“Ha llegado el momento. Lagar de Ribela se retira temporalmente”. De esta drástica manera anunciaba Jesús Armenteros, responsable de la sidrería estradense Lagar de Ribela, el cese de su actividad comercial. La situación de crisis generalizada provocada por el COVID y las restricciones para evitar su propagación han sido los principales causantes de la inesperada despedida de una de las sidrerías pionera dentro de este pujante sector en A Estrada. Lagar de Ribela formó parte de la creación de la Asociación Maceira e Sidra da Estrada en el año 2011 y en 2012 y fueron los primeros en lanzar al mercado su propia sidra dentro del municipio. Su marcado carácter internacional ha sido finalmente uno de sus puntos débiles en esta crisis, al frenarse todas las exportaciones, especialmente al mercado de Estados Unidos.

“Lo dejamos y nos vamos a replantear el negocio de empresa. Estamos en una situación límite y después de un año así, con tan pocas ventas, los primeros en caer somos siempre los pequeños. Por ese motivo hemos decidido salir del mercado”, explicó ayer Armenteros. “Cuando iniciamos nuestro proyecto no nos imaginábamos ,ni de lejos, el reconocimiento que tendríamos en nuestra andadura, los magníficos lugares en los que hemos estado, las grandes momentos de los que hemos disfrutado y las encantadoras personas que hemos conocido. Será un alto en el camino para reinventarnos y seguir con nuevas ideas. El Lagar de Ribela seguirá siendo nuestro templo, nuestro lugar, e iniciaremos un nuevo camino creativo sin la presión empresarial. Volvemos al origen”.

“Los microproyectos como este tienen un ciclo muy corto. Preferimos dejar de tener gastos en una situación de un consumo tan bajo y de una facturación tan limitada”, explicó un Armenteros que planteó otras opciones para hacerse fuertes como la creación de un proyecto común con otros lagares. “En este caso el ser pequeños nos permite dar este paso. Si estuviésemos metidos en un gran proyecto no nos quedaría otra que tirar para delante. Esperamos sin embargo que sea algo temporal. No vamos a desaparecer. No nos vamos a ir de Galicia ni de A Estrada. Seguiremos haciendo cosas, en una línea más experimental. A lo mejor a través de una idea de asociación sin ánimo de lucro. Dejamos la parte más empresarial de este proyecto, porque si no genera beneficios todo esto se termina comiendo tu patrimonio y tu vida. Llega un momento en el que tienes que saber parar”.

En su despedida a nivel empresarial, Armenteros recordó sus orígenes. “Como microlagar fuimos los primeros de A Estrada, de Galicia y de España. Hablo de dar el paso de crear únicamente para autoconsumo a ser una empresa homologada, con todos los permisos necesarios. Fue un avance y un modelo que otros muchos siguieron después”, manifestó.

“Es un orgullo todo lo que pudimos aportar a que la manzana y la sidra se desarrollasen. Ahora hay sangre joven en el sector y nuevas ilusiones. Seguro que lo harán hasta mejor que nosotros. En nuestro caso llegamos a un nivel alto en cuanto a prestigio. Estuvimos entre las mejores sidras del mundo a nivel artesano, salimos en revistas internacionales y tuvimos mucha difusión en Estados Unidos, un mercado muy potente que nos dio un nivel de calidad y de prestigio importante. Eso fue parte del éxito y parte de los motivos para parar, porque Estados Unidos está muy tocada y se paralizó mucho la importación de productos europeos. Nuestro nivel de importación llegó a ser de un setenta por ciento y eso nos afectó de lleno”, argumentó.

“Esto tiene un componente emocional importante pero las empresas nacen y mueren cada día. Están cayendo empresas en Galicia de más de cien años. Es ley de vida. No hay nadie eterno”, afirmó un hombre cuyo trabajo en el mundo de la sidra se inició mucho antes de la creación de la empresa. “La sidra de Lagar de Ribela salió al mercado en 2012 pero llevamos muchos años, cerca de 25, relacionados con la sidra. Yo fui a los primeros curso de poda de sidra que hubo en A Estrada. Fueron muchos años dentro del movimiento sidrero estradense antes de tomar la arriesgada decisión de comarcializar nuestra sidra”, recordó.