“Cuantas más horas abras, más pierdes”
El comercio de las comarcas acoge con poco optimismo la ampliación de horario | Augura que la medida no tendrá impacto positivo mientras la hostelería esté cerrada | Algunos mantendrán solo actividad de mañana

Imagen de la calle Calvo Sotelo, principal zona comercial de A Estrada, casi desierta. / Bernabé/Javier Lalín / Bernabé/Javier Lalín

Estamos mejor, pero todavía no lo suficiente. Es la premisa de la que partió el gobierno gallego para anunciar que la comunidad continuará bajo estrictas restricciones, como mínimo hasta que vuelva a reunirse el comité clínico, la próxima semana. La ciudadanía no solo vive ya pendiente de la curva que define la situación epidemiológica, sino también del latigazo que la da a muchas economías domésticas que dependen de poder levantar o no una persiana. Las nuevas medidas, que entran en vigor hoy, mantienen los cierres perimetrales ajustados a los límites de cada municipio y la hostelería cerrada, con la única posibilidad de recogida y envío a domicilio. Por su parte, el comercio puede ampliar su horario, pasando de las 18.00 como hora de cierre hasta las 21.30. Aunque asumen que no están los tiempos para no agradecer cualquier decisión aperturista –que ya de por sí comporta una mejoría de la situación–, el anuncio no ocasionó, precisamente, una gran alegría en el sector. “Cuantas más horas abras, más pierdes”, sentenció el presidente de la Asociación de Comerciantes da Estrada (ACOE), Alfredo González, subrayando que el volumen de ventas es tan bajo que, con la hostería cerrada, ampliar el horario de comercio no servirá, a su juicio, para nada.
En ello coincidieron también las asociaciones de comerciantes de Lalín, Silleda o Vila de Cruces. Inciden en que comercio y hostelería van bien cogidos de la mano, de manera que el cierre de los bares y restaurantes supone un mazazo para la actividad comercial, igual que la clientela baja al otro lado de barra los días en que el comercio tiene su verja baja.
En cadena
“No cabe duda de que es buena noticia porque, si se levanta la verja, significa que bajan los casos”, asumió Alfredo González. Seguidamente, este comerciante estradense puso el acento en que la situación que se viene arrastrando demuestra que una ampliación de horario “no va a suponer nada”. “El que opte por abrir hasta las 21.30 horas lo que va a hacer es deber más. No va a merecer la pena para nada”, auguró. A la hora de explicar por qué, el presidente de la ACOE señaló a que, antes de comenzar a cerrar a las 18.00 horas, los comercios ya pudieron comprobar el impacto que suponía mantener su actividad con la hostelería parada. “Esto es una cadena muy grande. Sin hostelería abierta, excusamos abrir por las tardes”, dice.
La decisión de ampliar o no el horario dependerá, obviamente, de cada establecimiento. No obstante, algunos ya han apostado por mantener su actividad limitada a la jornada de mañana y por atender a los clientes que precisen acudir de tarde a través de un sistema de cita previa, una solución que está funcionando a muchos comercios para poder brindar sus servicios a aquellos que no pueden acudir por la mañana –por ejemplo por cuestiones de horario laboral o porque trabajan fuera del municipio– o a quienes no se encuentran seguros en las tiendas dada su vulnerabilidad ante el virus, caso de clientes de edad avanzada o con alguna patología.
Miedo
“La gente sigue teniendo mucho miedo y se está comprando lo imprescindible”, apuntó Alfredo González. Este empresario puso el acento en que en estos momentos el nivel de incertidumbre es todavía peor al del año pasado. Remarcó que, a un mes de la Semana Santa, la imposibilidad de irse de vacaciones o de realizar celebraciones hace que el consumo esté completamente parado. “Falta la alegría de saber”, indicó. “El año pasado no te imaginabas que podía pasar esto. Pensábamos en que ya estaba ahí el verano, luego la vuelta al cole, después la Navidad… ahora mismo ya nada”. “Hasta que abran la hostelería no hay nada que hacer”, sentenció Alfredo González.
No tuvo empacho en reconocer que él mismo mantendrá su negocio cerrado por la tarde y se mostró convencido de ampliar la actividad hasta el horario que ahora permite la Xunta solo servirá para incrementar un gasto que el comerciante no se puede permitir. “No daría la ganancia ni para pagar la luz”, expuso. El dirigente de la ACOE hizo hincapié en que hoy en día el consumo en el comercio de proximidad está íntimamente ligado al paseo y a la hostelería. “Un día de primavera como el del lunes no había nadie en la calle”, lamentó. “Hay una tristeza tan grande en la gente que no hay consumo de nada, simplemente lo imprescindible”.
Igual en Lalín
“Va ser lo mismo”, consideró ayer Meritxell Silva, representante del sector comercio en la Asociación de Empresarios de Deza (AED), al ser preguntada por el incremento de la franja horaria para la activad comercial. Reconoció que toda mejoría es bien recibida pero coincidió con Alfredo González en que este aumento de horas de apertura no se verá significativamente acompañado de una mejoría en el reducido volumen de ventas que se está registrando en estos momentos. “Sin la hostelería, casi nos da igual cerrar a las seis que a las ocho”, valoró Silvia. Incidió en que la excusa de salir a tomar un café lleva a muchos ciudadanos a entrar en los comercios. “Nos falta nuestra otra mitad”, señaló esta comerciante de la capital dezana en relación a la actividad de bares y restaurantes. “La hostelería para nosotros resulta fundamental”, apostilló.
Meritxell Silva explicó también que muchos comerciantes de Lalín se están planteando fijar el horario de cierre por las tardes en las 20.00, en lugar de irse al límite permitido de las 21.30. “Estamos aquí por estar. Lo que se vende, se vende por la mañana”, reconoció esta empresaria, que hizo notar que a partir de las 18.00 horas las calles se quedan vacías. Incidió en que los comerciantes terminan ocupando su tiempo en colocar y volver a colocar la mercancía, suponiendo ahora una distracción el hecho de abrir las cajas que comienzan a llegar con la nueva colección para los meses de primavera y verano.
Calle desierta
“Con este horario que tuvimos estas semanas las tardes estaban muertas del todo. Teníamos abierto de cuatro a seis y no había movimiento. Ahora volvemos, pero el cierre de la hostelería nos afecta porque vamos de la mano”, indica desde la Asociación de Comerciantes e Empresarios de Silleda (ECOS) su presidenta, Yolanda Mato. Aguarda que este margen permita a la gente que acude a Silleda desde distintos puntos del rural tener un margen mayor para poder comprar en horario de tarde, subrayando que con el cierre a las 18.00 “muchos ya no subían”. Reconoció esta comerciante que la situación actual coincide con el mes de febrero que, señaló, acostumbra a ser una mensualidad floja en ventas.
Por su parte, la presidenta de la Asociación de Pequenos empresarios de Vila de Cruces, Lupe Pampín, reconoció que el sector está deseando la vuelta a la normalidad. “Cerrar a las seis de la tarde parecía casi patético pero también es cierto que no hay clientes, que hay muy poco movimiento”, destacó. “Ya que tienes que pagar autónomos, la luz y todo, por lo menos mantener el horario normal por si te cae algún cliente a las siete de la tarde”. Pampín también subrayó que, con la hostelería cerrada, Vila de Cruces no ofrece estos días una imagen de movimiento. “Está muerto todo”, señaló. No obstante, indica que el horario habitual de cierre comercial en el municipio son las 20.30 horas “y es el que vamos a mantener”, concluyó.
Un cambio en la imagen urbana de las capitales
El de ayer fue el último día en que todas las verjas, a excepción del comercio de primera necesidad, tenían que bajarse a las 18.00 horas. Ya desde el primer día –véase la imagen de Lalín–, el aspecto de las capitales de ambas comarcas mostró un gran cambio. Desde las 18.00 horas las calles de A Estrada y Lalín se quedaban prácticamente vacías.
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