor parte de los concellos ve como cada año sus padrones municipales son más cortos y, junto en el envejecimiento, alertan del fenómeno del territorio vaciado de un interior que trata de resistir frente a la tendencia del progresivo asentamiento de personas en la franja atlántico-cantábrica y en las áreas metropolitanas de las ciudades.

En veinte años Deza y Tabeirós-Montes cedió 12.500 habitantes –más que toda la población actual junta de Silleda, Rodeiro y Dozón–, mientras que el censo de vecinos llegados de otros países casi se sextuplicó: de 517 en el año 2000 a 2.819 en 2020– y este fenómeno migratorio se mantuvo incluso durante el pasado ejercicio marcado por la pandemia sanitaria, al sumar 301 extranjeros más. Solo la anterior crisis económica frenó el éxodo de ciudadanos de otros territorios hacia las comarcas y de los 2.586 que había en 2010, se pasó, un lustro después, a 2.071.

Rumanos, portugueses y marroquíes

Rumanos (442), portugueses (387), marroquíes (344), venezolanos (301) y brasileños (212) son las principales nacionalidades de los extranjeros que hacen vida en alguno de los concellos de la zona. Cuatro de cada diez llegaron del continente europeo, y un total de 1.086 de los 2.819 extranjeros de la zona son de países miembros de la Unión Europea. Pero cada territorio presenta sus particularidades y, a diferencia de otras comarcas del territorio estatal donde predominan asentamientos de personas de un mismo país, en Deza y Tabeirós-Montes no acontece así. En Lalín son mayoritarios los argelinos, los rumanos en Silleda, marroquíes en Vila de Cruces, colombianos en Rodeiro, venezolanos en Agolada y en Dozón los llegados de Portugal. En la comarca vecina la población extranjera más representativa en A Estrada son los marroquíes, mientras que en Forcarei sobresalen los venezolanos y en Cerdedo-Cotobade los nacidos en Marruecos.

La mitad reside en Lalín

En Lalín residen 200 argelinos –casi todos los 205 de las comarcas– y rumanos (183), brasileños (142) y venezolanos (124) son las principales nacionalidades que hacen vida en la capital dezana, donde los nacidos en otros países son 1.393 personas; es decir, en la capital dezana reside la mitad de todos los foráneos de las comarcas.

Silleda es el segundo municipio con más extranjeros y entre los 507 destacan los rumanos (146), portugueses (76), venezolanos (44), brasileños (23) o ucranianos (19). En Vila de Cruces constan 129 en total y, además de los 26 nacidos en Marruecos, sobresalen los grupos de portugueses (22), una quincena de venezolanos y el mismo número de rumanos. Un total de 64 foráneos suma Rodeiro y Colombia (14) Venezuela (8) y Uruguay (7) son los países que aportan más migrantes. En Agolada destacan los venezolanos, que aglutinan 11 de sus 40 extranjeros, y por detrás venezolanos (11) y brasileños (8). Cinco de los nueve extranjeros que hay en Dozón proceden de Portugal.

En A Estrada los marroquíes son los más representativos (118) y dentro de los 486 extranjeros destacan los grupos de portugueses (82), rumanos (69) y venezolanos (66). En Forcarei residen 39 individuos con una nacionalidad distinta a la española. Venezuela (16) y Brasil (7) son los países con más migrantes. Y en Cerdedo-Cotobade figuran 144 ciudadanos procedentes del extranjero. Como en el caso de A Estrada y Vila de Cruces son los de nacionalidad marroquí los que más se asentaron en este municipio, con 21 casos. Las otras con más relevancia dentro de su población son: rumanos (15), venezolanos (16) portugueses (13) y brasileños y franceses, con siete personas en cada caso.

72 asiáticos

Si atendemos a las cifras globales de extranjeros cabe destacar que por ejemplo de los 72 asiáticos de las comarcas, 42 son chinos. Lalín (36) y Silleda y a Estrada, con 14 en cada caso, son los concellos con más ciudadanos venidos de ese continente. En la capital dezana vive el único individuo que figura como natural de Oceanía o apátrida. Las principales nacionalidades y censos en las comarcas son los siguientes: Alemania (13 personas), Bulgaria (72), Francia (32), Italia (51), Polonia (5), Portugal (387), Reino Unido (38), Rumanía (442), Rusia (5), Ucrania (25), Argelia (205), Marruecos (344), Senegal (36), Argentina (53), Bolivia (1), Brasil (212), Colombia (154), Cuba (30), Chile (7), Ecuador (6), Paraguay (89), Perú (15), República Dominicana (45), Uruguay (25 y 301 venezolanos.

"Tenemos lista de espera pero hubo que reducir plazas por la pandemia"

Eva Pol - Administrativa de la Asociación Carabelo

decoration

Eva Pol (izq.) en un acto de Agader.

La Asociación Carabelo de Lalín nació en 2017 al amparo de la Asociación O Mencer y tiene como objetivo principal apoyar la integración de familias y menores en riesgo de vulnerabilidad social. Sin embargo, la escuela y sus actividades de apoyo a estudiantes y familias desfavorecidas se lleva a cabo desde el año 2013 en la capital dezana. Eva Pol Varela es una de sus fundadoras y actual administrativa, que recuerda que en la actualidad “atendemos a 28 familias con 44 menores de edad porque en la asociación tenemos desde niños de 3 años hasta adultos. De todas formas, en estos momentos tenemos menos porque con lo de la pandemia tuvimos que reducir plazas porque no contamos con espacio suficiente, y eso que tenemos lista de espera de momento por la cantidad de gente que quiere anotarse”. La asociación solidaria lalinense cuenta con una procedencia variada entre su usuarios. “Tenemos muchos de Argelia y Marruecos, y luego tenemos también bastantes sudamericanos e incluso nacidos aquí, en Lalín”, añade la cofundadora de la Asociación Carabelo.

En cuanto al prototipo de la persona que es atendida por la asociación, Pol indica que “la mayoría de ellos llegan derivados de Servizos Sociais, con lo cual normalmente son familias que tienen necesidades. También nos llaman de los colegios para pedirnos ayuda con niños necesitados de apoyo o incluso mujeres que necesitan salir un poco de su casa por problemas de pareja o con ganas de aprender, ya que también hacemos cursos de todo tipo”. Como no podía ser de otra forma, el COVID-19 ha trastocado los planes de Carabelo porque “no podemos tener los mismos niños que teníamos antes y en nuestra relación diaria con ellos porque para algunos era como una segunda casa. Ahora, llegan muy puntuales, van a sus clases de 50 minutos y se van”. Las restricciones también afectan a los cursos a los que las madres solían acudir y a la supresión del voluntariado. Además, en el último año la asociación tampoco ha podido organizar ni mercadillo, ni galas “ni siquiera el calendario, que nos dejaba muchísimo dinero”, recuerda Eva Pol.

Por último, la principal consecuencia de los efectos de la pandemia se han dejado notar en la financiación de Carabelo de los últimos 12 meses. “Ni siquiera recibimos el año pasado la ayuda de la Diputación, así que hubo que buscar dinero debajo de las piedras”, concluye.

Compartir el artículo

stats