A Estrada despidió ayer a uno de sus vecinos más singulares. Orlando Torres Coto es conocido en la zona por su trabajo, junto a su esposa, durante medio siglo al frente de la panadería que llevaba su nombre. Tras su carácter afable y bromista con todo aquel que tenía la suerte de cruzarse con él se escondía además la figura de un hombre ligado San Cristóbal, una devoción que heredó de sus años como taxista.
Orlando Torres comenzó en la Panadería Orlando haciéndose cargo de un establecimiento local a su regreso de una estancia de cinco años en Francia. Sin embargo, antes de encaminar sus pasos hacia el mundo del pan, este vecino se ganaba la vida como taxista. En esa época, hace más de sesenta años trabajó junto a otros profesionales del volante por impulsar en A Estrada la celebración del San Cristóbal, una fiesta que se recuperó en 2010, también de su mano.
Cada día 10 de julio los taxistas de A Estrada honraba al patrón de todos los conductores pero no tenían en la villa una imagen del santo y acostumbraban a pedirla prestada en Verín. Sin embargo, en 1958 logró constituirse una comisión que acudió a Santiago para encargar una talla de San Cristóbal. En julio de ese mismo año la fiesta pudo celebrarse ya con su propia talla. Esa comisión estaba formada Eusebio Carballo, Aurelio Bermejo, Alfredo Paramá, José Brea Mato y él mismo.
La figura del San Cristóbal que estos estradenses adquirieron es la misma que hoy se muestra en la iglesia parroquial de San Paio, una imagen que en 1958 costó 14.500 pesetas. Esta talla sigue presidiendo la fiesta que los conductores continúan celebrando, con la tradicional procesión por diversas calles de A Estrada y la bendición de los vehículos participantes en la conexión con la calle Don Nicolás, el vial que conduce hacia la iglesia.
Orlando Torres, viudo de Rufina Silva, falleció el pasado jueves a los 87 años y fue enterrado ayer en la iglesia de San Paio de A Estrada, la misma en la que se guarda la talla de San Cristóbal.
